(La deriva autoritaria de la oposición llegó a su clímax con el ingreso de los porros de Norma Piña, Claudio X., Alito y Marko al recinto del Senado. Del Golpe de Estado técnico al Golpe de Estado a secas. La desesperación es pésima consejera. Vándalos sin causa, muestran su verdadero rostro de linchamiento, ese rostro fachista.)
Por José Jaime Ruiz
No más fintas, Aurelio, goles; no es de gambeteros, es de goles. Los partidos no se ganan con gambetas, se ganan con goles. // Claudio X. González
Claudio X. González, Norma Piña, Marko Cortés y Alejandro Moreno demostraron fehacientemente que de política saben muy poco. “La demolición del Poder Judicial no es la vía, como se pretende”, dijo Norma Piña. Tuvo razón porque no se trató de la demolición del Poder Judicial sino de la demolición de estos personajes abyectos, personeros de la oligarquía y de los más oscuros intereses trasnacionales, de los intereses de los delincuentes de cuello blanco y de los intereses de la delincuencia organizada.
La 4T sabe hacer política, lo demostró el 2 de junio. También sacar a los ratones de su ratonera, atraparlos, jugar con ellos, como lo escribió Elías Canetti en Masa y poder: “el ratón está bajo el régimen de fuerza del gato: éste lo agarró, lo mantiene apresado, su intención es matarlo. Pero apenas comienza a jugar con él, agrega algo nuevo. Lo suelta y le permite correr un trecho. No bien el ratón se vuelve y corre, escapa de su régimen de fuerza. Pero está en el poder del gato hacerlo regresar. Si le deja irse definitivamente, lo ha despedido de su esfera de poder. El espacio que el gato controla, los vislumbres de esperanza que concede al ratón, vigilándolo meticulosamente, sin perder su interés por él y por su destrucción, todo ello reunido –espacio, esperanza, vigilancia e interés destructivo– podría designarse como el cuerpo propiamente dicho del poder o sencillamente como el poder mismo”.
Norma Piña jugó a politizar el Poder Judicial desde lo oscurito preparando un Golpe de Estado técnico en una reunión decembrina con Alejandro Moreno, todavía dirigente del PRI, para allegarse el Tribunal Electoral. Cosas veredes, de la oscuridad salió a protestar meses después a las calles y a proponer un diálogo que la (auto) incriminó: el Poder Judicial es un poder corrupto donde impera el nepotismo y el tráfico de influencias. La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, aprovechó el desliz y señaló que esto era escandaloso. La secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, le dio la puntilla en la mañanera del martes 10 de septiembre exhibiendo la corrupción y la impunidad del Judicial y de la Suprema Corte de Justicia, el llamado Cártel de la Toga.
El roedor Claudio X. salió de la ratonera y gambeteó cuando olisqueó el dulce de las partes del Senado para la mayoría calificada que, en una perfecta trampa, le ofrecieron Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña. Mientras Claudio X. y su séquito se enfrascaban con los porcentajes de la mayoría calificada de 85 es igual a 86, extorsionando y hasta proponiendo el linchamiento de los “43” senadores que votaran a favor, los operadores de la 4T hicieron política tangible: allegarse los votos de los perredistas y también los de la familia Yunes y Francisco Daniel Barreda.
La Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE rechazó la reforma a los estatutos del PRI, por lo que, de aprobarse por el Consejo General, invalidaría la reelección de Alejandro Moreno. Marko Cortés derrumbó al PAN por su ineptitud, su voracidad de alcanzar el bien particular y no el bien común del partido y destrizó cualquier futuro electoral del blanquiazul. Alito y Marko, de oficio sepultureros, consiguieron su pútrido lugar en el basurero de la historia política del país. Los partidos se ganan con goles, Claudio X., y ustedes perdieron por goliza.
