La secuela de la cinta que en 1988 volvería el arte de Tim Burton en un fenómeno mundial y haría de Michael Keaton el demonio más divertido y extraño del cine al fina llega este 5 de Septiembre a la pantalla grande y no solo los fans están celebrando. La cinta es un gran regalo para las nostalgia, los fans de varias generaciones de los personajes y un regreso a lo mejor de la extraña mente de Burton; publica MILENIO.
La trayectoria de Keaton en todos estos años ha sido una de gran variedad en sus personajes y triunfos, así que el volver al inframundo fue, sin duda, un viaje que comenzó con volver al origen.
Beetlejuice es una película que al verla de nuevo nos regresa a donde estábamos cuando la vimos por primera vez. ¿A ti te pasa eso?
Sí, aunque mi trabajo es diferente de tu trabajo, todo lo que tienes que hacer es verlo, yo tengo convertirme en él. Así que, sí, me tomó un poco, me aseguré de ver el filme de nuevo antes de empezar a trabajar en el segundo. No sé cómo lo hubiera hecho si no lo hubiera visto de nuevo. Pero luego, una vez que comenzamos, simplemente clickeé de vuelta. Y estabamos ahí de regreso.
¿Es verdad que para Beetlejuice improvisas mucho?
Bastante. Es muy divertido. En este pelicula no improvisamos tanto como en la primera, pero siempre que hacemos estas cosas tenemos mucha libertad de crear. Y claro, Tim siempre le imprime su propio sello a todo, pero también es adaptable ¿Sabes? De lo interesante de él es que puede adaptarse tanto, porque su imagen visual es tan clara en su cabeza, que él establece lo que va a parecer. Y luego tú puedes imprimir, pero dentro de eso. Dentro del espacio creado por Tim. Y luego él ajusta un poco, pero básicamente estás trabajando dentro de lo que él ha creado como marcos de referencia.
Sé que eres amante de los periodicos, publicas muchos clips de noticias en papel, lo cual te lo agradecemos quienes aun trabajamos en ello …
Sí, hago eso mucho. Y me preocupa que los diarios vayan a desaparecer. Lo pienso mucho.
¿Es verdad que consideraste ser periodista?
Sí, sí, estudié. Y tomé en especial un curso y pensé, “Oh, creo que podría querer hacer esto”. De hecho, coincidentemente, eso fue… en la Universidad de Kent State en Ohio, donde el hubo una matanza un 4 de mayo (1970), es algo terrible muy conocido en Estados Unidos. Pues el edificio de periodismo estaba justo cerca de donde ocurrió eso, son cosas que me vienenn a la cabeza de pronto. Pero sí a ti pregunta, pensé en eso, pensé en ser periodista de manera seria por un minuto, sí.
Si hubieses sido periodista ¿Qué le preguntarias a Beetlejuice? ¿No a Michael Keaton, sino al mismisimo Beetlejuice?
(Entre risas) Le preguntaría ¿Qué demonios te pasa? De hecho si tengo muchas preguntas que quisiera hacerle, ¿De donde vienes? ¿Dónde estas todo ese tiempo cuando no te estamos viendo? Y Claro, ¿Me podrías conseguir boletos para ver Beetlejuice Beetlejuice?
Sobre Beetlejuice Beetlejuice
En la cinta ha pasado el mismo tiempo que en la vida real, el personaje de Winona Ryder, Lydia Deets, ya es una mujer con una hija, Astrid (Jenna Ortega) y aun sigue teniendo el poder de comunicarse con los muertos. Con los vivos, en particular su hija, no es tan facil hacerlo. Esa es la premisa origibal donde vemos cuanto le afectaron los eventos de 1988 a Lydia, su constante páico de encontrarse de nuevo con Beetlejuice y el como la vida la coloca en una situacion para tener que hacerlo de nuevo.
Los fans quedarán (quedamos) contentos con ver de regreso a los personajes originales, aunque hay nostalgia por los fantasmas orginales, Los Maitland, interpretados por Geena Davies y Alec Baldwin (Davies dijo en entrevista que no pensó que regresarían nunca porque los fantasmas no envejecen). Sin embargo los nuevos miembros del elenco: Justion Theroux,
Monica Bellucci y la misma Jenna Ortega le dan nueva ¿vida? a las historias de estos personajes que han sido clásicos ya por generaciones. Uno de los más grandes aciertos de Burton en la cinta tiene que ver con el hecho de que los efectos especiales no se ven “modernos” sino que nos regresa al mismo mundo que ya conocíamos de finales de los ochenta, uno que sigue funcionando perfectamente tres décadas y media después.
Imagen portada: Juan Carlos Bautista / MILENIO