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Entre tlaxcalcuanes, violencia y botellazos

Por José Francisco Villarreal

5 Me pareció muy frívolo que el senador emecista Daniel Barreda saliera con la amenaza de una denuncia por desaparición forzada contra ese ente mitológico que en leyes se denomina “quien resulte responsable”. Sería sano que documentara el peligrosísimo requerimiento oficial que dizque se libró en Campeche contra su padre y contra el diputado local también emecista Paul Arce, y por qué. Que explique el apremio por el que abandonó su responsabilidad en el Senado de la República para, en un rapto de amor filial, volar, correr, hasta donde la presunta comparecencia del señor Barreda. Además, cómo es que la presencia solidaria del senador Barreda libraría al señor Barreda del presunto brete legal. Que yo sepa, el fuero legislativo no es contagioso ni siquiera por consanguinidad o transfusión. De paso, y sobre el asunto de su “desaparición forzada”, diga qué instrumentos de la Justicia y/o gobierno federal y/o campechano lo obligaron a “desaparecer” y de dónde. ¿De CDMX, de Campeche, del Senado, de su fracción legislativa, de su domicilio? Confirmar las conversaciones telefónicas con los senadores Fernández Noroña y Augusto López, podría abonar a la verdad si se exhiben los fragmentos de la “sábana” de llamadas desde los teléfonos usados cuando, según ellos afirman, se comunicaron con el senador Barreda al número telefónico acreditado ante el Senado. Aun sin conocer esos diálogos, se demostraría si el quejoso estuvo o no incomunicado, aunque sí estuvo “desaparecido” respecto a su deber legislativo. Por desgracia ya tenemos antecedentes de senadores/as que pretextan su ausencia en votaciones. Recordamos a la inolvidable senadora Bertha X. Gálvez, quien, antes de masacrar su candidatura a la presidencia de México, culpó de su negligencia a un elevador perezoso. Habrá que recordarle al senador Barreda que el caldo gordo se hace con chambarete o retazo, no con puro hueso. Sé que será muy complicado para tan preclaro senador, pero, y nada más para despejar las incógnitas pertinentes de esta enrevesada ecuación, que el interfecto también desmienta, con pelos y señas y pruebas contundentes, los dichos de Virginia Leticia Lizama Centurión, Magistrada Presidenta y Consejera del H. Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Estado de Campeche, quien, muy campechanamente, echa por tierra la triste historia de una desaparición que huele a huida.

4 Alguna vez padecí una plaga de cucarachas en casa. ¡Fue horrible! No eran las kamikazes gordas sino unas pequeñas que se colaban por doquier. Al principio todas corrían a ocultarse cuando encendía la luz. Luego ni la luz las perturbaba en su labor mercenaria y carroñera. A falta de la Haplophyton cimicidum, encontré un gel que mataba a unos cuantos bichos, pero como los tlaxcalcuanes son caníbales y voraces, devoraron sus cadáveres, se envenenaron, y en pocos días murieron todos. Me quedó la repugnante pero satisfactoria labor de retirar sus restos y desinfectarlo todo. No las extraño, pero las recuerdo al ver cómo se depuran los espacios informativos y de opinión en algunos medios. Politólogos, intelectuales y presuntos periodistas cundieron durante seis años igual de mercenarios y carroñeros que aquellos bichos. Sin pudor alguno, ni se inmutaron cuando fueron expuestos a la luz de la verdad. Ahora que se dispersan expulsados “amablemente” de los medios donde medraron, algunos acusan de censura, otros anuncian nuevos proyectos, otros se dejan llevar por aires “otoñales” y un tanto ibéricos, pocos se aferran a sus espacios de comedia (LatinUS, Atypical TV). Las empresas que han depurado sus espacios de este género de plagas no ejercen la censura, sólo acusan de recibo del desplome en su popularidad y buscan otros modelos de crítica. Los “reajustados” cometieron el error de sustentar todas sus críticas en un odio irracional contra el presidente López. Sin don Andrés, estos “críticos” especializados ya no tienen sentido, ya no pueden reciclar argumentos, su modus operandi es previsible y, además, no tienen ni la menor idea de cómo enfrentar al nuevo gobierno. España, Ucrania, Estados Unidos, San Luis de la Paz o donde quiera que se autoexilien, ninguna distancia los acercará a la audiencia y credibilidad que dilapidaron durante los recientes seis años. Tendrán, eso sí, los mismos seguidores que, o quieren escuchar lo que ellos mismos piensan, o tienen tan poco seso que necesitan que se les diga qué pensar.

