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Por José Francisco Villarreal

5 El líder nacional del PRI, o de lo que queda del PRI, Alejandro Moreno, lanzó un mensaje muy “sentido” al noble y sufrido pueblo de México. Denuncia la inclusión del crimen organizado en el proceso legislativo a través de amenazas e intentos de soborno a legisladores para que voten a favor de la Reforma Judicial ya aprobada en comisiones del Senado. De acuerdo. Enterados del mensaje. Sólo me gustaría saber, sobre el mensaje, de parte de quién viene. Porque la señora de los tacos de la esquina de casa, o el chavo medio loco que recoge botellas de plástico de los basureros de mi calle, podrían emitir ese u otros mensajes al pueblo de México con mayor propiedad y credibilidad. Son parte del gremio popular. Alito, me temo, hace muchos años que dejó de serlo, y no podrá volver a serlo jamás.

4 La presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, la maestra Norma Lucía Piña Hernández, apenas en la rayita del proceso para aprobar o desechar la Reforma Judicial, presentó otra propuesta de reforma. Dijo la señora que no se debe “demoler” al Poder Judicial. No tengo idea de qué propone la señora, ni de por qué lo hace a último minuto, como no sea retrasar más la reforma ya en trámite. Pero diga lo que diga, es inconcebible siquiera tomar en cuenta una propuesta emitida precisamente por la funcionaria que ha causado un enfrentamiento irreconciliable entre poderes, que actuó políticamente en las pasadas elecciones a favor de la coalición de partidos no oficialistas y de intereses económicos nacionales y extranjeros, y que ha incitado a una rebelión del personal del Poder Judicial en contra de los otros dos poderes y, además, de la voluntad de los electores consignada en las urnas. Por más endulcorada que se presente la propuesta de la tóxica ministra, hay que esperar que lleve dosis masivas de agua tofana, vitriolo, cianuro o, por lo menos, sales de higuerilla.

3 Fisgoneando en una nota en Youtube, vi que consigna que estudiantes universitarios realizaron hace días una manifestación frente a la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La nota habló de diez mil muchachos que apoyaron la Reforma Judicial. Luego, el domingo 7 de septiembre, varias notas, también en redes sociales, volvieron a consignar manifestaciones similares a favor de la reforma. Además, mostraron escenas donde manifestantes contra la reforma, los agredieron verbal y físicamente. En algunos medios convencionales sólo se destacó la manifestación de los paristas judiciales y sus simpatizantes. Incluso la cortesía republicana de estos paristas al “permitir” que los senadores accedieran a su sede a hacer su trabajo. Ante todo, los “paristas” y sus esquiroles políticos y “universitarios”, tienen derecho a manifestarse, sin coartar la libertad de que otros lo hagan, cosa que no cumplieron respecto a los estudiantes que exigen la reforma. Tienen toda la libertad para dejar de trabajar cuando quieran, pero no de impedir que otros lo hagan, en este caso, los legisladores de ambas cámaras. No, dejar pasar a los senadores no es ningún favor. Los medios parcializan el tema al destacar una presunta disposición al diálogo, y al omitir, matizar o falsear las manifestaciones populares a favor de la reforma. Recordemos que una vocera de los paristas no hace mucho dijo que los legisladores podían irse a sesionar al infierno.

