La gente en Culiacán vive desde hace un mes confinada en sus hogares. Algo parecido a lo que sucedió en 2019 que obligó a todos a permanecer en casa, pero ahora, no es el covid-19 el responsable, sino la violencia producto de la guerra entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa; informa MILENIO.
Desde el 9 de septiembre que Los Mayos y Los Chapos se declararon la guerra, no hay día que no se tengan reportes de enfrentamientos, robos de vehículos, privaciones ilegales de la libertad, secuestros y presencia de hombres armados, sobre todo en la zona sur de Culiacán, que abarca las colonias La Costerita, Abastos, Bachigualato, Guadalupe, El Barrio y Barrancos.
De acuerdo con datos oficiales, hasta el domingo 6 de octubre son 149 homicidios y más de 160 denuncias formales por desaparición de personas.
Guerra entre La Mayiza y Los Chapitos
La violencia comenzó el 25 de julio, cuando Ismael El Mayo Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, fue supuestamente traicionado por Los Chapitos, quienes lo secuestraron y lo entregaron al gobierno de Estados Unidos.
Esta traición fue confirmada y narrada por El Mayo Zambada en una carta publicada el 10 de agosto, un mes antes de que comenzara la guerra.
La situación fue escalando conforme pasaron los días. De acuerdo con el reporte de incidencias diarias emitido por el gobierno federal, tras los bloqueos y enfrentamientos el 9 de septiembre, los asesinatos en Sinaloa se dispararon.
Los días más violentos de septiembre fueron el 15, cuando se informó de 14 muertes, mientras que el día 27 se reportaron 10 asesinatos, y en lo que va del mes de octubre ya suman 34 crímenes.
Entre las víctimas de la violencia está el presidente de la Unión Ganadera de Sinaloa, Faustino Hernández.
Todos estos incidentes de inseguridad obligaron a los habitantes de Culiacán a encerrarse en sus casas. Las calles de la capital de Sinaloa se quedaron vacías.
Negocios son los más afectados
Las tiendas departamentales, los restaurantes, bares, plazas comerciales, tiendas de abarrotes, farmacias, cafeterías, bancos, supermercados y hasta los Oxxo recortaron sus horarios de atención.
La economía de Culiacán se paralizó desde hace un mes. Los pequeños y medianos comercios tuvieron que recortar personal por la falta de ventas, algunos cerraron de manera definitiva. Tan sólo en el centro más de 80 negocios bajaron sus cortinas para siempre.
”Estamos hablando de que esta crisis de inseguridad ha motivado el cierre de al menos 80 negocios solamente en el primer cuadro de la ciudad. Se habla de al menos 300 en lo que es la zona urbana, y están en riesgo de 300 a 3 mil micros y pequeños comercios en Culiacán”, advirtió el presidente de la Unión de Comerciantes del Centro Histórico de Culiacán, Oscar Sánchez.
En el primer cuadro de la ciudad calculan pérdidas por 2 mil millones de pesos por bajas ventas debido a la inseguridad, mientras que la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) habla de 4 mil millones de pesos, y las organizaciones industriales de Sinaloa, advierten de 8 mil millones de pesos, cifra récord, que aseguran los empresarios, superan las pérdidas reportadas durante la pandemia.
Al caminar por el centro de Culiacán se pueden apreciar negocios cerrados; los más afectados fueron: los establecimientos de venta de accesorios para celulares, comida rápida, ropa y souvenirs.
En esa zona se ubica el Hotel San Francisco, que también cerró sus puertas. “Hasta nuevo aviso”, se lee en un mensaje escrito en una cartulina verde. La puerta del lugar fue cerrada con candado porque los asaltos están a la orden del día.
En Culiacán no hay policías desde hace más de veinte días. Los oficiales municipales y de tránsito fueron acuartelados y desarmados para una revisión de la licencia colectiva de portación de armas.
Ante la falta de vigilancia, los delincuentes de poca monta hicieron de las suyas. En redes sociales se han reportado más de una veintena de saqueos a negocios cometidos durante las noches y madrugadas. Los asaltantes violan las chapas y rompen los cristales de las tiendas y se llevan todo.
En Culiacán están peor que en la pandemia
La tienda de ropa Maja fue atracada al menos un par de ocasiones en las últimas dos semanas, los dueños optaron por cerrar y continuar las ventas en línea, como se hacía en la pandemia por covid-19.
Afuera de la tienda fue colocada una gran lona blanca: “Esta tienda está vacía. Mandamos temporalmente el inventario a Majasportswear.com para evitar más robos de madrugada. Realiza tu pedido en línea y recíbelo en tu domicilio en Culiacán en menos de 3 horas. Nos cuidamos para cuidarte. Volvemos pronto”, se lee en el texto.
Cristal es una pequeña empresaria. Hace poco más de un año, y después de ahorrar por dos años, montó una cafetería cerca de las instalaciones del Tec de Monterrey.
Antes de que comenzara la violencia vendía en promedio de 3 mil a 5 mil pesos por día, pero desde hace un mes que Los Chapitos y Los Mayos están en guerra vende alrededor de 200 a mil pesos, porque sus mejores clientes, los alumnos del Tec de Monterrey no tienen clases presenciales solo virtuales.
Cristal presume que con los pocos ahorros que le quedan, si la situación económica no mejora, en menos de dos meses tendrá que cerrar su negocio.
”La verdad para nosotros ha sido muy triste porque tenemos el año que abrimos, y cuando recién estamos agarrando clientela se viene todo para abajo con esto”.
Los músicos también se suman a la lista de desempleados en Culiacán por la inseguridad. Por la violencia todos los eventos masivos como bodas, fiestas de XV años, bautizos y cumpleaños se cancelaron.
Al ser Sinaloa la cuna de la música de banda, las agrupaciones se quedaron sin clientes y ahora tocan en las calles, entre cada alto para vivir de las propinas de los automovilistas.
La vida nocturna en Culiacán también se detuvo. Salir por las noches es un dilema por el temor a quedar en medio de una balacera. El miedo se respira en el ambiente.
El sábado 5 de octubre, MILENIO realizó un recorrido por avenidas y calles del sector Tres Ríos, el más exclusivo de Culiacán. En la calle se aprecian motociclistas que hacen la función de halcones para el crimen organizado, y que circulan por las vialidades en sentido contrario, con las luces apagadas y siguiendo a los vehículos que les resultan sospechosos.
Imagen portada: Archivo