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Todo sobre ‘El Bastardo’

En 2020 Ida Jessen escribió la novela El Capitán y Ann Barbara. Basado en esta pieza, tres años más el danés Nikolaj Arcel construyó un guión y dirigió El bastardo (disponible en Apple); informa MILENIO.

El bastardo es un gran elogio de ciertos valores que se alinean con eso que llamaré aquí western nórdico. La historia va de un hombre que resulta en realidad la suma de muchos otros que colonizaron su patria. Ludvig von Kahlen tiene esta misión: conquistar Jutlandia y, sin lanzarse, como tantos otros de aquel entonces a robar lo que no es suyo, plantar en el norte de Dinamarca un Edén.

Hay, claro, dos elementos que servirán al director y guionista para echar a andar un drama típico, pero bien construido, con tres actos y arcos dramáticos bien delineados: la naturaleza salvaje, un grupo de nativos y lo de siempre, el terrateniente que está aquí para recordar que el hombre es el lobo del hombre.

A decir verdad, El bastardo puede resultar un poco pesada pues se siente muy larga, pero es la clase de películas que adoran los amantes de la reflexión pausada. Todo es ver al capitán Von Kahlen adueñarse de esta tierra con trabajo y esfuerzo, en lucha con un paisaje que se mueve entre dorado y azul. Los paisajes son elegíacos y, en fin, que es una elección perfecta para quien quiera ver un drama en que florece no sólo la tierra, también un amor. El capitán, nuestro héroe, se mueve primero por el llamado de Federico V de Dinamarca y Noruega —es decir, es un hombre de lealtades—, pero Schinkel, su contraparte dramática, lo ve de otro modo. Él tiene la fuerza bruta y no reconoce otra cosa que no sea su propia voluntad. Así, cuando uno de sus siervos, junto a su esposa Ann Barbara, se refugia en “La casa del rey” (nombre con el que Von Kahlen llama pomposamente a su pequeña granja) el drama está servido, los buenos y los malos entran en batalla campal.

Por una parte, están quienes trabajan la tierra y protegen a los niños, los que respetan a la naturaleza, a su rey y a las tribus a las que no quieren llamar salvajes. Por el otro está el señor feudal. No tiene miramientos ni guía moral. No es muy difícil adivinar quién ganará, pero lo interesante de la película estriba en saber cómo. Hasta el día de hoy se rinde homenaje en Dinamarca a una piedra colocada en donde se piensa que estuvo “La casa del rey”. Desde este refugio se inició la conquista del viejo norte. Llamémosle así en referencia a westerns que fascinaban a los niños estadunidenses cuando aún se pensaba que era justo y bueno que los colonos europeos vinieran y despojaran a los nativos americanos. Pero al menos aquí, el protagonista de El bastardo se queda en casa y se mete en un problemón.

No es fácil ni para este personaje semificticio ni para todos aquellos que vivieron el drama de Von Kahlen en la vida real hacer de un brazal un jardín. En fin, que digamos que más que una película histórica El bastardo es una epopeya que exalta los límites de la buena voluntad frente a una naturaleza que resulta tan salvaje como el espíritu indomable de los poderes fácticos. Esos que generación a generación resisten el cambio. Mads Mikkelsen, este actor extraordinario, interpreta de modo magistral al ser humano cuyo anhelo consiste en definir el sitio que ocupa en el mundo. Más que conquistar Jutlandia se está desafiando a sí mismo en una auténtica lucha por ideales éticos. Aquellos con los que, en una auténtica elegía, se inspiran los héroes. No por instintos sino por amor, verdad, belleza y, claro, el honor.

Imagen portada: Especial / Laberinto

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: Staff
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