América y Cruz Azul dejaron todo para el domingo, el juego de ida de la semifinal acabó 0-0, quedó a deber en las expectativas, más del lado de las Águilas que fueron muy cautas; sí, lo mejor que tuvieron fue su comportamiento defensivo, de nuevo impecable. Y La Máquina fue un querer y no poder, el deseo de ganar y ser mejor tampoco le alcanzó a los celestes para marcar un gol; informó MILENIO.
Al final, Jardine decidió no darle entrada ni a Valdés ni a Cáceres, los guarda para la vuelta que será una ruleta a matar o morir y ahí quizás valga la pena asumir más riesgos.
Los planes de cada equipos estuvieron bien marcados, pero fueron igual de contrastantes. Cruz Azul no fue el mismo de su visita a Tijuana, al contrario fue más parecido a lo que mostró a lo largo de la fase regular.
¡Todo para la vuelta! 🔥
— Liga BBVA MX (@LigaBBVAMX) December 6, 2024
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Mientras, América también tuvo un rostro similar al de su serie contra Toluca, se volvió a mostrar sólido y compacto en defensa, pero ahora sí fue más exigido que contra los Diablos, porque los celestes no fueron pasivos sino propositivos.
Proponer y contener
Rodó la pelota y fue Cruz Azul el que mejores sensaciones arrojó, el conjunto de Anselmi fue más reconocible que el de Jardine, que volvió a ser más contemplativo. La determinación estaba del lado celeste, que muy pronto exigió a Malagón, el portero respondió, pero fue el aviso de que La Máquina estaba decidida a terminar con la hegemonía azulcrema.
América mostró temple en defensa, igual que con Toluca, aún en los buenos pasajes cementeros no se estresó el cuadro amarillo, parecía que quería medir el pulso cruzazulino, y se dio cuenta que su rival era el mejor equipo del torneo. Apostaba a una descolgada, pero no la tuvo, porque los celestes ejercieron una presión férrea.
Se sentía ‘en casa’ La Máquina, se notaba que conoce cada palmo del terreno. En una buena jugada de Sepúlveda, éste habilitó a Romo, pero una barrida providencial de Juárez evitó un daño mayor. Respiraba América, porque en defensa tuvo momentos de apuro y en ataque no hubo noticias del cuadro azulcrema, llevaba media hora sin comparecer hasta que vino un primer intento en un cabezazo que se fue desviado. Las Águilas no le tomaban la forma al partido, pero tampoco se sentían tan estresadas porque en ataque Cruz Azul ya no era tan peligroso, tenía la pelota, pero no la fuerza en el área; solo pudieron asustar de nuevo a Malagón en un córner que Romo desvió y Rivero no alcanzó a cerrar.
Al descanso, Cruz Azul se fue fortalecido en lo moral y en lo futbolístico, se había manifestado mejor que América, un equipo superado, pero que tenía el juego ahí, vivo y a la espera de que en un momento determinado contara con una jugada. Saber sufrir también es una cualidad del equipo de Jardine.
Ligera amenaza
Y sí, en el segundo tiempo, llegaron ese par de acciones por las que aguardaba el cuadro amarillo, primero en una pelota que picó en el área y a la que llegaron Kevin y Brian, el Rayo remató, pero Mier evitó el gol. Y segundos después, el portero colombiano se lanzó para sacar un tiro de Cervantes. Todo lo que no hizo América en 45 minutos lo mostró en el 57’.
Aviso para Cruz Azul, que no podía echar confianza, pero América no se agitó, Jardine mandó a Henry por Aguirre renunciando a la posibilidad de dos puntas. Daba la impresión que las Águilas pensaban en que por activa o por pasiva no podían perder.
Se encalló el partido, al América le sobró precaución y le faltó futbol. A Cruz Azul no le alcanzó con su deseo, fue querer y no poder. Queda todo para la vuelta, y esa historia va a ser muy, muy diferente.
Imagen portada: MILENIO