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Por Emerson Segura Valencia

Al norte de Italia, en la locación de Pontida con poco más de tres mil habitantes y a media hora de Bérgamo, la fiesta anual de La Lega, fuerza política de extrema derecha, convocó el pasado 6 de octubre a los rostros del racismo y la xenofobía contemporáneos de Europa. Bajo el lema “Difendere i confini non e reato” (No es delito defender las fronteras), su líder y viceprimer ministro de Italia, Matteo Salvini tomaba el podio rodeado de los suyos, personajes que buscan emular el modelo político italiano o bien, que ya llevan años sembrando un discurso de odio hacia los migrantes fincado en la demonización de éstos, como lo es Viktor Orbán en Hungría, primer ministro desde 2010. 

A diferencia de otras ocasiones, el cónclave ultraderechista no solo era motor de la reafirmación identitaria lombarda, sino que representó un cierre de filas con Salvini, quien enfrenta una posible pena de seis años de prisión por su actuación en agosto de 2019 cuando era ministro del interior del gobierno italiano e impidió durante 19 días el desembarco de la nave de rescate español Open Arms con 147 migrantes a bordo en la isla de Lampedusa.

Geert Wilders, líder del ultranacionalista del Partido por la Libertad (PVV) de Países Bajos, en el podio con la leyenda “#IostoconSalvini” (Yo estoy con Salvini) señalaba ante los asistentes: “(Matteo Salvini), cuando estés en la corte la próxima semana, eres nuestro héroe. Te apoyamos, por eso estamos aquí, por eso cada uno de nosotros está aquí. Larga vida a Matteo Salvini. Sigue tu camino, Matteo sigue tu camino. Nunca te abandonaremos. Nunca caminarás solo”. En las elecciones generales de 2023 el PVV de Wilders quedó en primer lugar en Países bajos con 37 escaños. 

“Si continúan castigándonos, transportaremos a los migrantes de Budapest a Bruselas y los pondremos frente a las oficinas de Bruselas. Si quieren a los migrantes, que se los queden”, dijo el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien ha hecho de un discurso nacionalista y nativista su plataforma política y a denominado a su modelo político como “iliberal”.

Desde que llegó al poder en 2022, Georgia Meloni ha prometido mano dura contra la inmigración, disputándose así el espectro de la extrema derecha con Salvini.  Ahora, el Mediterráneo es principal epicentro europeo de la crisis migrante. 

Con Vox en España, Marine Le Pen en Francia, pasando por el AFD de Alemania, la ultraderecha alza la mano ya no solo como una fuerza política testimonial o marginal, como lo fue mucho tiempo, sino que ahora el acceso al poder por las vías institucionales es una realidad. El manual bolsonarista y trumpista son el eje de estas fuerzas. 

El dictador fascista Benito Mussolini aseguraba que “En toda sociedad es necesario que una parte de los ciudadanos sean odiados”. 

La próxima audiencia en el caso de los migrantes del barco Open Arms es el 18 pero no está claro cuándo se emitirá un veredicto. De momento, el espaldarazo al racismo continental es la marca de los tiempos que corren. 

Fuente:

// Con información de SPR

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: stafflostubos
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