Por Efrén Vázquez Esquivel
Las fiestas decembrinas, en particular las celebraciones de Navidad y la Noche del año viejo, pueden convertirse en un infierno, con afectaciones a la economía familiar, si usted llega a caer en las redes de la corrupción institucionalizada, conocida como operativos antialcohólicos.
El objetivo manifiesto de estos operativos es garantizar la seguridad pública, proteger de los conductores borrachos. Sin embargo, su objetivo oculto es otro: generar una mayor recaudación, cuyo destino no son las arcas municipales.
Si el objetivo manifiesto, real y transparente de dichos operativos fuera la seguridad vial, tratar de evitar pérdidas de vidas humanas como consecuencia de mezclar el volante y el alcohol, entonces el baremo (tabla de equivalencia entre la infracción cometida y las penas impuestas) se fundamentaría en una lógica deóntica de puntos, no en una lógica de la corrupción.
La lógica de la corrupción es una lógica sin reglas, arbitraria. Su propósito en materia vial es estimular la corrupción, para lo cual se establecen multas de Tránsito que contradicen la prohibición de multas excesivas establecida en el Artículo 22 de la Constitución.
Si el promedio de los ingresos en Nuevo León, según el Inegi, es aproximadamente de 10 mil a 12 mil pesos mensuales, y de 30 mil, 40 mil y hasta 50 mil pesos en sectores especializados, instituir multas de 8 mil pesos, 21 mil 714 pesos y hasta 65 mil 142 pesos, no es solo una desobediencia a la ley suprema, sino además, un despropósito perverso que busca por medio de excesivas multas obtener sobornos de 5 mil a 10 mil pesos por cabeza.
La lógica deóntica de puntos, en cambio, es un sistema normativo que fomenta conductas responsables mediante la evaluación y sanción de comportamientos usando una lógica de puntos.
A diferencia de la lógica de la corrupción, esta lógica sirve para evaluar y sancionar los comportamientos que afectan el orden social. Sin embargo, lo que importa son las mejoras regulatorias que generan mayores recaudaciones, como las megamultas antialcohólicas, generadoras de corrupción.