Por Félix Cortés Camarillo
Si como dicen y estoy de acuerdo Nueva York es la capital del mundo, nadie puede discutirme que Times Square, o plaza del Times, y su fiesta de Año Nuevo inventada por el dueño del diario New York Times, Adolph Ochs, es el ombligo de Nueva York. Y es una fiesta simple, aunque en los últimos años se añadieron números musicales de celebridades.
En sí, no se trata más que de ver descender una esfera cubierta de cristal y repleta de confeti mienras un reloj digital va mostrando los últimos diez segundos del año que se va. Por lo menos un millón de personas se apretujan ahí año con año.Los demás lo vemos por televisión.
El pasado martes 31, la actividad en torno a Times Squae y su seguridad fue particularmente intensa y explícita. La policía tomó posiciones estratégicas por doquier. Todos era sospechosos; cada buzón, bote de basura o probable recipiente de un objeto peligroso fue sellado. El fantasma del terrorismo y sus ataques andaba rondando.
He dicho en varias ocasiones que el siglo XXI no comenzó el primero de enero del 2021: estos tiempos trastornados que vivimos dieron comienzo la mañana del 11 de septiembre de ese mismo año, con el más espectacular, eficaz y cuidadosamente ejecutado atentado terrorista qe la Humanidad haya registrado jamás. La destrucción de las emblemátcas torres gemelas del World Trade Center. Ahí, a unos metros de Wall Street, capital mundial del dinero. A partir de ese atentado el mundo entró en un estado catatónico tratando de advinar cuándo y dónde sería el próximo golpe del terrorismo. Nuestros hábitos y reglas cambiaron para siempre.
Esta vez el golpe no se dio en Nueva York.
La calle Bourbon en Nueva Orleans es la columna vertebral del desenfreno. Cada año, en el desfile del martes de carnaval, y al grito de “show me your tits” las jovenes del desfile se despojan de lo que cubra sus pechos que no sean collares de cuentas color de oro y moradas. Dispuestas a mostrar lo que se les pida consagran a Bourbon Street como la capital del despapaye.
Tres horas y quince minutos después de que la famosa esfera se hiciera pedazos con el año 2024 el miércoles en Times Square, en Nueva Orleans y en la calle Bourbon, un individuo se lanzó a toda velocidad a bordo de una camioneta Pick up blanca sobre una multitud de briagos que seguían recibiendo el año nuevo. Hasta el momento en que esto escribo, quince personas se estima han muerto y al menos dos docenas estan lesionadas.
El evento trajo inmediatamente a la memoria el incidente en Magdeburgo, Alemania, cuando otro orate se lanzó con su vehículo para atropellar a la clientela del mercado prenavideño. Si hay o no relación entre los dos actos es algo que no se sabrá fácilmente.
No se sabrá entre otras cosas porque la policía de Nueva Orleans, al igual que la policia de Pennsylvania en el atentado contra Donald Trump en campaña, dieron muerte inmediata al agresor. En este tipo de situaciones, dice cualquier experto, hay que preservar la vida del delincuente para que proporcione información valiosa.
Ya no será, pero el 2025 ha comenzado, como nuestro siglo, bajo el signo del terrorismo.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Greg Abott es el gobernador de Texas y un entusiasta trumpiano. Por cuenta de su presupuesto estatal ya está montando su aportación al muro antimigrante en las cercanías de Piedras Negras/Eagle Pass. El gasto inútil ha de ser revertido en el futuro próximo.