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La violencia física de Norma Piña contra AMLO

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Llevar la tolerancia a normalizar la intolerancia es un sinsentido. La deriva fascista por ofuscación política, moral e ideológica, escala sus niveles de violencia. En estos días han sido agredidas las ministras de la Suprema Corte de Justicia, Loretta Ortiz y Lenia Batres, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, y el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador –hasta el recinto del Senado lo quisieron tomar por asalto. La deriva autoritaria, la deriva fascista contra los tres poderes de la Unión fue azuzada por Norma Piña, el odiador Claudio X. González y sus esbirros judiciales y legislativos. La presidenta de la Suprema Corte de Justicia y su Cártel de la Toga son corresponsables, podría decir cómplices, de las agresiones contra la investidura de miembros del Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

A López Obrador no le gusta hablar de tolerancia sino de respeto. Los intolerantes de la derecha mexicana poco respetan. Hay que tener cuidado de la deriva fascista que pasó del insulto digital a las agresiones o los intentos de agresiones físicas. Nunca la represión, pero sí la presión legal: los delincuentes deben de ser juzgados, no debe prevalecer la impunidad, ni con cercanos ni con adversarios. El Estado de derecho debe atajar el Estado de chueco de los agresores, de los fachos.

“Sucede incluso que el no poner cotos a los derechos los invalida de raíz: pues bajo su aplicación graciosa cabe todo, hasta el no derecho. Entonces el tolerante no se atreve a prohibir el insulto a fin de no recortar la libertad de expresión… de insultos; ni a castigar la manifestación pública de amenazas para no reprimir la libertad ¿de manifestarse o de amenazar? Es la incontinencia en el tolerar, su falta de reflejos para fijar sus topes, lo que ha de inquietarnos. La minoría política, por ejemplo, está en posesión de derechos en tanto minoría, entre otros el de discrepar de la opinión mayoritaria y procurar legalmente su vuelco, pero no del derecho a desacatar la voluntad de la mayoría” (Aurelio Arteta, 1998).

Así Michael Walzer: “Mi tema es la práctica de la tolerancia o, quizá mejor, lo que ella hace posible: la coexistencia pacífica de grupos humanos…” (Sobre la tolerancia, Gedisa editorial, 1998). Saltarse las trancas de la convivencia pacífica raya en la sedición. Tolerar la delincuencia organizada promovida por Norma Piña, Claudio X. González y sus hordas fascistas no promueve el respeto democrático sino la barbarie. Abrir las carpetas pertinentes está en manos de la Fiscalía General de la República. O democracia o barbarie.

(José Jaime Ruiz: Escritor y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Fue jurado y tutor del Sistema Nacional de Creadores de la Secretaría de Cultura en la especialidad de “Poesía”. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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