Después de 24 años practicando la natación artística, donde 12 fueron en la selección de primera fuerza, Jessica Sobrino finalmente decidió dejar el alto rendimiento, ya que a pesar del amor que le tiene a esta disciplina, su cuerpo le estaba cobrando factura; informa MILENIO.
Con 30 años de edad, la mexiquense comparte a MILENIO-La Afición lo que le dejó representar a México en el máximo nivel en 12 años como acróbata del conjunto mayor, donde fue pieza clave con sus ejecuciones para que el grupo consiguiera importantes resultados.
Junto a sus compañeras lograron el oro en los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y la clasificación del equipo a los Juegos Olímpicos París 2024; sin embargo, la constante caída al agua le trajo algunas consecuencias: como romperse el tímpano, lesionarse el hombro y la cadera.
Ahora Jessica Sobrino se enfoca en cumplir con otras metas personales, como atender al 100 por ciento su clínica de fisioterapia, continuar dando clases a nadadoras Masters o realizar una fundación en favor del equipo de natación artística, para que tengan el apoyo necesario y puedan superar con más facilidad los obstáculos económicos que se presenten.
Lo anterior, debido a la administración anterior donde se quedaron sin becas y sin recurso para competir por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) que dirigió Ana Guevara.
¿Cuál es tu sentir de dejar el alto rendimiento?
«Me siento satisfecha, por supuesto que me hubieran dado ganas de quedarme más tiempo, pero creo que es lo más sano para mi cuerpo y mi salud, debido a que ya había algunas lesiones. Realmente me sentía satisfecha con todo lo que ya habíamos hecho, clasificar a Juegos Olímpicos después de tanto tiempo, la medalla de oro en Juegos Panamericanos y también en las Series Mundiales, entonces me voy contenta, espero haber dejado mi granito de arena y un legado en la natación artística. Fue una decisión difícil, pero espero que vengan cosas buenas y hay muchos proyectos que tengo».
¿Cuál fue el momento más emotivo de tu carrera?
«Definitivamente fue la clasificación a los Juegos Olímpicos y eso se dio con el oro en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, un resultado bastante impresionante porque fue una competencia de película, entonces me llevó esa competencia como la más especial, la disfruté muchísimo».
¿Cuál fue tu momento más complicado?
«Hay varios, uno fue cuando me rompí el tímpano, eso me marcó durante toda mi carrera porque los 12 años con el equipo de primera fuerza con ese tímpano roto y con el tapón de oído».
«También el año pasado no se queda atrás, fue uno de los momentos más difíciles de mi carrera deportiva, como hacer lo correcto y hablar aunque diera miedo, fue un año de mucha tensión y que me hizo superarme de muchas formas. Entrar a la vía legal para recuperar apoyos, las entrevistas y decir lo correcto sin ofender a nadie, el hecho de seguir fuertes y concentradas en lo que nos tocaba hacer».
¿Qué necesitabas para otro ciclo olímpico?
«Necesitaría un oído, un hombro y una cadera nueva, con eso sí me quedaba otro ciclo. Es normal esas lesiones, porque en las acrobacias es una parte donde te lesionas muchísimo y recibes muchos golpes con el agua. Me lesioné por las acrobacias, todo mi cuerpo estaba lesionado, así que el puesto del acróbata es de valor, entonces si me quedaría, por supuesto, pero mi cuerpo ya no me da y ya sería pedirle demasiado».
¿Desde cuándo haces acrobacias?
«Empecé a hacerlas cuando ingresé a la selección de primera fuerza, en la selección junior hice una que otra por ahí, pero realmente no era mi puesto. En la selección de primera fuerza me vi obligada a hacerlo porque todas las niñas eran muy altas, todas medían más de 1.65 metros, y yo mido 1.58».
«La forma de estar dentro del equipo era ser funcional, volverme indispensable, haciendo lo que nadie realizaba, por lo que así fue cómo comencé a hacer las acrobacias, me gustó mucho, además que vi que mi lugar podía estar seguro en el equipo si seguía con ese puesto, así que aproveché la oportunidad y después me encantó hacerlas».
¿Disfrutaste volar con alto grado de dificultad?
«Me encantaba ayudar al equipo con el grado de dificultad en mis acrobacias, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos yo hice la volada con más alto grado de dificultad, por lo que me dejó satisfecha y sé que vendrán buenas chicas para hacer esa parte. El equipo saldrá adelante sin mí, vienen chicas muy talentosas y lo harán muy bien».
¿Ahora qué viene para ti?
«Lo primero que viene es abrir mi clínica a principios de enero en Lomas Verdes, soy fisioterapeuta. Lo segundo es que acabo de hacer el curso de jueceo de la World Aquatics , ya estoy certificada, así que ya puedo juecear en competencias internacionales y estoy viendo la posibilidad de hacer una fundación, porque sé que a las selecciones juveniles y de primera fuerza les hará bien tener el apoyo de una fundación y que se sientan respaldadas».
«Además, tengo un equipo Master de natación artística y seguiré entrenándolo. También seguiré haciendo la música para el equipo mayor, así que seguiré apoyando y no me quiero despegar para nada de este deporte».
Imagen portada: Santiago Chaparro / MILENIO