Martín Solares (Tampico, 1970) dedicó muchos años de su vida al mundo editorial; llevaba alrededor de 30 revisando y haciendo libros para otros autores y había abandonado un poco su obra. Sin embargo, un día decidió renunciar y seguir su destino como escritor; publica MILENIO.
En entrevista con MILENIO, el editor y escritor charló sobre Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque (Random House), novela que cierra un tríptico literario y fantástico con las aventuras del agente Pierre Le Noir, quien en su último desafío se enfrentará a André Breton y a los surrealistas.
—¿Valió la pena dejar la vida de editor?
Por supuesto que sí. No me he arrepentido ni un instante de haber renunciado a la vida editorial. Yo tenía más ganas de escribir mis propios libros, había muchos en fila y decidí que había llegado el momento de ajustarse el cinturón y renunciar, cambiar todo lo que fuera necesario para dedicarme a escribir. Llevo desde 2015 en esto y cuando te dedicas de tiempo completo, la literatura termina por ser muy generosa y me dio, además, dos libros de ensayo, uno infantil, dos guiones de cine, invitaciones para series y mucho trabajo.
—¿Cómo nacieron las aventuras de Le Noir?
El primer intento de escribir esta novela fue en 2002, pasé casi ocho años estudiando en Francia y en 2002 pude ver una exposición retrospectiva del surrealismo que fue potentísima. Entonces, ahí, en las notas a pie de página de las obras que estaban expuestas, encontré varias lagunas en la vida de los surrealistas y eran un polo de atracción para todo novelista. Entonces traté de resolverlas investigando a fondo las biografías y las obras que había construido cada uno de ellos y el resultado fueron estas tres novelas: Catorce colmillos, Muerte en el jardín de la Luna y Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque.
—¿Cómo te sientes por cerrar esta trilogía?
El hecho de ver publicada la tercera parte de estas aventuras me ha dado una felicidad infinita, se me olvidaron todas las cosas duras y difíciles que pasaron mientras estuve escribiendo estas novelas, entre ellas, la pandemia. Me gusta llamarlo tríptico porque no hay que leer necesariamente las otras dos novelas para entender cualquiera; pero si decides leer las tres, vas a ver a un personaje conocido que es Pierre Le Noir y conocerás cómo puede evolucionar un joven de 18 años en circunstancias extremas, como son tener que seguir a los surrealistas y ser perseguido por seres fantásticos.
—¿Por qué las novelas son policiacas con elementos paranormales?
En 2015, me di cuenta de que, por un lado, yo necesitaba vacaciones de la violencia en Tamaulipas porque había dedicado 15 años a escribir dos novelas y al mismo tiempo quería explorar más la literatura fantástica, pero no me quería deshacer del esquema y las coordenadas de la novela policiaca; entonces busqué que se mezclaran y se equilibrara el lado realista de la novela policiaca con el lado fantástico de las cosas sobrenaturales que se cuentan aquí.
“Cuando publiqué Catorce colmillos (2018) todavía no era tan frecuente los portales, la magia y los detectives de lo paranormal, no había tantos, pero ahora sobran los ejemplos desde que revivieron al doctor Strange” (risas).
Un dato interesante de Pierre Le Noir es que le ocurren cosas fantásticas, como su encuentro con mujeres vampiro que leen el tarot, fantasmas que toman café con leche o con jabalís de dos metros que viven en los cementerios de París.
—¿Y el asunto de los surrealistas?
Son tan asombrosas sus vidas que no se necesita que inventemos nada. Investigué a fondo e incluso me hice hipnotizar tres veces, un psicólogo me invitó a presenciar cómo hipnotiza a otros pacientes. Me interesaba conocer porque yo sabía que Breton fue un gran hipnotista, si él creía que era necesario hipnotizaba a alguno de los presentes y les pedía invocar fantasmas, poetas muertos, que transmitieran nuevos poemas los que estaban escribiendo en el más allá.
—¿La ficción te ayudó a cerrar las lagunas de información en los surrealistas?
Sí, yo seguí hasta donde los biógrafos conocen, y a partir de ahí empecé a inventar ciertas discusiones entre ellos, sesiones alcohólicas y poéticas con varios de los poetas malditos expulsados por Breton o las famosas reuniones que empezaban con hipnosis y terminaban invocando fantasmas del más allá a través de la plana mayor del surrealismo.
“Yo quería estar en esas sesiones y por eso inventé a Pierre Le Noir para que se infiltrara en el movimiento del París de 1927 y registrara cuidadosamente cada una de sus palabras y platicara con ellos sobre los motivos que los llevaban a crear obras de arte tan singulares, como los relojes derretidos o las planchas con clavos y todo eso. Le Noir me ayudó a tener un pretexto para enfrentarme de modo imaginario a estos artistas que siempre he admirado.
—¿El surrealismo nace en reacción a las atrocidades de la Primera Guerra Mundial?
El horror y la violencia, con ese panorama se entiende que el movimiento surrealista nació con un enorme motor que yo quise mapear en las tres novelas y seguirlo hasta un momento culminante, que es cuando aparece la revista La revolución surrealista y por fin se separan del dadaísmo, y suceden muchas cosas que para conocerlas deben leer la novela y seguir los pasos de Pierre Le Noir.
Presentación
‘Cómo vi a la mujer desnuda cuando entraba en el bosque’ se presenta el jueves 14 de noviembre en la librería Mauricio Achar (Miguel ángel de Quevedo 121), a las 19:00 horas.
Imagen portada: Juan Rodrigo Llaguno / MILENIO