3 Don Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, fue muy certero al decir que el gasto público en pensiones afecta negativamente al erario. No miente al decir que hace falta establecer y sostener una media económica en la base social que garantice su bienestar. No se trata de crear ricos sino de aliviar la carga, porque en esa base se acumula todo el estrés social. No escuché si también lo dijo, pero ese estrés social estalla no sólo en revoluciones cruentas, también en inseguridad, en violencia, en racismo, en discriminación… No sé si también lo dijo, pero vislumbro una recomendación para frenar el alza en pensiones, que supongo incluyen las que el gobierno federal otorga a los mayores de 65 años (yo entre ellos). No sé si el señor Slim sepa que hay muchos viejos que no sobreviviríamos mucho tiempo con la sola pensión del IMSS o del ISSSTE. Incluso con el anexo de la pensión federal, estamos en un brete para pagar servicios como electricidad y gas. Hay bimestres en los que vivimos en una verdadera austeridad republicana y franciscana. Si bien tenemos acceso a los servicios de salud, falta mucho para que sean como en la utópica Dinamarca de don Andrés. Yo mismo, con limitaciones de movilidad, tengo que desplazarme 16 Km, ida y vuelta, para acceder a ese servicio, e invertir dinero y horas para hacerlo. En las eternas antesalas para consulta me he enterado de casos peores que el mío. Sí, el ingeniero Slim tiene razón en que las pensiones pueden llegar a ser excesivas y lesivas para el gasto público. No se enteró que, incluso antes de la institución de pensiones federales, eran comunes notas periodísticas que daban cuenta de las carencias extremas en que vivían y morían (literalmente) pensionados del IMSS y del ISSSTE. No sé a cuánto ascenderá la pensión que ya merece el ingeniero Slim. Sin duda será muy jugosa y dirá que corresponde a su esfuerzo durante años. Pero los adultos mayores no vivieron sus años productivos rascándose las verijas sentados ante un escritorio. Bien que se sobaron el lomo para sobrevivir, a secas. Llegar a la vejez ya es todo un logro. Sólo que siempre sembraron en milpas ajenas y, magnates como el ingeniero Slim, recogieron la cosecha y les dejaron, si acaso, sólo el rastrojo. No sé si el ingeniero Slim aspire a lo mismo, pero los viejos no deseamos vivir en la opulencia, sólo queremos tranquilidad. Y los dichos del Ingeniero no nos tranquilizan. Después de todo pueden pesar más las elaboradas elucubraciones sobre la pobreza dichas por un magnate en un foro internacional, que el grito silenciado del que la sufre.

