asd

Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El cártel de las escobas mágicas: cinco familias barren la Ciudad de México

Tienen una base empobrecida y una cúpula millonaria, como los cárteles. Cinco proveedores ganan 522 mdp por barrer las calles de las alcaldías de la Ciudad de México.

Uno de los sonidos más entrañables de la Ciudad de México es el de la vara de perlilla cuando al amanecer roza el pavimento, como una lija suave de naturaleza muerta que acaricia calles y avenidas. Ahí es donde aparece el barrendero del barrio, que lleva consigo su carrito cargado de costales, tambos, bolsas de basura y muchas de estas varas, amarradas a un palo largo con el que arma su escoba; informó MILENIO.

Estas escobas han acompañado grandes historias. Son parte del atuendo caricaturizado de las “brujas” de la Europa medieval, que en realidad eran mujeres herbolarias que usaban los palos de las escobas para frotarse ungüentos hasta donde sus manos no llegaban; en la película El Barrendero (1982), Cantinflas exaltó la labor de este oficio mientras bailaba alegremente con su escoba de vara de perilla; la vox populi dice que los barrenderos venden sus escobas y eso es corrupción, desconocen que el negocio millonario está en otra parte.

Existe otra historia fantástica alrededor de estas escobas rústicas de vara de perlilla y se da en la Ciudad de México, la sexta más grande del mundo, con 22.2 millones de habitantes incluyendo la zona conurbada, según estimaciones del programa ONU-Hábitat (2022). Y también hacen “magia”: sus varas se originan en las faldas del volcán Nevado de Toluca y son traídas a la capital transformadas en escobas para limpiar calles y avenidas, para lo cual se tiene un ejército de cientos de miles de trabajadores que la barren de mañana, tarde y noche.

Trabajador de limpia de la Ciudad de México. | Jesús Quintanar
Trabajador de limpia de la Ciudad de México. | Jesús Quintanar

Luego las varas se desintegran y desaparecen, sin dejar rastro para la rendición de cuentas de los dineros públicos. Y si la basura de uno es el tesoro de otro, ¿por qué la suciedad, la falta de cultura cívica y el valemadrismo de los que tiran sus desechos en la vía pública no iba a ser un negocio para quienes surten la materia prima para armar estas escobas que prácticamente “barren” dinero por la ciudad?

Detrás de estas varitas rústicas, ligeras, resistentes y flexibles se esconde un negocio de 602 millones de pesos, que es lo que han comprado las alcaldías en seis años, de 2019 a 2024, de acuerdo con 141 contratos publicados en la Plataforma Nacional de Transparencia, analizados por DOMINGA.

Cinco proveedores se reparten los contratos como si fueran un cártel –el cártel de las escobas–, porque no permiten el ingreso de nuevos competidores, entregan menos cantidades de la vara de perlilla facturada y se ponen de acuerdo para no competir, por supuesto, con la ayuda de las alcaldías. Ganaron 8 de cada 10 contratos, esto es 522.5 millones, y uno solo de ellos se llevó 202 millones: Humberto Carmen González Pérez.

Es el negocio perfecto, la oferta y la demanda regida por la basura: más basura significa más escobas, más trabajadores, más contratos, más millones.

Trabajadores hacen sus propias escobas de vara de perilla. | Jesús Quintanar
Trabajadores hacen sus propias escobas de vara de perilla. | Jesús Quintanar

Todos ganan menos la ciudadanía que mira sucia la urbe, entre tiraderos clandestinos, cachivaches en las esquinas, coladeras tapadas y charcos y enormes inundaciones en la temporada de lluvias.

Los cortadores del Nevado de Toluca

Las principales proveedoras de vara de perlilla en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México son las comunidades rurales del Nevado de Toluca, donde se extrae el arbusto Symphoricarpos microphyllus H.B.K., que crece en los bosques de alta montaña, desde Nuevo México hasta Guatemala. Se explota con el permiso de los ejidatarios y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, refiere una investigación de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM 2015).

