Por Félix Cortés Camarillo
La operación de limpieza que ha iniciado Omar García Harfuch con especial enfásis en la agresividad manifiesta de manera cotidiana en Sinaloa, ha sido mayormente mediática. Ruido sin nueces.
Un día en Mocorito, otro en Culiacán, de cuando en vez en Navolato o Mazatlán, el gobierno federal nos presume de abundantes y muy frecuentes decomisos de nutridos arsenales, decomisos que son escandalosos porque nunca se habían dado: la violencia en Culiacán no nació ayer. Tiene residencia en Sinaloa porque sus jefes han nacido, operado y vivido ahí desde hace decenios. No se manifestaba con tanta rabia precisamente porque a los señorones no les gusta ser despertados a media noche por el ruido de las metralletas y porque contaban para ello con la complicidad dócil del gobierno del Estado.
Precisamente la situación actual que ha traído a García Harfuch alternando su domicilio entre la ciudad capital del país y el estado norteño ha sido la ruptura de ese frágil equilibrio, con la trampa que el gobierno del estado le tendió por igual a los dos grupos en pugna que son además sus amigos y probables socios, los mayitos y los chapitos.
El cada vez menos aclarado secuestro, entrega, detención, o lo que haya sido de uno de los hijos del Chapo Guzmán y del némesis de la DEA, el Mayo Zambada, desató la escalada de la violencia y la reacción del gobierno central en la forma de la operación Harfuch que se menciona arriba y que manada mensajes triunfales de victorias pírricas.
Que a su vez trajo respuestas de mensaje claro. Las víctimas notables del crimen organizado son de la cercanía personal de Garcia Harfuch y a cargo de operaciones delicadas. El mensaje que mandan tiene destinatario en el propio Harfuch, que ya escapó a un atentado: el que sigues eres tú.
Eso dicen los narcomensajes de la agresión del narco. García Harfuch los conoce aunque nosotros no seamos informados de ellos. Pensar que todo esto puede esconderse bajo la alfombra de un teléfono descompuesto es un error.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¡Cuídese de los contagios, señora Presidente! Su padrino de usted no tuvo suficiente con el Congreso, la CNDH, el INAI o las comisiones de Competencia, Energía o Comunicaciones. Después del sainete que le encarga hacer para la elección del sistema judicial entero en junio próximo, ordenando le limiten los recursos, usará los fatales resultados para apoyar el argumento de la aniquilación del Instituto Nacional Electoral y acabar con una Suprema Corte de la Nación como una sucursal del poder Ejecutivo. Jugada completa, y qué viva la Pepa. Ahora, si de contagios se trata, ahí tiene al vecino atarantado. No quiere solamente anexarse México y Canadá como estrellas de la bandera USA: ahora quiere Groenlandia y el Canal de Panamá. Tírelos a Lucas a los dos, mientras puede. O por lo menos creemos que puede.