La exposición Huellas de luz y oscuridad de la artista Gabriela Aguirre comparte testimonios pictóricos en la galería del Seminario de Cultura Mexicana; informa MILENIO.
La creadora dice que desde hace más de cuatro décadas dejó de lado la figuración, optando por el arte abstracto, ese que ahora presenta a los visitantes.
La muestra, conformada por pinturas, dibujos y grabados, de pequeño, mediano y gran formato, fue inaugurada en septiembre.
Aguirre cuenta que 12 de las obras expuestas fueron hechas especialmente para este espacio en 2024. Las demás piezas fueron hechas entre 2019 y 2023. Se incluyen tres piezas más antiguas, “como muestra que la temática de la exposición ha sido un constante en mi trabajo desde hace ya décadas”.
Las obras hacen alusión a las huellas que se pueden observar en los cuadros, como cuando el artista hace retoques a la propia pintura.
“El público puede apreciar qué huellas se ven, cuáles no y cómo es que vas como artista, manejando tus trazos y tus pinceladas”, dice la pintora autodidacta, que de 1986 a la fecha ha participado en varias exposiciones colectivas en Europa, Estados Unidos y México, así como en galerías y museos públicos y privados.
Con el uso de la palabra huellas en el título, quiso enfatizar en las que inciden en una obra al usar ciertas técnicas.
Puso como ejemplo tres que están pintadas con óleo sobre lino crudo, lo que provocó que cada pincelada fuera permanente, sin posibilidad de corregir. “Esas pinceladas se volvieron huellas y marcaron la pauta de la pieza”.
Aguirre comenta que la muestra presenta aspectos que la han definido como creadora: “La incorporación y el manejo de luz y sombras en mi trabajo se volvió fundamental. La luz se fue volviendo casi protagonista en mis piezas”.
Dice que hace décadas empezó a percibir la luz y la volvió protagonista de su trabajo. Por eso eligió la palabra oscuridad en lugar de sombra para la exhibición, ya que su deseo era abarcar, además de la función de las sombras a nivel pictórico, la referencia a este binomio que afecta al mundo en general.
Sin figuras
Acerca del tema de la figura ausente en sus obras, dice: “Mi obra era figurativa, los personajes de los cuadros como que contaban historias muy claras, fue muy poco tiempo que pinté así. Todavía tengo algunos cuadros de esa época que conservé, los demás los destruí porque no me gustó que las personas se iban por la historia que contaba la pieza, no se fijaban ni en la factura ni en la composición, me parece más interesante que el espectador esté frente a una pieza de arte.
“Entonces quité la figura de mi obra, que servía para contar algún relato, convirtiéndose en motivo central de mis obras desde la mirada de los espectadores, por ello me incliné por el uso de las luces y las sombras”.
Así como se tomó la libertad de eliminar a la figura de sus obras, decidió quitar de un día otro el uso excesivo de color.
“El color lo restrinjo en cada cuadro, que sea una mezcla de colores casi imperceptible, para que no se vayan con la impresión de que es un color impactante. Es una invitación a la introspección, para ver qué esconde la pintura, y de repente te acercas y ves que nada más son dos colores o hasta ocho colores, pero muy sutiles”.
David Huerta en 1994 escribió Acerca de algunos cuadros de Gabriela Aguirre: “Una curva incesante en medio de la cual una presencia ha quedado desalojada, una persona o un objeto han desaparecido. Queda la vibración de lo que estuvo ahí, pero ese ahí no ha desaparecido absoluto: valles, mares o deslizamientos de colores puros en una mezcla tormentosa y nómada, rodean y guarecen el sitio de esos movimientos de mundo. La pintora hace sus observaciones con un talante melancólico: por la forma de una ausencia consigue invocar el mundo y sus actos de presentación”.
La exhibición Huellas de luz y oscuridad estará abierta hasta el 17 de noviembre. Este miércoles 6 de noviembre a las 20:00 horas habrá un coctel y una charla con la artista.
Imagen portada: Especial