La Peñuela, San José Contadero y Buenavista son algunas de las comunidades que cuentan con cortadores que se introducen en las veredas del bosque de oyamel, parcelas y barrancas muy pronunciadas en busca de este arbusto verde. Es un trabajo de hombres –aunque recientemente se han incorporado algunas mujeres–. Buscan las varas maduras y dejan los retoños para que la planta se recupere. Pero la demanda es tal que, lamentablemente, se cortan todo el año.

El corte se hace por la mañana y por la tarde, los trabajadores las juntan una por una hasta formar rollos o atados de 200 a 250 piezas. Se deben exponer al sol entre 15 y 20 días para que se sequen y se caigan las hojas del arbusto, luego tienen tres semanas para venderlas antes de que la vara se eche a perder.

Recolección de vara de perlilla. | Jesús Quintanar
Recolección de vara de perlilla. | Jesús Quintanar

Aunque su paga es mínima, cortar la vara y recolectar otros productos no maderables apoya la economía de estas familias, dedicadas principalmente a la agricultura de papa y avena, y al pastoreo. Los más beneficiados son los empresarios que saben comercializar con las autoridades capitalinas. Hacen el pedido por teléfono y mandan el transporte para que los cortadores acomoden los rollos en camionetas de 4 y hasta 8 toneladas que salen directo a sus puntos de venta.

Nueve años después del estudio de la UAEM, la extracción y comercialización de la vara de perlilla no ha parado, al contrario. Las compras y los millones no dejan de fluir. Además, han incursionado otras comunidades en Morelos y la Ciudad de México, como Tlalpan, Milpa Alta y Magdalena Contreras.

Se pensaría que durante la pandemia habría menos basura porque la gente no podía salir, pero el plástico, unicel, cachivaches y envolturas aumentaron drásticamente. Los trabajadores de limpia y sus escobas se volvieron imprescindibles. O al menos eso dice el aumento de los contratos; la compra de las alcaldías creció 31 por ciento, pasaron de 593 mil bultos en 2019 a 778 mil en 2020. Y para la mitad de 2024 se han adquirido 711 mil bultos.

Este año, la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM) otorgó el contrato más grande en la historia de la vara de perlilla: 27 millones de pesos por 240 mil bultos, lo que equivale a la generación de mil 643 escobas al día.

Atados de 'Symphoricarpos microphyllus H.B.K.'. | Especial
Atados de ‘Symphoricarpos microphyllus H.B.K.’. | Especial

Las alcaldías quieren escobas

El Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Obras, se encarga del barrido, poda de árboles, riego y demás servicios de las vías primarias, un total de 3 mil 167 kilómetros, más el Centro Histórico. Mientras, las alcaldías se encargan del barrido manual de sus calles y la recolección de basura en sus colonias.

Las cinco alcaldías que más vara de perlilla compran son GAM, Iztapalapa, Coyoacán, Venustiano Carranza y Cuauhtémoc. Las tres primeras tienen el mayor número de habitantes de la ciudad y Cuauhtémoc, el mayor número de población flotante, 484.3 personas al día, de acuerdo con la Secretaría de Finanzas que pondera este dato a la hora de destinar las participaciones de las alcaldías. 

Venustiano Carranza no está entre las más pobladas ni con mayor superficie, su población flotante es de 128.9 mil personas al día, sin embargo, es de las que realiza más compras de vara. En 2019 superó a GAM, que tiene tres veces más habitantes y una población flotante de 143.1 mil personas.

Venustiano Carranza otorgó cuatro contratos por 14.7 millones, en bultos de 220 varas, equivalente a 255 mil escobas al año: 699 escobas al día. Mientras, GAM compró 9.3 millones en bultos de 250 varas, lo que se convirtió en 641 al día.

En teoría, las demarcaciones compran el insumo a quien ofrece las mejores condiciones, pero el análisis de los contratos revela que éstas compran caro.

