Por José Jaime Ruiz
Para no defraudar a Swift: los personajes de la oposición son como alfileres: sus cabezas no son lo más importante. La traición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse. Los “lillyputienses” pululan por las redes sociales, son los que reproducen de una u otra manera las imbecilidades de la loquita del Senado, Lilly Téllez y, al creer trepar, sólo se arrastran.
Tiene razón la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo: “Ahora cada vez son más chiquitos, la verdad. Y luego, para colmo, pues ya se parecen a Miramón llamando a Maximiliano. Entonces, por eso ellos no han entendido que México cambió y la gente está despierta, participativa, contenta y estamos trabajando conjuntamente para poder atender muchos temas que todavía son importantes en el país y, entre otros, la relación con nuestro vecino del norte, que nos va a ir bien, estoy segura”.
No hay circo nacional donde crezcan los enanos. La marea rosa se convirtió en bilis y ellos se refocilan en la mediocridad del Frente “Cínico” Nacional donde destacan los “lillyputienses”: Claudio X. González, Guadalupe Acosta Naranjo, Gustavo Madero, Fernando Belaunzarán, Cecilia Soto, René Arce, Adrián LeBarón, Emilio Álvarez Icaza, José Antonio Crespo y Patricia Aguayo. Aquellos, los de entonces, siguen siendo los mismos. Como los mismos sionistas abajo firmantes que se lanzaron contra el Colegio de México. Nunca le aprendieron a George Steiner: “Soy antisionista (una posición por la que he pagado un precio muy alto, hasta el punto de que me resulta inimaginable la posibilidad de vivir en Israel) y detesto el nacionalismo militante”.
Los “lillyputienses” no entienden ni les interesa la estatura moral y política de la estadista Claudia Sheinbaum. Miramones de ocasión, ora se inclinan ante Felipe VI, ora ante Donald Trump. Cada vez más chiquitos, esos “lillyputienses” de corazón diminuto, armados con posts y con heces, se lanzan contra el gigante de la 4T “con sus pequeños rencores, con su bilis, con su rabia de enanos afeitados y miopes” (J. Sabina). Pobres.