Francis Ford Coppola, una de las figuras más influyentes del cine, está presente en el Festival Internacional de Cine de Morelia con su nueva película Megalópolis, una epopeya que financió en su totalidad para dejar un testimonio de esperanza y reflexión en tiempos de crisis global. A sus 85 años, el cineasta sueña en grande y nos reta a ver más allá, porque considera que, en medio del caos, aún somos capaces de construir un “mundo digno”; publica MILENIO.
La visión de un cineasta que, después de dar vida a obras clásicas como El Padrino, Apocalypse Now y Drácula de Bram Stoker, sigue impulsando los límites del arte cinematográfico. De acuerdo con sus palabras, la película es algo que “no se ha visto antes, dense la oportunidad; la bendición será ver que el mundo no es necesariamente tan sombrío como parece, y podemos tener un final esperanzador y positivo”.
En entrevista con MILENIO, Coppola reiteró: “Somos capaces de lograrlo, si nos damos cuenta de que no están diciendo la verdad sobre quiénes son los seres humanos. Los seres humanos no son esos demagogos que dicen: ‘Oh, esas personas son animales. Esas personas que entran en nuestro país son como animales’. Ningún ser humano es un animal”, agregó sobre la crisis humanitaria, los migrantes y demás problemáticas sociales.
La clave para lograr un mundo mejor está en la reflexión, en la empatía, “queremos que nuestros niños vivan en un mundo en el que crezcan, se eduquen y sean responsables de lo que van a heredar”, por ello, considera importante que una película como Megalópolis llegue a las salas de cine del mundo, porque “es fácil ser muy pesimista y decir: hay guerras y los niños están siendo asesinados y están sucediendo cosas terribles. Y es cierto”.
Pero “es importante saber que, a pesar de que estas cosas pasan, somos una familia humana, la tuya y la mía, en todo el mundo, somos una familia de genios y no hay problema que no podamos resolver. ¿Por qué no usamos este gran talento que tenemos para resolver las dificultades y crear un mundo bueno para todos; para nuestros hijos, lo más importante, porque ellos son quienes van a heredar una pesadilla”, dijo.
Próximo estreno
Con Megalópolis, Coppola ofrece una historia que rompe con lo que Hollywood suele vender: “Para entrar en esa película, tienes que darte cuenta de que no es una cinta común, no es el tipo que te venden todo el tiempo como emocionante o que te dicen que vayas a verla. Esta no es así”, detalló el cineasta oriundo de Michigan.
Megalópolis, financiada enteramente por él mismo, tras vender parte de su negocio de vinos, tuvo un costo de 120 millones de dólares, pero su valor no se mide con dinero, Francis ha dicho que se trata de un proyecto personal y visionario, dedicado a su difunta esposa, Eleanor. Nada más importante que eso; de ahí su reflexión por un cine que apuesta por la redención, porque “¿qué les estamos vendiendo? Un poquito de felicidad”.
“Eso solo funciona si todas las personas son infelices, pero si la gente fuera feliz, no podrías venderles felicidad. ¿Significa eso que nos mantienen infelices deliberadamente porque son mejores clientes así? —cuestionó Coppola para responder de forma inmediata con una cita de Megalópolis—: Necesitamos un debate sobre el futuro, y queremos que cada ser humano en el mundo participe; queremos que se pueda hacer cualquier pregunta”.
Hoy, más que nunca, necesitamos un debate sobre el futuro, “de lo contrario, nuestros hijos nacerán en una pesadilla, ¿por qué debería un pequeño niño de dos años tener una vida miserable cuando no hizo nada para ser parte de eso? Lo que estoy diciendo en esta película no es que siempre sea un sueño, que sea dulce, pero las personas no son así. Es posible. Hay razones por las cuales las cosas son como son hoy, y no son necesarias”, dijo Coppola.
Idealismo y codicia
Megalópolis nos traslada a la ciudad de Nueva Roma, donde ocurre un enfrentamiento entre César Catilina (Adam Driver), un soñador utópico, y Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), un alcalde corrupto. Con esta historia, el cineasta simboliza las tensiones entre el idealismo y la codicia. César sueña con una ciudad donde todos pueden vivir mejor y tiene el poder de detener el tiempo, gracias al Megalón, un material inventado por él mismo para su ciudad.
Respecto al significado del tiempo, Coppola reflexionó sobre tener un poder similar al de su protagonista, pero ejercido desde el arte: “Sé un artista, porque todos los artistas controlan el tiempo: con una pintura congela el tiempo; si eres cineasta, mueves el tiempo a placer; la arquitectura es música congelada; la danza es tiempo y espacio en movimiento. Sé un artista y controlas el tiempo. Sé un abogado y construyes por el tiempo”.
Y además
El tío Paco
“El ser humano hace su mejor trabajo jugando con sus hijos. Creo que los seres humanos deberían pasar todo su tiempo jugando con sus hijos, que deberíamos hacer robots que hagan todo el trabajo restante, lo cual podemos hacer. Jugar es la mayor forma de creatividad, y jugar con nuestros hijos les enseña”, concluyó Copppola, quien por cierto, desde el primer minuto de la entrevista pidió ser llamado “El tío Paco”.
Imagen portada: Especial