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Genaro, Mona Bell y el Kleroterion

Por José Francisco Villarreal

5 Hace muchos años, una amiga intentó enseñarme a manejar. Era un enorme campo despejado, con un solitario tocón a la mitad. ¡Y choqué contra el tronco! Poco después, paseando en el jeep de un amigo, el vehículo se negó a marchar. Todos se bajaron a empujar, y yo me quedé al volante para dirigirlo. ¡Y choqué contra un poste! El último intento fue sobre un “vochito”, y resultó en el sensible fallecimiento de una planta de sábila en el jardín de un vecino. No. De plano no estoy hecho para manejar automóviles, ni siquiera en videojuegos. Debo ser un alma vieja, de carretas, un penco para pencos. Alguien debe manejar autos, pero yo no. Me queda bien claro cuando reflexiono sobre las novedades constitucionales respecto al Poder Judicial. Yo no entiendo demasiado los flamantes procedimientos para renovarlo, pero estoy cierto, como la mayoría de los mexicanos, de que los actuales ministros, magistrados y jueces, salvo honorabilísimas excepciones, son pésimos conductores y deben ser removidos y reemplazados. Han sido décadas de atropellar intereses individuales y colectivos al amparo de una impunidad que les daba el sentirse y proceder por encima de las leyes que deberían resguardar. Olvidan que la Constitución y sus leyes emanadas no fueron entregadas al Poder Judicial en el Monte Sinaí por Yahvé, sino por el pueblo mexicano a través de sus legítimos representantes en un Congreso de la Unión erigido en constituyente. Abrogar leyes constitucionales es su reciente intento, que no el último, para mantenerse al volante. Y la ex reforma al Poder Judicial, ahora ley constitucional, no es la única legislación que intentarán atropellar. Veremos en breve el origen de su frenesí cuando se discutan o gritoneen otras iniciativas. Al fin se muestran como lo que son: palafreneros a los que intereses políticos y económicos pusieron a dirigir al palafrén; mozos que han chocado contra el tocón más sólido: la democracia.

4 Debo ser franco y decir que no se oye serio escuchar que una tómbola determine los tiempos en las que las plazas judiciales se pondrán a votación. Estoy de acuerdo con Mona Bell: “La vida es una tómbola, tom, tom, tómbola”. Seamos honestos: el azar no es un recurso de la razón, pero la razón puede ser corrompida, no así el azar. El azar no garantiza justicia, pero sí imparcialidad, esta pata coja del Poder Judicial. Es inconcebible que se gobierne al azar, pero no que se elija al azar. En una democracia, es el elector frente a la urna. Y aún este “azar” depende mucho de su grado de politización y la cantidad de información a la que tiene acceso. Difícil tomar una decisión correcta, cuando los medios sesgan la información sistemáticamente. Recién vi una nota en TV en donde se señalan los estragos de un huracán en un municipio guerrerense y la falta de apoyo, mencionando “casualmente” que el flamante alcalde es morenista. En el mismo medio se informó de una masacre contra un grupo de personas, pero jamás se mencionó que el municipio y el estado son panistas. Darme filiación partidista sin que la información lo justifique también es meter bolitas tramposas a la tómbola. Ni hablar de la “tómbola legislativa” panista que seleccionó a sus principales adversarios como candidatos a ser “despedidos”. ¿Impugnando al azar? Como parodia, pasa, pero así no funciona el azar. ¿Por qué no incluyeron a legisladores de todos los partidos? Hubiera sido interesante el dictamen del azar. La única conclusión a la que llego es que, afortunadamente, los panistas no manejan ni la “tómbola judicial”, ni la Lotería Nacional, ni la rifa de la licuadora de una vecina. Sólo hay un detalle… Desde el origen de la democracia, en Atenas clásica, se desconfiaba de las decisiones mal razonadas en una elección, por eso inventaron el “kleroterion”, una maquinita con bolitas negras y blancas que elegía al azar entre grupos de candidatos. Elegían así a funcionarios operativos de la “polis”, legisladores y tribunales. No hay nada nuevo ni ilegal en este método que es de lo más normal en México y que incluso está regulado en nuestras leyes, sólo que se llama “insaculación”. Por supuesto, ni la maravillosa voz de Mona Bell nos hubiera hecho digerir que la vida es un “kleroterion” o una “insaculación”. Es más práctico “tómbola”, aunque se oiga poco serio. Al final, como en la primitiva e imperfecta democracia ateniense, el azar también pondrá orden o desorden en las elecciones democráticas de jueces, magistrados y ministros… como siempre. Como la vida es una tómbola, el azar siempre implica tanto riesgos como ventajas. Impugnar el azar es tratar evitarse riesgos, es decir, buscar ventajas… lo que ya no sería azar.