Y es imposible conocer el destino final de las escobas porque reina un caos con los trabajadores de limpia y ni el Gobierno de la Ciudad de México sabe cuántos tiene. Están los de base, honorarios, nómina 8, más un ejército de 10 mil voluntarios que no cobran, pero sí barren y reciben escobas.

Los trabajadores de limpia de la Ciudad de México están sindicalizados. | Ariana Pérez
Los trabajadores de limpia de la Ciudad de México están sindicalizados. | Ariana Pérez

El único que tiene esa información es el líder del sindicato de los trabajadores de limpia, Hugo Alonso Ortiz. A él le entregan las escobas, él otorga los tramos y decide quién barre.

Existe un alto margen de maniobra entre los proveedores, las alcaldías y el sindicato porque la unidad de medición es la pieza y no el peso. Un pedido promedio de vara de perlilla para un mes oscila en 8 mil bultos con 200 varas. Para corroborar su cumplimiento habría que desatar los rollos y contar un millón 600 mil varitas durante la entrega, algo así como contar los pelos de un gato o invertir cientos de horas hombre en la verificación, cosa que por supuesto no se hace.

En Iztapalapa, según el testimonio de un supervisor que pide el anonimato, el representante sindical, el que recibe los insumos, le entregó un pedido con 100 bultos, pero le pidió que firmara como si hubiera recibido 200. Como rechazó el pedido y los 20 mil pesos de “mochada”, el sindicato lo castigó y entregan la vara a otros compañeros. Asegura que los bultos vienen incompletos, los pedidos se entregan a medias o no se entregan, pero nadie dice nada.

Los barones de la vara

Es un sistema. La revisión de los contratos en dos administraciones reveló que independientemente de si existe o no alternancia en las demarcaciones, las alcaldías entregan los contratos a solo cinco proveedores. Cinco. Y cuando lanzan licitaciones terminan “ganando” los mismos: Humberto Carmen González Pérez, Constancio Cruz Rodríguez, Rodrigo Solís Martínez, el Colectivo Ejidal Ultra del Sur y Alfredo Gutiérrez Hinojosa.

El rey de la vara perlilla se llama Huberto Carmen González Pérez. Además, gana contratos por la renta de pipas de agua y camiones de materiales, poda de árboles, remodelación de banquetas, venta de medicinas y productos farmacéuticos. En 2020 obtuvo un convenio con la Secretaría de Salud de la capital por la venta de 400 vacunas BCG, por 300 mil pesos. Además, es propietario de las empresas Grupo Forestal 2000, Inmobiliaria HCM y Espacios Nueve Diecisiete, en sociedad con María de la Luz Hurtado Carrillo.

Nació en septiembre de 1963, en el municipio de Acambay, Estado de MéxicoSeguir su rastro no es fácil. No existe en las redes sociales y no hay fotos suyas en internet, ni tiene registro de estudios superiores. Pero deja su huella en los papeles que está obligado a entregar por ser proveedor y destinatario de recursos públicos.

Se inició en el negocio de la vara de perlilla en 2004, teniendo como actividad principal la siembra y cosecha de cultivos; en 2019 incursionó en la captación, tratamiento y suministro de agua; en los servicios relacionados con el transporte; en los servicios de limpieza; en el comercio al por mayor de madera y las actividades forestales con el fin de incursionar en la venta de árboles maderables. En 2020 agregó a sus actividades el comercio al por mayor de mobiliario, instrumental médico y de laboratorio, como se lee en su constancia de situación fiscal.

Tras 20 años de negocios exitosos con entidades del gobierno local, sigue presentándose como persona física. En los últimos seis años ganó 44 contratos por más de 195.3 millones de pesos, más dos contratos por 6.9 millones que Grupo Forestal 2000 obtuvo este año en Xochimilco y Benito Juárez. Se le buscó a través de los medios de contacto que deja en sus contratos. Sus teléfonos están fuera de servicio, pero respondió por mail, quiso saber quién era la reportera y dónde se publicaría este trabajo y luego desapareció.

