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“Hablar de salud mental es algo revolucionario”: Montse Bizarro

Mañana ya no hablaremos de nada (Almadía) es la primera novela de Montse Bizarro (Barcelona, 1993), periodista especializada en temas de diversidad y neurodivergencia que busca hablar de los jóvenes, sus problemas y la salud mental; publica MILENIO.

La escritora, quien fue diagnosticada con autismo en 2021, charló con MILENIO sobre su debut con la historia de Mar y su atormentada novia Lorena, quienes viven de noche y disfrutan una Barcelona donde las drogas ofrecen un escape que las devora, y donde sus sueños cada vez están más lejos.

¿La novela fue una catarsis?

Parte de algo autobiográfico, de una relación que tuve también con una chica que fue bastante problemática, y empecé a escribirla para sacar un poco de todo ese dolor que había sentido y entender qué había pasado. Había sido muy intenso, muy emocional y quería procesarlo y comprenderlo.

¿Cómo abordaste el tema de la salud mental?

Yo siempre he tenido problemas de salud mental, tengo un círculo de amigos y trabajo con personas neurodivergentes, con discapacidad. Entonces era retratar esto, el sufrimiento de personas que yo veía y que nadie se ocupaba de ello en la literatura

«Como yo lo conozco quería mostrar estas realidades, otro tipo de formas de vincularse, de relacionarse, de experimentar el dolor mental, y también para que las personas similares puedan sentirse reflejadas, mientras que los que no conocen este tipo de realidades se puedan acercar».

¿Fue complicado hablar de ello?

Hablar de salud mental es importante, siempre lo ha sido. Cualquier persona puede atravesar un momento donde esté mal y tener algún problema crónico que se alarga más en el tiempo y puede interpelar a cualquier persona y de cualquier generación

«Antes, quizá, la gente lo vivía más en soledad, hablabas y podía parecer una persona débil, era más tabú y parecía que si seguías adelante y no lo comentabas con nadie quedabas como más fuerte. Pero ahora creo que es al revés, hablar de salud mental es algo revolucionario, mostrar las partes vulnerables es una rebelión en un mundo que quiere que lo tapemos y que no comentemos nada sobre esto, pero crear comunidad con otras personas similares, compartirlo y hablar de ello es fundamental para que este dolor sea más ligero.

¿Es una historia de amor-odio?

Sobre todo es una historia de obsesión y de desamor. Lo que quería era retratar una relación donde dominan la obsesión y reflejar que estas dos personas, en su relación, no son felices, no están en paz, no están bien, pero hay algunos componentes que no te dejan abandonar a la otra persona, cosas como “¿por qué crees que va a pasar algo si te alejas?” Me interesaba mucho analizar esta complejidad, este tipo de relaciones a nivel psicológico de por qué mantenemos ciertos vínculos cuando realmente parece que no son positivos para ninguna de las dos partes.

¿Es una razón complicada, dura?

Siempre, pero lo principal es sentir paz y cuidado. Quería dar a entender que no todo es blanco y negro, no quería una relación muy maniquea donde uno es el villano y el otro es un ángel, sino cómo las dos partes tienen grises y tienen matices, pero a veces hay que alejarse de una relación así. 

«Lorena, por ejemplo, en algunos momentos muestra su parte más humana, su parte más vulnerable, y a la protagonista le cuesta alejarse de ella porque hay ciertas rendijas, ciertos momentos de luz que le hacen que sea muy difícil alejarse».

¿Son mujeres con ansia de vivir?

Quería darle el protagonismo a personajes que siempre han estado en los márgenes, que han existido en la literatura pero de una forma muy secundaria y yo quería que se conocieran. Creo que para la generación millennial, para nosotros, es complicado construir un proyecto de vida, los alquileres están muy altos, nos cuesta mucho irnos de casa de nuestros padres, los trabajos son muy malos. 

«Son una serie de personajes que tienen desafíos psicológicos, familias desestructuradas, que son neurodivergentes de clase baja y se van sumando a ciertas condiciones o ciertos factores».

Su trabajo desde Casa Batlló

En 2021, tras recibir el diagnóstico de autismo, Montse Bizarro se empleó en Casa Batlló, en Barcelona, en el proyecto Specialisterne como especialista y responsable de un equipo de personas neurodivergentes. Desde su empleo actual en marketing y comunicación de Specialisterne, trabaja activamente para desmontar mitos sobre el autismo y promueve una visión inclusiva de la neurodiversidad.

¿Querías retratar el sufrimiento de estos personajes?

Sí, porque tienen vidas difíciles y al final, como que no pueden proyectar un futuro por sus circunstancias. Lo que hacen es vivir mucho el día a día, disfrutar del ahora, cometen algunos excesos y es su manera de canalizar todo este dolor, y quería que esto se viera y en lugar de castigar a estos personajes o juzgarlos, comprender y conocer de dónde viene este dolor, ayudarlos y acompañarlos desde un punto de vista más compasivo y no desde el castigo o el juicio.

¿Es una novela de mujeres rotas?

Quería darle el papel central a personas que nunca lo han tenido. También me parecía muy importante hablar de una relación tóxica entre mujeres y de violencia, que es algo que no se comenta demasiado, parece que esto se puede minimizar si es una mujer y es importante explicarlo. 

«Algo importante en las nuevas generaciones es que la familia ya no es algo sagrado, si no te han cuidado y estado bien, también puedes decidir desvincularte de todo esto y hacer lo que pasa en mi libro: ellas no se imaginan un futuro y por eso tienen una familia elegida«.

La presentación de Mañana ya no hablaremos de nada será en La Juanita Coffeeshop, Insurgentes Sur 230, a las 19:00 horas.

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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