3 Confieso que me quedé anonadado con la reunión de la presidenta Sheinbaum con empresarios gringos. El anuncio de inversiones por un mínimo de 20 mil millones de dólares apantalla, aunque fuera sólo una intención. No me atrevo a convertir esa cifra a pesos justo ahora, durante el bimestre fatal de pagos a CFE y Naturgy. Sería abonar a mi depresión crónica. Me sorprendió la mesura en las declaraciones del embajador de EEUU, don Ken. Algo le afectaría su exilio del círculo lobista ahora que ya no puede andar como Pedro por su casa en Palacio Nacional ni en las secretarías de estado… al menos no abiertamente. En términos oficiales, la reunión fue otra bofetada al golpismo desde el Poder Judicial, aunque no frenará los intentos de intervención desde EEUU, ni el frenesí manifestante de la rebelión de jueces, magistrados y ministros. La manifestación bastante agresiva en el Palacio Nacional durante la reunión con esos empresarios extranjeros puede tener muchas lecturas. Se me antoja una muy pueril pero no por eso ilusa. En esos momentos, en los hechos, se proponía a los inversionistas gringos dos esquemas para negociar sus inversiones. Uno, el de costumbre, a través de jueces a modo. Y un juez “a modo” no tiene tarifas fijas, todo depende de la magnitud de las inversiones y de las objeciones del gobierno mexicano, la teoría del sapo y la pedrada. El otro esquema es negociar sin cuotas, con base a la certeza legal, así de simple. En medio de una economía mundial bastante trémula, y en vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, 20 mil millones de dólares en posibles inversiones significan mucho. No creo que los inversionistas extranjeros consideren al contingente de juzgadores paristas en rebelión como un factor de inestabilidad social, política o económica. Sobre todo porque ya los conocen muy bien, y saben perfectamente cuál es el origen de ese intento golpista: dinero, que no autonomía. ¿O no es verdad que las hostilidades abiertas contra los otros dos poderes del estado iniciaron cuando por ley se intentó bajarles el sueldo?

2 La Justicia en Estados Unidos salió con su batea de babas. Alargar el dictado de la sentencia a Genaro García Luna favoreció la percepción de que estaba todavía siendo enjuiciado, cuando ya había sido encontrado culpable. Ya no había presunción sino certeza de que García Luna es un criminal. Sin embargo, en México, no le faltaron defensores entre opinólogos que en su momento fueron favorecidos por este siniestro personaje. En tanto el decadente panismo de Marko Cortés fingía demencia. Que Genaro haya sido juzgado y condenado en Estados Unidos, un país donde se elige a los jueces, también deja mal parado al sistema judicial mexicano, al Poder Judicial especialmente. Es inconcebible que delitos de esa naturaleza se esfumen al cruzar la frontera. A Genaro lo condenan a poco más de 38 años de prisión, de los cuales ya ha cumplido creo que cinco. Ahora tratará de encontrar las coyunturas en el sistema penitenciario estadounidense para reducir aún más esa condena: apelaciones, “soltar sopa”, buena conducta, conversión a algún culto cristiano anglosajón, tejer chambritas para los pobres, etc. El juez Cogan no equiparó los crímenes de García Luna con los del “Chapo”, cuando el daño que un capo hace a ese país está sostenido y alentado por personajes como Genaro. La vaca muerta siempre señalará a sus asesinos: el que la degolló y el que le agarró la pata. La novela de Genaro García Luna no termina aquí. Cada muerte directa o indirecta que se atribuya a un narcotraficante durante la gestión de Genaro, puede considerarse obra también de un Secretario de Seguridad Pública que trabajó con y para narcotraficantes. Lo menos que puede hacer Estados Unidos para convencernos de que hizo justicia es asegurarse de que por lo menos no le rebajen ni un día a su sentencia. Ya veremos.

1 La sentencia a Genaro García Luna puede no ser suficiente, pero es lo bastante potente como para desecar los estanques en los que sus amigos, protegidos y secuaces, se estuvieron haciendo patos durante al menos cinco años. Lo que pasa en Estados Unidos se queda en Estados Unidos. En México sólo nos llega la confirmación de la culpa de uno de los pájaros de cuenta que empolló el panismo en el poder. Para nosotros el problema no es la jaula de Genaro, sino la libertad de todos aquellos que lo ayudaron a cometer sus actos criminales. Desde su promoción mediática hasta su vinculación con grupos criminales y, por supuesto, el uso de los recursos del estado para cometer delitos y promoverlos. Genaro García Luna no actuó solo. Felipe Calderón puede intentar dorarnos todas las píldoras que quiera, pero ya son intragables. Su “defensa” es bastante cobarde, porque deja a la deriva a su compinche y además insiste en alabar su “estrategia” contra el crimen que causó más crímenes contra más inocentes. Marko intenta un torpe deslinde pidiendo ahora explicaciones a Calderón cuando pudo pedirlas desde hace mucho tiempo, y no sólo a Calderón sino a todos los panistas que apoyaron a Genaro con su colaboración o con su silencio. La sentencia dictada contra García Luna es una sentencia extensiva contra el propio panismo y su política del disimulo. Igual a comunicadores favorecidos por el “supersecretario”. Tal vez sea momento de repasar casos como los montajes de Carlos Loret, y calibrar la verdadera intensión de los comentarios de Ciro “Insidio” Gómez Leyva. Por lo pronto, no nos distraigamos con tonterías: Genaro García Luna es una enfermedad, el virus sigue activo. Y no será Marko Cortés quien aplique la vacuna urgente que requiere el panismo.

0 El antes juez de distrito premiado con una magistratura de circuito, Juan Pablo Gómez Fierro, informó al Senado que renuncia a su magistratura y que no presentará candidatura alguna en los comicios en donde el pueblo de México elegirá a sus juzgadores. Supongo que los senadores de la 4T estaban muy “mortificados” por la posibilidad de que un adversario de tal calibre permaneciera de enconoso y contreras en el Poder Judicial. De todas maneras no faltarán jueces, magistrados y ministros que hagan estragos en tanto les llega la fecha de irse… de hecho, ya los hacen. Se admira la coherencia y se agradece la cortesía del exmagistrado Gómez. ¿Se le extrañará? No sé… Yo no.

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// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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