Por José Jaime Ruiz
Para Rita Laura Segato toda “violencia tiene una dimensión instrumental y otra expresiva. En la violencia sexual, la expresiva es predominante. La violación, toda violación, no es una anomalía de un sujeto solitario, es un mensaje de poder y apropiación pronunciado en sociedad. La finalidad de esa crueldad no es instrumental. Esos cuerpos vulnerables en el nuevo escenario bélico no están siendo forzados para la entrega de un servicio, sino que hay una estrategia dirigida a algo mucho más central, una pedagogía de la crueldad en torno a la cual gravita todo el edificio del poder” (La guerra contra las mujeres, 2016).
Los moneros Antonio Garci Nieto y Paco Calderón se escudan en el ejercicio de la libertad de expresión y prensa para violentar a las mujeres cuyo trabajo es la función pública y así, desde la crueldad, los cuerpos son biopolíticamente maltratados. Para los neofascistas la vileza es políticamente correcta porque fracasaron en la política, es decir, la derecha fracasó el 2 de junio. Y la “bondad” de la libertad de expresión no puede cobijar la “maldad” de sus agresiones. No hay violencia “buena”, justificar cualquier agresión en nombre de la libertad sólo multiplica los actos violentos (Jean Marie Muller. Non Violence in Education).
Si es tiempo de mujeres, también es tiempo de vileza. El analista Carlos Augusto Jiménez reveló en redes sociales una campaña digital impulsada artificialmente por grupos de trolls contra mujeres militantes de Morena. Entrevistado por SPR Informa, el especialista en neointeracción social destaca que la campaña dio inicio el pasado 11 de octubre, aproximadamente a las 20:00 horas, teniendo un pico máximo el día 13 de octubre a las 21:00 horas, generando más de 20 mil interacciones “con un sentimiento mayoritariamente negativo”.
El investigador reveló que la campaña no fue sólo contra las mujeres del movimiento de la Cuarta Transformación, sino que también arremetieron contra la presidenta Claudia Sheinbaum, el expresidente Andrés Manuel López Obrador y al secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel López Beltrán.
Del sometimiento biopolítico de Foucault a la agresión de la psicopolítica de las redes sociales. Byung-Chul Han destaca: “Cuando los ciudadanos interactúan con robots de opinión y se dejan manipular por ellos, cuando determinados actores, cuyos orígenes y motivaciones son completamente oscuros, interfieren en los debates políticos, la democracia está en peligro” (Infocracia, 2021). El ataque de Antonio Garci Nieto en contra de Andrea Chávez y Luisa María Alcalde no es una agresión solitaria, detrás del monero existen granjas de robots, personajes de la derecha y funcionarios públicos, como la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, que alientan los linchamientos digitales.
En la Mañanera del Pueblo, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó: “Cuando en redes sociales se agrede a una senadora por ser mujer, más allá de la denuncia legal, la sociedad no puede permitir que eso ocurra, porque las agresiones inician así y terminan de otras maneras… Un llamado a este caricaturista, cartonista, monero, y a otros, de que esta violencia contra las mujeres no puede convertirse en algo normal”.
En realidad, no hay discurso crítico sino discurso de odio misógino, no se les critica por su función pública sino porque son, desde su machismo, simplemente mujeres y, por tanto, no pueden gobernar. Para los neofascistas, Claudia es una calca de Andrés Manuel López Obrador, o una “presirvienta”, y Luisa María y Andrea apenas “putonas del Bienestar”. Los fracasados muestran su frustración a través del insulto. Para los defensores del neoliberalismo su rabia ciega es normal, fracasaron y entran en pánico por la transformación.
A los mensajes de poder fascista y al discurso de odio, la aplicación de la ley. La violencia de género nunca será libertad de expresión. Hay que terminar con la idea del cuerpo de la mujer como territorio de conquista. Encarcelar a Garci Nieto no acabará con la ciberviolencia, pero marcará un precedente. Ahora hay que ir contra las granjas de bots pagadas que promueven desde la derecha la cosificación y la denigración de las mujeres. Los robots no se crean solos, hay que exhibir y cortar también la mano que mece la cuna de los odiadores y de sus intereses económicos y políticos en contra del Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Los ciberdelitos no pueden quedar impunes.