La tarde davidiana de ayer comenzó con la exhibición de la colección editorial “Cuadernos del armadillo”, a cargo de Verónica Murguía (viuda del poeta), Juan Pascoe y Guadalupe Alonso, directora de Casul; publica MILENIO.
“Nació por David, de su bolsillo. Él tenía invertido afectivamente mucho más que el dinero. Quería publicar poesía, a él le importaba apoyar a los poetas”, explicó a MILENIO la escritora Verónica Murguía.
En total, se imprimieron 25 títulos: cuadernillos sin lomo cosido, libros en forma (de entre 20 y 32 páginas), incluso una tarjeta de año nuevo, siempre con tirajes muy cortos (entre 24 y 100 ejemplares) con la excepción de «Ayotzinapa», del que se hicieron 450.
Cuando murió David Huerta (octubre, 2022), Murguía y Pascoe, luego de imprimir la esquela del poeta como penúltimo número, decidieron cerrar el ciclo de los «Cuadernos del armadillo». Hoy se puede ver la colección completa por primera vez en una exhibición.
Y dos más
Ayer también se presentó el número dos del Cuaderno de octubre, con la participación de la “sociedad de amigos de Huerta”: Jorge Comensal, Emiliano Álvarez, Emiliano Delgadillo, Sergio Raúl Arroyo y Carlos Ulises Mata.
“Lo queríamos muchísimo y tenemos la certeza de haber sido amigos de un poeta muy grande; hay mucho material inédito de David, noticias y un relato que se llama ‘El brazalete en el tobillo’, una reseña, una conferencia y ensayos”, explicó el escritor Emiliano Álvarez.
El número dos de este proyecto incluye reproducciones de dos retratos del poeta hechos por el artista Alberto Castro Leñero.
Por otra parte, se presentó el libro inédito Razones para no fundar una religión, publicado por el Fondo Editorial Estado de México. David Huerta trabajó en la recopilación de su poesía para el sello y fue entregada por Verónica Murguía tras la muerte del poeta.
“Son poemas inéditos de varias épocas que David había dejado casi listo y después de algunos cambios administrativos, campañas, por fin se pudo publicar el libro y está hermoso”, señaló Verónica Murguía.
Durante la entrevista, la viuda del poeta explicó que David Huerta dejaba poemas por toda su casa: “En libretas, al revés de recibos, en papelitos, en todos lados y tengo mucho material inédito y ahora estamos digitalizando todo lo que dejó para que no se pierda, porque el condenado escribía en papel revolución y se está deshaciendo, por eso era necesario conservarlo y ya veremos luego qué hacemos”.
Verónica Murguía señaló que lo que más quiere es que se siga leyendo la obra de David Huerta: “Eso le importaba mucho, que lo leyeran. Y también, a él le importaba la educación pública y quería que los muchachos leyeran poesía de todos lados, era una de sus más grandes preocupaciones”.
¿Qué es lo qué más extraña de David?
A él completo; su risa, se reía con mucha frecuencia, era un hombre muy alegre, siempre alegre”.
Para finalizar el evento, se llevó a cabo una charla sobre poesía y cultura de paz con Verónica Murguía, José Luis Martínez S (director del suplemento Laberinto) y Jorge Comensal, director de la revista de la UNAM.
Imagen portada: Araceli López