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Fabio Morábito: «Descanso profundamente de un género cuando escribo en otro»

Cuando escribes un poema, arrancas de un verso y no sabes muy bien a dónde te lleva eso. Cada uno prepara el otro y con los cuentos me pasa lo mismo, nunca tengo la historia completa y no sé qué va a pasar, lo voy descubriendo poco a poco”, dice a MILENIO Fabio Morábito (1955), quien publicó Jardín de noche (Sexto Piso).

El escritor nació en Alejandría. Sus padres son italianos y vivió su infancia en Milán, pero desde hace mucho su residencia es México.

Para Morábito, dejar la poesía por un momento y escribir un libro de cuentos representa un momento de paz; señala MILENIO.

“Descanso profundamente de un género cuando escribo en otro. No sé, por un lado son géneros bastante semejantes en cuanto a la concentración de la expresión”, agrega.

Morábito comenta que se cuida mucho de no usar una prosa poética cuando escribe cuentos.

“Se entiende prosa poética con bellas frases, con hálito poético y eso no me gusta; me gusta una prosa seca, depurada que no se vaya con cosas ornamentales, y en mi poesía igual, procuro que sea una poesía muy escueta”.

Aun así, el autor reconoce que le han dicho muchas veces que ve al poeta en sus cuentos.

“La verdad no lo veo tan claramente, pero creo que si me leyeran sin conocerme, dirían: ‘bueno, este es un narrador’, pero evito en el cuento y en la poesía ser ornamental e ir directo al grano. El novelista, por ejemplo, no tiene que cuidarse tanto de eso. En una novela tú aceptas la digresión; el salto y el paréntesis forman parte un poco de eso, pero en un cuento no puedes distraer al lector y en un poema menos.

“En el jardín de Morábito todo puede pasar y los cuentos están unidos por varios motivos, como los aviones, el gin tonic, la soledad de la mujer, el jardín nocturno y, en algunos se repite el baterista que toca en su casa para que baile su vecina; pero al mismo tiempo procuré que fueran historias muy diferentes, es decir, que no formaran nada parecido a una novela y que cada cuento se defendiera por sí solo”, explica el traductor.

Portada del libro | Especial
Portada del libro. (Especial / MILENIO)

Al acecho

En su anterior libro de cuentos (La sombra del mamut), Morábito los ubicó en espacios interiores, pero ahora ocurren en el exterior.

“El jardín es como la pequeña intemperie de la casa, pero al mismo tiempo está protegido. Ahora, el jardín nocturno es más peligroso porque no lo puedes controlar, no se deja ver como en el día y lo que ves es más como una atmósfera y la presencia de un peligro posible”.

Dice que los cuentos transcurren en lugares que todos añoramos, como un jardín.

Es que siempre ha sido un anhelo. En uno de los cuentos cito algo que es verdad: el sueño de Hitler era ganar la guerra, entre otras cosas, para que todo alemán tuviera una casita con su jardincito. Era un sueño pequeño, burgués, banal, intrascendente y para eso murieron todos los que murieron”.

En Jardín de noche aparece la frase: “Lo bueno de la vida viene con espinas”, al respecto, el escritor dice: “Hay una relación entre dos mujeres muy escabrosa: una está teniendo una aventura con el marido de la otra y ese muro de bugambilias que las divide simboliza un poco eso. Nunca podemos conocer al otro, nunca podemos saber qué tan cercano o lejano es. Las espinas conviven con las bugambilias, es decir, la belleza, la flor, la dulzura conviven con el dolor, la espina, lo que te hiere sin que tú te des cuenta, y me gustó esa imagen.

“Creo que el jardín es un poco eso. Es una creación que quiere ser amable, portadora de un mensaje muy positivo: la naturaleza finalmente domada, pero en realidad nunca lo está; en un jardín puede acechar de todo”.

Para el escritor, los temas principales de este libro son la vulnerabilidad y el no saber bien qué es lo que va a pasar, aunque aparentemente podamos tener una vida segura y muy controlada como el jardín: “En cualquier momento esto se puede desbaratar y en todos los cuentos ocurre eso”.

Sobre su deseo de que la naturaleza sea protagonista de los relatos, el autor dice: “Yo no sabía que iba a escribir varios cuentos sobre eso. Escribí uno, después sentí que podía seguir explorando esta situación de una mujer a solas en una hora nocturna, en su jardín, que puede como dejar volar un poco la fantasía o mirar cosas de su vida que en otro momento no tiene ni tiempo ni humor para hacerlo y sentía que la situación era muy vital para escribir varias cosas”.

Morábito revela que ya está escribiendo poesía, aunque lo hace de manera cautelosa. “Volví con mucho miedo, pero cuando ya tienes cinco o seis poemas, ya estás como más aliviado, porque siempre tengo miedo de que después de dos o tres libros, de escribir cuentos, pienso que ya no me van a salir los poemas, pero ahora, ya escribí algunos y estoy más tranquilo”.

Imagen portada: Natalia del Carmen / MILENIO

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: Staff
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