Los jugosos contratos para surtir vara de perilla son por adjudicación directa. | Jorge Luis Menéndez
Los jugosos contratos para surtir vara de perilla son por adjudicación directa. | Jorge Luis Menéndez

‘El hermano’, entre los más favorecidos

El segundo en la lista de los más favorecidos se hace llamar El hermano. Constancio Cruz Rodríguez buscó ser diputado federal por el PAN en 2019, por el Distrito 4 del Estado de México. En 2012 también intentó ser diputado por el PRD.

Consta en su currículum, entregado a la autoridad electoral, que es originario de Atotonilco de Tula, Hidalgo, tiene una licenciatura en Ingeniería Civil y es propietario de la empresa Jardinería Santa Cruz. También compite como persona física. En estos seis años ganó 17 contratos por 155.3 millones de pesos. El contrato más grande en la historia de la vara de perlilla fue para él, por adjudicación directa.

En septiembre de 2017, Rodrigo Solís Martínez, un proveedor menor, saltó a las grandes ligas, obtuvo en Iztapalapa un contrato de 10 millones para la poda y tala de árboles y otro por 1.5 millones por la compra de vara. Desde entonces no ha dejado de ganar jugosos contratos por este insumo. En el lapso analizado por DOMINGA consta que ha obtenido 18 contratos por 74.9 millones de pesos.

Incursionar en el negocio de estas escobas no es fácil, menos cuando hay un cártel que funciona con el beneplácito de la autoridad en las alcaldías; como lo ha vivido Enrique Salinas Guzmán, otro proveedor de la vara de perlilla que lleva años en el negocio sin mucho éxito, a pesar de que ofrece el producto a menor precio. Autoridades del Bosque de Chapultepec y de Aragón le compraron el bulto a 97 pesos, mientras que algunas alcaldías, como Magdalena Contreras, la pagaron este año en 145 pesos.

El servicio de limpieza en las calles de la capital se hizo imprescindible tras la pandemia. | Octavio Hoyos
El servicio de limpieza en las calles de la capital se hizo imprescindible tras la pandemia. | Octavio Hoyos

Su principal comprador es la Secretaría de Medio Ambiente, en nueve años (2015 a 2024) le ha dado a ganar 3.6 millones con 14 contratos. En las alcaldías no logra entrar, le hace falta “un padrino” o “un acuerdo”.

Un ‘padrino’ o un ‘acuerdo’

Enrique Salinas quiso saber cómo Rodrigo Solís Martínez había logrado incursionar en el negocio de manera tan favorable. Vía transparencia, preguntó a las alcaldías cómo, cuándo y dónde éste obtenía la vara, si cumplía con las reglas ambientales y cuál era su experiencia en este campo.

GAM, el principal cliente de Solís, respondió que todo estaba en regla. Entregó las remisiones forestales del ejido Las Lágrimas, en el Estado de México, de donde obtiene la vara, el aviso de aprovechamiento de recursos forestales no maderables, la autorización del comisario ejidal para la comercialización y el aprovechamiento del ejido (vigente hasta marzo de 2023), y el currículum que validaba su experiencia.

Por el grado de complejidad del negocio y el conocimiento de la burocracia se nota que Solís no es un improvisado. La pregunta es ¿cómo logró colarse? Cuando otros competidores con mayor experiencia no han podido.

Escoba de vara de perilla. | Jorge Luis Menéndez
Escoba de vara de perilla. | Jorge Luis Menéndez

Se buscó a los barones de la vara perlilla. Rodrigo Solís dijo en uno de sus teléfonos que él se reportaba. Enrique Salinas tampoco contestó. El que sí tomó la llamada fue Luis Roa Vega, un proveedor con seis contratos por 10.7 millones de pesos.

¿Existe un acuerdo para los contratos o por qué siempre ganan los mismos?

–No tenemos acuerdo, cada quien trabaja por su parte… siempre andamos buscando las licitaciones en las páginas del gobierno.

¿Pero el 90 por ciento se asignan de manera directa?

–Discúlpeme, eso no lo puedo contestar.

¿Cómo hizo para romper el monopolio de Humberto Carmen?