2 En lo que va de septiembre, he visto cómo se han cambiado a cada rato las tácticas que tratan de boicotear la Reforma Judicial. En general van del rechazo al diálogo a su disposición a éste. He visto cómo personas, instituciones, gremios empresariales y hasta gobiernos extranjeros, han modificado su postura sobre la reforma, siempre en contra, pero por razones variables. He visto cómo partidos políticos y sujetos como el siniestro Claudio X, presionan a legisladores para bloquear la reforma. He visto cómo esos mismos se quejan de presiones a legisladores de oposición para que voten a favor. Lo único que me demuestra eso es que siguen sin asimilar el mensaje que el pueblo mexicano les mandó en las urnas el 2 de junio. No han hecho ni un acto real de contrición y de reconciliación. Siguen luchando contra el oficialismo y contra la voluntad popular como si fueran lo mismo. Siguen con la antigua estrategia de batallas masivas, donde la masiva oposición sólo es real en las fotos y videos de los medios. “Muchos” en una foto, no implica una abrumadora mayoría. Tienen sólo un objetivo apremiante: impedir la Reforma Judicial. Lo preocupante es que a estas alturas, esa “mayoría” de oropel es capaz de todo para mantener intocable un poder en el que está el germen del golpismo, el debilitamiento del equilibrio entre los tres poderes. El Poder Judicial no quieren ser un contrapeso, simplemente, se niega a tener contrapesos desde los poderes Ejecutivo y Legislativo, y mucho menos desde el pueblo.

1 Hay que aclarar. El paro de trabajadores del Poder Judicial federal no es un paro laboral, es un paro político. El Poder Judicial, incluso antes de la apocalíptica llegada de la ministra Piña, ha actuado a favor de intereses que van en contra de los intereses de los mexicanos, ha manipulado la correcta administración de la justicia, han apoyado a facciones políticas en contra del régimen actual. Hay que aclarar. El Poder Judicial, sea federal o estatal, no tiene la confianza ni el respaldo de los mexicanos. Las manifestaciones que presumen son de ellos mismos y de “simpatizantes” orquestados por grupos políticos y empresariales. Los mexicanos no tenemos “hambre de sed”, pero sí “hambre y sed de Justicia”, y este Poder Judicial parista sólo nos garantiza la inanición. La Reforma Judicial en trámite no pretende “demoler” al Poder Judicial, sino podarlo. Y son muchas las ramas podridas que lo hacen ver más frondoso de lo que es. Hay que aclarar. Los que se oponen a la Reforma al Poder Judicial en proceso, no buscan garantizar la autonomía de este pilar de nuestro sistema de gobierno. Las marchas, declaraciones contradictorias, desplantes y amenazas, no buscan una AUTONOMÍA del Poder Judicial, buscan la AUTOCRACIA. Esa misma autocracia que, con muy poca discreción, han estado ejerciendo desde que la ministra Piña asumió la presidencia de la SCJN y del CJF. Es decir, un poder no equiparable y ni siquiera paralelo a los otros dos poderes, sino un poder por encima de ellos. Algo que los mexicanos nunca permitirían si se eligen jueces, magistrados y ministros en las urnas.

0 Cualquier manifestación masiva o presión discreta a favor o en contra de la Reforma Electoral está fuera de lugar. El voto de los ciudadanos sobre este tema ya está dado, toca a los legisladores ejercerlo. La decisión de cada legislador no debe obedecer a presiones, a compromisos políticos o a subordinación a intereses económicos. La decisión de cada legislador debe obedecer a la voluntad de los electores que le otorgaron un escaño en el Congreso de la Unión, y de los electores que impusieron su mayoría en las pasadas elecciones. Cada legislador debe analizar las cifras y las tendencias de las votaciones para ambos poderes (Legislativo y Ejecutivo), y en base a eso, emitir su voto a favor o en contra. Las manifestaciones y opiniones sobre la Reforma Judicial son sólo performances. Cada legislador podrá ver eso como un espectáculo, pero no asumir su validez universal, mucho menos a través de medios de comunicación y opinólogos. El voto no otorga una patente de corso para un partido político. El voto es un referente de la voluntad popular que siempre debe sustentar cualquier decisión de cada legislador. Si no tienen tiempo de recorrer sus distritos para levantar un censo de opiniones, deberían revisar las tendencias en los resultados electorales, por lo menos. Un líder de fracción legislativa está allí para consensuar propuestas no para imponer criterios. El voto de cada legislador, no lo olvidemos, no es su voto, es el voto de los electores, de todos, de los que lo eligieron y de los que lo rechazaron.

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// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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