La llegada de la cuarta transformación a México en el 2018 hizo dudar a muchos empresarios, micro empresas y PYMES sobre todo por el miedo de que “México será la nueva Venezuela”, puso a varios círculos a temblar. Evidentemente hoy, sabemos que jamás pasó y que no pasará, aunque la oposición trate de mandar ese mensaje catastrofista a sus aún electores; publica SPR.
La creación de un país con distribución de la riqueza parecía lejana, con las dádivas de los escasos programas sociales en los sexenios neoliberales, que solo llegaban a sus operadores de sector o colonias, que a su vez solo descargaban en el compadrazgo de sus conocidos, reconocerlo, investigarlo y analizarlo es sencillo, ¿a cuántas personas conoce usted que recibieron una televisión en la época de Peña Nieto?, en lo particular yo a ninguna, es aquí donde valoramos que los programas del último sexenio neoliberal no eran para todas y todos los ciudadanos del país.
La llegada de la marca Bienestar ha cambiado la vida de muchos sectores de la población y aunque en los aún estados opositores lo niegan, es evidente que la economía avanza en los que menos tienen y que hace circular el flujo económico en el mercado mexicano. Hace una semana los centros comerciales, así como las partes centrales de ciudades como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México en pleno lunes de este 2024 se encontraban abarrotados con las compras navideñas.
La detonación que el esquema del Bienestar promueve hace que cada familia tenga no solo para la canasta básica sino también para adquirir productos de segunda necesidad como ropa, electrodomésticos y accesorios, así como enceres domésticos, esto hace que el revolvente económico haga que todos y cada uno de los comerciantes sigan creciendo sus negocios con la verdadera dispersión de la riqueza de la nación.
La cuarta transformación ha mejorado el sistema de consumo y adquisición de bienes, así como servicios del pueblo mexicano y es por ello que el ciudadano detona la aceptación del trabajo del gobierno federal.