La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y la Defensa Nacional desmantelaron una célula delictiva denominada Los Colombianos, tras detener al líder de la organización y nueve personas más, en un operativo simultáneo en la Ciudad de México, Nayarit y el Estado de México; informó MILENIO.
Esta célula se dedica al tráfico de personas y falsificación de documentos. La organización era dirigida por Carlos Mario «N», de nacionalidad colombiana, quien contaba con orden de aprehensión por tráfico de personas y delincuencia organizada; además se encargaba de la logística de las operaciones en Colombia, México y Guatemala.
¿Dónde operaba la organización criminal?
La organización utilizaba un inmueble en la alcaldía Gustavo A. Madero, como base para hospedar a migrantes de diferentes nacionalidades antes de su traslado hacia el norte del país.
Además, implementaba un complejo esquema de tráfico de personas, ingresándolos al país por Tapachula, Chiapas, o Mérida, Yucatán, para luego transportarlos hacia estados como Colima, Nayarit y Baja California.
Durante el operativo, las autoridades ejecutaron dos cateos en la Gustavo A. Madero y aseguraron documentos relacionados con el tráfico de personas, entre ellos sellos, dispositivos electrónicos, un arma con municiones y una sustancia posiblemente identificada como tusi.
EL DATO
¿Qué es El Tusi?
«El tusi, conocido también como «cocaína rosa», es un término que se ha popularizado para describir una mezcla peligrosa de sustancias psicoactivas. Su nombre proviene de una deformación del 2C-B, una droga sintetizada en 1974 por Alexander Shulgin, perteneciente a la familia de las fenetilaminas», se lee en un artículo de National Geographic.
Mientras que en Tepotzotlán, Estado de México, autoridades federales liberaron a una persona migrante de nacionalidad guatemalteca.
Noticias sobre la trata de personas migrantes
En Casa Fuentes de la Ciudad de México, un albergue que en sus orígenes atendía a víctimas de violencia doméstica, con el tiempo se volvió para víctimas de trata sexual.
Ahí se encuentran, por un lado, 18 mujeres migrantes con un promedio de cuatro hijos cada una, y por otro solteras que huyeron de sus agresores proxenetas, secuestradores y traficantes que han hecho de la trata sexual un botín.
Las mujeres migrantes se han convertido en la víctima perfecta de una industria millonaria, sintetiza la directora de Casa Fuentes, pero además:
“Es muy difícil que cuenten este tipo de abusos, tienen miedo y lo consideran el precio a pagar por llegar a Estados Unidos; los tratantes las entrenan para que no delaten su condición, dicen que si dicen algo no llegarán al otro lado o irán contra sus familias”.
Hasta el 29 de octubre del presente año la estadística de la Comisión Nacional de Búsqueda registra la desaparición en México de 127 mil 87 mujeres de otros países, desde que inició el registro en 1952.
Hubo un incremento abrupto a partir de 2006, cuando inició la guerra frontal contra los cárteles de la droga.
Otros factores que contribuyen a la vulnerabilidad de las migrantes para la explotación sexual es, en efecto, la falta de documentos, y el miedo a sus captores y proxenetas que se valen de todos los recursos posibles para controlarlas.
Imagen portada: Especial / MILENIO
