Gerardo Mancebo del Castillo (1970-2000) fue un dramaturgo mexicano al que la muerte se lo llevó demasiado pronto, tenía solo 30 años y un futuro prometedor en el teatro; publica MILENIO.
Muestra de su talento es el libro: Las obras completas de Gerardo Mancebo del Castillo Trejo que publicó la Secretaría de Cultura del Municipio de Querétaro, a través de su fondo editorial Letra Capital.
En entrevista con MILENIO, el profesor y periodista Manuel Naredo, habla de la historia del proyecto que inició hace 15 años junto a Noé Morales, compilador.
“Gerardo Mancebo del Castillo era queretano, estudió en el Tec de Monterrey y yo era maestro de teatro y él estudiante. Hicimos muchas cosas juntos antes de que se fuera a Ciudad de México donde estudió con el maestro Ludwig Margules. Ahí comenzó a darse a conocer y figurar como el gran dramaturgo que fue, pero desgraciadamente murió muy joven, por una cosa muy extraña que le afectó los pulmones”.
Después de unos años, Naredo, quien fue director del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, trabajó junto a Noé Morales, dramaturgo y crítico teatral, para editar las obras de Mancebo del Castillo.
“Noé hizo toda la investigación entre sus amigos sobre las obras y también con Magda, la hermana de Gerardo y finalmente, descubrió que aparentemente había escrito nueve obras conocidas. Entonces, hicimos todo el trabajo para la edición, pero no nos dio tiempo porque se acabó mi administración en el 2009 y no pudo salir el libro, después tocamos varias puertas, hasta que encontramos la sensibilidad de Teresa García Besné, secretaria de cultura del Municipio de Querétaro y finalmente se logró y estamos muy contentos”.
Para el entrevistado, algunas características en la obra Gerardo Mancebo, es que se burlaba del mundo y tenía su propio mundo particular.
“Un mundo en el que metía sus personajes también sacados de la fantasía desbordante que tenía. Gerardo se me figura siempre como un niño, que nunca dejó de serlo, imaginando cosas y crea, no solamente sus historias y personajes, entre fantásticos y grotescos, sino también, un lenguaje que es muy especial”.
En el libro están obras como Un crimen casi perfecto, Las tremendas aventuras de la Capitana Gazpacho, Conato de amor, o el por qué de romperles el hocico a los caballos y La noche en que raptaron a Epifanía o Shakespeare lo siento mucho, terminada post mortem por Alfonso Cárcamo, entre otras.
“El uso del lenguaje de Gerardo fue complicado a la hora de revisar los textos, porque, a veces, ese error aparente era lo que él quería preguntarle al mundo y además con enorme bagaje cultural detrás de los textos. En su obra encuentran referencias de autores de la literatura universal y a veces hasta frases concretas a Calderón de la Barca o a Shakespeare, pero también a poetas”, opinó el entrevistado.
Sobre los temas le interesaban al dramaturgo, Manuel Naredo explicó que eran historias de una enorme imaginación situadas en espacios muy de sueños.
“Y evidentemente había una crítica a ciertas cosas y creo que detrás de todo esto hay una carga emocional que tiene que ver con su infancia, adolescencia, y su primera juventud en una ciudad como Querétaro y en el seno de una familia muy tradicional, entonces todas esas costumbres, esas formas de ver la vida que tienen los queretanos, tiene un poquito de ellas para que se pueda burlarse de esto en sus historias. Gerardo era una broma constante, era un humorista nato”.
Naredo reconoció que las obras de Gerardo Mancebo del Castillo no se han montado tanto como se debería en nuestro país.
“Es un escritor muy atractivo para montar sus obras, son muy divertidas y pueden funcionar muy bien, sin embargo, creo que no se conocía gran parte de ellas, vamos, es famosa La capitana gazpacho, hay muchos montajes, pero es cierto que es un autor complejo y hay algunas cosas que te pueden parecer extrañas, pero creo que con la publicación del libro va a haber muchos más montajes a lo largo del país, me parece y espero que así sea.
El entrevistado, quien también hace teatro, espera que el libro ayude a difundir la obra del dramaturgo.
“Y era importante que las obras estuvieran plasmadas en papel, en un libro para las posteriores generaciones, para que conozcan su trabajo que iba más allá de escribir las obras. A Gerardo le preocupaba mucho cómo se monta su texto y las acotaciones son una belleza y de un humor brutal y es también para que el lector conozca todas formas en las que Gerardo veía cómo podía hacerse la escenografía y sus propios montajes”.
En su honor se creó el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo de El Centro Cultural Helénico.
Imagen portada: Vicente Guitiérrez / MILENIO