–Sí, siempre ganaba él y otros proveedores, porque antes no había competencia, pero nosotros estamos bajo el marco de la ley y trabajamos con el aprovechamiento […]. Yo creo que por tanto tiempo, siempre, y la mala calidad, a lo mejor el suministro no cumplía con las características. Hay muchos factores.

“El mercado es libre y pueden participar los que sean porque realmente la vara de perlilla no es una propiedad suya, el gobierno pone a consulta y entran quienes cumplen con las características”.

¿Cómo logró usted entrar en este negocio?

–Discúlpeme, eso no lo puedo contestar.

Los barrenderos reciben escobas a cuentagotas

Para convertir las varas en escobas se recurre a las matemáticas. En las jarcierías del mercado de La Merced, donde se encuentran los productos rústicos y se hacen compras al mayoreo, una escoba de vara de perlilla cuesta 95 pesos por mayoreo, solo que se deben encargar con semanas de anticipación. Las alcaldías compran bultos de 180 y 300 varas. Su precio promedio por unidad es de 0.68 pesos. Y una escoba se arma con 100 unidades, lo que equivale a 68 pesos.

De ahí el gran negocio de estas escobas mágicas: las alcaldías acaparan el producto y cada vez compran más y más; al tiempo que, inexplicablemente, los barrenderos de la Ciudad de México se quejan de la falta de producto. Dependiendo del trabajo y el terreno, una escoba dura de 3 a 4 días. Cuando bien les va, sus jefes les dan vara para que hagan dos escobas a la semana, pero en época de sequía ésta escasea y los han llegado a dejar hasta con una escoba al mes.

Don Erasmo, como llamaré al barrendero de mi colonia, tiene cincuenta y pocos años. Lo encuentro a las 6:40 horas de la mañana recogiendo con sus tablas un montoncito de tierra y hojas de árbol. Viste su uniforme naranja y una gorra para el sol. Después de 15 años de trabajo rudo sus manos se han hecho grandes, anchas y de piel gruesa, pero le han dado una ventaja: por la madrugada, cuando les entregan la vara para armar las escobas, le permiten agarrar lo que alcancen sus manos y él abre grande, grande sus manos y toma más que sus compañeros. La unidad de medición son sus puños.

En julio pasado estuvo de suerte porque le dieron dos manojos de vara a la semana, estima que sacó cuatro escobas de unas 75 varitas, no las contó, nadie las cuenta, solo las calculan con sus manos. Y cuando no hay, junta las que va encontrando en su camino y que caen de los árboles, con eso arma sus escobas porque, llueva o truene, barrer es su responsabilidad. Los vecinos pueden quejarse y corren el riesgo de que pidan su cambio o los castiguen.

Bultos de vara de perilla. | Especial
Bultos de vara de perilla. | Especial

Esteban es un supervisor de Parques y Jardines de la alcaldía Cuauhtémoc, lo llamamos así porque también pide el anonimato. Platico con él una mañana soleada, mientras espera arriba de su camión a que regresen los compañeros que están arreglando un parque. Se niega a una entrevista porque, dice, en el sindicato hablar de más o quejarse se castiga. Les levantan faltas administrativas o los mandan a la banca por días o semanas.

Un barrendero de la Ciudad de México gana 3 mil 574 pesos al mes. Sentarlo o no dejarlo salir a trabajar lesiona su economía.

Esteban no ve que les llegue un mayor número de varas, por el contrario, “estamos muy limitados, no hay vara y la que llega nos la cuentan estrictamente. De hecho, todos los recursos están muy limitados, guantes, uniformes, escobas, nos faltan insumos”, acusa.

Barrenderos y supervisores entrevistados afirman que los alcaldes prefieren no intervenir para no enfrentarse con el poderoso sindicato o porque hay ganancias para ambos lados. Así es el mundo de los cárteles, éste y otros no podría sobrevivir sin la ayuda de la autoridad, que en este caso es de todos los colores.

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

Etiquetas:

Compartir:

Autor: lostubos
Ver Más