En el marco de las fiestas patrias, es imposible no recordar a uno de los personajes más importantes de la Independencia de México: Miguel Hidalgo, quien pasó a la historia por encabezar el movimiento independentista, pero también por liderar a un ejército de insurgentes quienes asesinaron a miles de españoles que se oponían a su causa; publica MILENIO.
El 28 de septiembre de 1810 —un par de días después del llamado Grito de Dolores— insurgentes, liderados por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, tomaron la Alhóndiga de Granaditas y protagonizaron una masacre contra los gachupines que se encontraban en el lugar, luego de que un hombre, con una piedra en la espalda y una antorcha, derriba las puertas del recinto.
Motivos de la masacre: ¿Por qué Hidalgo odiaba a los gachupines?
Según el libro análisis de la Historia de México, entre los motivos que llevaron al cura Miguel Hidalgo a buscar la independencia del país destaca su gran resentimiento hacia los llamados gachupines, término usado para referirse a los españoles asentados en la Nueva España (México), quienes ocupaban puestos de alto rango social.
Cabe mencionar que, Miguel Hidalgo al nacer en tierras aztecas era considerado un criollo, por lo que siempre se enfrentó a los límites que la Corona Española imponía para que este sector de la población alcanzara un ascenso social.
«Aunque ante la ley los criollos eran considerados españoles, en la práctica no se les consideraba iguales. Desde el inicio de la colonia hubo tensiones entre criollos y peninsulares. Los segundos decían que las condiciones climáticas de América degeneraban el cerebro y mente de los europeos y por eso los criollos no eran tan capaces como ellos. Los criollos, sin embargo, insistían en que eran iguales y tan leales a la Corona como cualquier español. Obviamente, tanto criollos como peninsulares querían el control sobre las poblaciones indígenas y el acceso al poder político», se explica en un artículo del gobierno de Oaxaca.
Por otra parte, en el libro Para una historia social de la violencia insurgente: El odio al Gachupín, de Antonio Landavazo, habla del resentimiento hacia los españoles peninsulares tanto de José María Morelos y Miguel Hidalgo, quien siempre estuvo en contra de que los criollos no tuvieran los mismos puestos que los españoles peninsulares.
«Aunque la mayoría de la nobleza novohispana era criolla y muchos de ellos se educaban en la Universidad de México y en los colegios religiosos, había límites al ascenso social de este grupo. El virrey siempre era español y los altos cargos del Ejército los tenían los españoles«, indica el artículo del gobierno de Oaxaca.
EL DATO
Diferencie entre Criollo y Peninsular
«En la Nueva España había dos tipos de españoles: los que habían nacido en España, a los que se llamaba peninsulares, y los que habían nacido en América, es decir, los «criollos». Peninsulares o criollos, a todos los españoles se les llamaba coloquialmente gachupines».
Previo a la Independencia de México, los gachupines controlaban la economía, la política, y eran vistos como responsables de la injusticia que sufrían los criollos y las clases bajas en la Nueva España.
Fueron estas condiciones de vida y el odio que tenía Miguel Hidalgo a los peninsulares que lo llevaron a actuar con más dureza en contra de ellos; ya que aunque al principio buscaba un cambio en el sistema, la opresión por parte de los gachupines hizo que su deseo de venganza creciera, lo que llevó a la toma de la Alhóndiga de Granaditas.
De esta manera, con la arenga: «¡Viva la América! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la religión y mueran los gachupines!», Hidalgo y cientos de insurgentes protagonizaron una masacre el 28 de septiembre de 1810.
¿Qué pasó en la Alhóndiga de Granaditas?: «Mueran los gachupines»
Después del grito de Dolores, los peninsulares se refugiaron en la Alhóndiga de Granaditas —un recinto ubicado en el estado de Guanajuato—, ya que tras el inicio de la Independencia, Hidalgo había logrado juntar más de seis mil insurgentes, número que iba aumentando conforme las tropas avanzaban por el territorio nacional.
Incluso se dice que, luego de que los guerrilleros tomaran la ciudad de Salamanca (Guanajuato), el ejército de Hidalgo alcanzó los 50 mil hombres.