2 He visto como los rezanderos de la oposición a este régimen federal siguen con su letanía del aumento en la violencia. Acusan, por supuesto, al régimen. Unos por no frenarla, otros por causarla. Ninguno ha propuesto una solución como no sean refritos de estrategias ya probadas y fallidas o contraproducentes. Incluso hay quienes se encomiendan al patronazgo de San Genaro García Luna, mártir, víctima de un Diocleciano encarnado en el Poder Judicial… de Estados Unidos. Y sí, tienen razón, al menos en lo que se refiere al ambiente de violencia cada vez más intenso. Todos sabemos qué esperar de los grupos criminales, o en zonas inseguras, pero la violencia a la que hemos estado expuestos durante seis años, por lo menos, es todavía peor, porque ofusca nuestra razón y estimula nuestra reacción irracional. Seis años de desplazar a la crítica para imponer el odio fratricida, pueden desencadenarse en cualquier momento. “Al güey que vote en contra lo linchen al pendejo… que lo agarren a chingadazos y le den con todo al güey que no vote en contra de esta reforma”, decía una diputada local panista en Aguascalientes, y luego, cobardemente, se disculpó diciendo que “en ningún momento pretendió ser una amenaza o llamado a la agresión hacia nadie”. La “Chuya” Díaz, podrá decir que su oratoria es pésima, pero no que no dijo lo que dijo. Y este sólo es un botón de muestra, las redes sociales estuvieron y siguen estando llenas de exabruptos así o más brutos y brutales. En sólo una red social, la agresión de un “abogado” contra el presidente del Senado estuvo saturada de comentarios que no sólo festejaban la violencia del troglodita, además pedían que se generalizara. Si alguien ha tenido estómago para leer Mi Lucha, escrita hace décadas por el innombrable de las redes sociales, notará que el método es el mismo: no hay propuestas políticas, hay señalamientos a culpables, un paso antes de justificar su explotación y exterminio. Los ánimos están caldeados, todavía más por la derrota de la oposición y de los poderes fácticos en las urnas. La violencia está a flor de piel. Ya ha distanciado a amigos y familias. La caldera seguirá acumulando presión cuando el objeto de ese odio feroz, don Andrés, salga de la escena política. Y como toda caldera, estallará no por lo que está alrededor de ella sino por la porquería que tiene dentro.

1 Me decía un vecino que le divierte mucho la senadora Lilly Téllez, es decir, la señora María Lilly del Carmen Téllez García. Dice, y dice bien, que oírla despotricar en el Senado, sea desde tribuna o desde su curul, es como ver un pleito callejero entre dos, pero aquí condensado en una sola persona. Me dijo, no me consta todavía, que la Téllez se solidarizó con el abogado troglodita que insultó y agredió al senador Noroña, es decir, José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña. La complacencia de la Téllez por la agresión al Noroña es ilustrativa: una senadora violenta proclama la legitimidad de la violencia. Le dije a mi vecino que eso no me hace gracia, y que la imposición de la Téllez como senadora por parte del PAN fue un error. Primero, porque no fue votada por los ciudadanos de su estado, es decir, no la quieren. Segundo, porque expone una posición extremadamente radical de la derecha que no es necesariamente afín ni adecuada al tipo de derecha que representa el panismo. Esto le da la posibilidad de hacer al PAN lo que ya hizo a Morena, y saltar hacia otra propuesta política más afín y/o conveniente para ella. En resumen: creo que la Téllez no representa ni a Sonora ni al PAN. Mi vecino seguirá disfrutando de los performances de la legisladora. Yo seguiré esperando que en los requisitos para acceder a un cargo público se incluya un certificado de salud mental. Además, esperaré a ver cuándo la legisladora arrojará la toalla albiazul y se envolverá en el sacro lábaro cruzado y libertario… abiertamente.

0 El botellazo contra don Andrés es escandaloso, pero hay algo más en este incidente. La manifestación y la posterior bronca entre los paristas del Poder Judicial, medios convencionales y medios alternativos, ponen en la mesa un tema importante. Si bien las estadísticas del INEGI ya consignan la percepción negativa que tienen los ciudadanos sobre el Poder Judicial, esta trifulca es un nuevo censo para evaluarlos, ya no sólo como miembros de ese poder corrompido, además como manifestantes. ¿Qué pensarán los ciudadanos sobre estos hechos? ¿Creerán sus deslindes? ¿Los verán como trabajadores exigiendo respeto a sus derechos? ¿Los verán como porros o sediciosas tropas de asalto? ¿Qué tantos puntos les suma a su movimiento el ataque al presidente con mayor popularidad en décadas? ¿Son estos los equilibrados impartidores de la Justicia que necesita México? Aquel innombrable dictador alemán del siglo pasado también uso porros para provocar incidentes violentos. Todos sabemos el resultado.

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Vía / Autor:

// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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