Por José Jaime Ruiz
Mal hayan los que nunca se equivocan; jamás tienen razón.
// Príncipe de Ligne
La deriva autoritaria del conservadurismo ya tiene su evidencia en los actos sediciosos promovidos por Claudio X. González, el gerente fracasado de la oligarquía, y Norma Piña y su Cártel de la Toga. La falaz disyuntiva entre dictadura o democracia encontró a sus firmantes en el lado autoritario y hoy, como ayer, exhiben su furor antidemocrático.
Federico Bonasso lo sintetizó en un sarcástico post: “Vamos a violentar la separación de poderes para defender la separación de poderes. Vamos a violentar el proceso electoral para defender la democracia. Vamos a exceder nuestras atribuciones como Poder Judicial para detener la deriva autoritaria”.
A Claudio X. González y a Norma Piña les caen a la medida las palabras de Claudio X. contra los maestros en 2016, actualizadas al 2024 en su contra: “Están organizados para delinquir. No trafican quizá droga, trafican con el dinero nuestro y con la justicia y la democracia de los ciudadanos. Y eso es tan grave como traficar drogas. ¡Son unos pinches delincuentes!”.
En los estertores del lawfare, Claudio X. provoca los bloqueos a las vías públicas a través de liderazgos estudiantiles ficticios, quien llamó delincuentes a los maestros ahora funge, furibundo, como delincuente. Norma Piña y su Cártel de la Toga realizan un paro inconstitucional y se atreven a clausurar y pasar por encima del Poder Legislativo, tanto de la Cámara de Diputados como del Senado con sus bloqueos presenciales y jurídicos reventando la autonomía de cada organismo.
En su desesperación, Norma Piña pide una consulta a la Suprema Corte para frenar la reforma judicial, otra afrenta contra la democracia, la división de poderes y contra el voto mayoritario de los ciudadanos. Su Golpe de Estado técnico llega a destiempo, como a destiempo las actitudes delincuenciales de Claudio X. González. Para construir la alegría de la 4T se tuvo que contar con arrojo y mucho coraje. Los sediciosos de oficina judicial o empresarial carecen del coraje de la transformación, lo suyo es cólera, discurso de odio y una inmensa nostalgia por lo que fue y ya no será.
Que cada quien, a su manera, disfrute lo votado.