Fue así como el 28 de septiembre de 1810, desde las 08:00 horas, los insurgentes liderados por Miguel Hidalgo y sus aliados atacaron la Alhóndiga de Granaditas.
Pero antes, el cura había intentado dialogar con el líder de los peninsulares Juan Antonio Riaño —representante del Rey de España en Guanajuato— y quien recibió una carta por parte de Miguel Hidalgo previo a atacar el recito:
EL DATO
Carta de Miguel Hidalgo antes de atacarla Alhóndiga de Granaditas
«Yo no veo a los europeos como enemigos, sino solamente como un obstáculo que embaraza el buen éxito de nuestra empresa. Vuestra Señoría se servirá manifestar estas ideas a los europeos que se han reunido en esa Alhóndiga, para que resuelvan si se declaran por enemigos o convienen en quedar en calidad de prisioneros recibiendo un trato humano y benigno, como lo están experimentando los que traemos en nuestra compañía, hasta que se consiga la insinuada libertad e independencia; en cuyo caso entrarán en la clase de ciudadanos, quedando con derecho a que se les restituyan los bienes de que por ahora, para las exigencias de la nación, nos serviremos. Si, por el contrario, no accedieren a esta solicitud, aplicaré todas las fuerzas y ardides para destruirlos, sin que les quede esperanza de cuartel», se muestra en documentos históricos de la época.
Sin embargo, ante la negativa de los peninsulares, los insurgentes se vieron en la necesidad de tomar la Alhóndiga, un recinto en el que se almacenaban granos, pero que se había convertido en un fuerte para los gachupines tras el inicio de la Independencia.
La Alhóndiga estaba fortificada y protegida con muros gruesos y una puerta de hierro macizo, lo que dificultaba que los insurgentes pudieran entrar al recinto.
Fue así como en medio del fuego cruzado un hombre llamado Juan José de los Reyes Martínez, mejor conocido como El Pípila, pidió la autorización de Hidalgo para incendiar con una antorcha la puerta de la Alhóndiga.
De esta manera, El Pípila, con una gran piedra atada a su espalda, para protegerse de las balas, avanzó hacia la puerta de la Alhóndiga; y a pesar del intenso fuego de los peninsulares, logró abrir un boquete en la puerta, permitiendo la entrada de los insurgentes.
Una vez dentro, los insurgentes comenzaron la masacre en contra de los gachupines que se encontraban dentro del recinto.
Según el libro Historia de México, el 28 de septiembre de 1810, entre 300 y 400 gachupines fueron masacrados sin piedad, incluso después de rendirse; un acto que rompió todas las normas militares de la época.
Sin embargo, el odio y el hecho de que los insurgentes veían a los españoles peninsulares como símbolo de opresión y explotación hizo que la cacería en contra de los gachupines se extendiera durante todo el movimiento independentista.
¿Cómo ejecutaban a los gachupines en la Nueva España?
- Ejecuciones en Masa: Muchos gachupines fueron asesinados en grandes grupos. Los insurgentes ejecutaban a los prisioneros sin juicio previo, de manera rápida y violenta; además de que no se les ofrecía la oportunidad de rendirse o ser capturados con vida.
- Violencia Indiscriminada: La violencia contra los peninsulares fue extrema e indiscriminada, ya que no se hizo distinción entre combatientes y civiles; hombres, mujeres y niños presentes en la Alhóndiga fueron víctimas de la masacre y durante todo el movimiento de independencia.
- Destrucción Brutal: Durante la matanza en la Alhóndiga, los insurgentes también destruyeron partes del edificio. El almacén sufrió graves daños, y la violencia se extendió a la destrucción de propiedad.
- Ejecuciones Individuales y Tortura: Algunos prisioneros fueron ejecutados individualmente. Se dice que algunos sufrieron torturas antes de ser asesinados; los relatos históricos sugieren que la brutalidad fue extrema y que la rendición de los gachupines no evitó su muerte.
La toma de la Alhóndiga de Granaditas significó un impulso para los guerrilleros en su lucha para alcanzar la independencia de México, ya que luego de haber recuperado el estado de Guanajuato, siguieron con rumbo a la ciudad de Valladolid (Michoacán), y así hasta liberarse por completo del pueblo español.
Imagen portada: Rafael Mejía / MILENIO