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Envejecimiento y literatura: ¿Optimismo o pesimismo?

Desde la sabiduría de los ancianos en las epopeyas antiguas hasta las complejidades del envejecimiento en la narrativa contemporánea, la representación de la vejez ha oscilado entre el optimismo y el pesimismo. Aquí desentrañamos cómo los escritores han abordado el tema  en sus obras y el auge de la no ficción relacionada con las técnicas antienvejecimiento y las críticas hacia esta tendencia; publica Librotea / MILENIO.

El envejecimiento en la literatura clásica 

En las obras literarias clásicas, la vejez se asociaba con frecuencia a la sabiduría y el respeto. En La Odisea, de Homero, el personaje de Néstor encarna al anciano sabio cuya experiencia sirve como guía. De manera similar, en El Rey Lear, de Shakespeare, aunque la senectud se mezcla con la tragedia, también se presenta como una etapa de reflexión y aprendizaje.

Sin embargo, con el paso de los siglos, las perspectivas sobre la vejez en la literatura comenzaron a diversificarse. En el siglo XIX, autores como Léon Tolstoi en La muerte de Iván Ilich exploraron el miedo a la muerte y el vacío existencial que puede acompañar al envejecimiento. Estas narrativas a menudo adoptaron un enfoque más pesimista, retratando la vejez como una etapa marcada por la pérdida y la soledad.

Con su lucidez y su valentía proverbiales, Simone de Beauvoir encaró la vejez desde la desdicha, y explicó por qué, desde su óptica, la existencia de los ancianos es un signo de fracaso de la civilización contemporánea.

En el siglo XX, Gabriel García Márquez y Philip Roth, por mencionar tan solo a dos, abordaron el envejecimiento con una mezcla de nostalgia y crítica. En El amor en los tiempos del cóleraGarcía Márquez retrata un amor que florece en la vejez, desafiando las convenciones sociales. Por otro lado, Roth, en Elegía, ofrece una perspectiva más cruda, enfocándose en las limitaciones físicas y emocionales de la senectud.

La narrativa contemporánea

En las décadas recientes, la literatura ha ampliado su enfoque hacia el envejecimiento.  Julian Barnes en Nada que temer y Joan Didion en El año del pensamiento mágico han explorado el envejecimiento desde una perspectiva introspectiva y emocional, con lo que reflejan un equilibrio entre el optimismo y el pesimismo. Tanto las oportunidades de crecimiento personal como los desafíos inherentes al proceso de envejecer se leen en ambos títulos.

Otro ejemplo significativo es La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero: la autora utiliza la experiencia de la pérdida para reflexionar sobre el paso del tiempo y la memoria, dando pie a una representación más matizada del envejecimiento, reconociendo su complejidad.

La no ficción y las técnicas antienvejecimiento

En la actualidad, la no ficción ha experimentado un auge en publicaciones dedicadas a técnicas y estrategias antienvejecimiento. Lifespan, de David Sinclair, y Ageless, de Andrew Steele, son dos libros que abordan este proceso de vida desde una perspectiva científica, ofreciendo recomendaciones sobre dieta, ejercicio y tecnologías emergentes para prolongar la vida y mejorar su calidad. 

En América Latina, se han publicado diversos libros que destacan la importancia de la nutrición y los cambios de hábitos para lograrlo. Guía completa de nutrición antienvejecimiento, escrita por la doctora argentina Ana Garat, es un ejemplo de ello, puesto que ofrece estrategias preventivas para limitar el envejecimiento prematuro de la piel y mejorar la salud general a través de la alimentación y hábitos de vida saludables. 

Por su parte, Medicina estética del alma, de la doctora Sandy Dueñaspropone un enfoque integral de la belleza, combinando aspectos físicos y emocionales para promover una vida plena y saludable.

No obstante, también existen detractores de esta corriente. Críticos como Susan Sontag, en su ensayo La enfermedad y sus metáforas, y Margaret Morganroth Gullette, autora de Aged by Culture, cuestionan la obsesión por mantenerse joven. Argumentan que esta tendencia refuerza estereotipos negativos sobre la vejez y promueve una cultura de la insatisfacción corporal.

La tensión entre optimismo y pesimismo

La literatura, tanto de ficción como de no ficción, refleja una tensión constante entre el optimismo y el pesimismo respecto al envejecimiento. Mientras que algunos autores celebran las posibilidades de crecimiento y redención en la vejez, otros subrayan los desafíos físicos, emocionales y sociales que enfrentan las personas mayores.

Los libros sobre longevidad y antienvejecimiento parece inclinarse hacia una visión optimista, aunque no exenta de controversia. Las críticas hacia esta tendencia apuntan a la necesidad de redefinir la vejez, no como una etapa a superar o retrasar, sino como una parte integral de la experiencia humana.

Además de los contextos culturales y sociales que moldean nuestra percepción de lo que significa envejecer, la literatura, como espejo de la humanidad, continuará explorando estas dinámicas, ofreciendo perspectivas que desafían y enriquecen nuestra comprensión del paso del tiempo.

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de Librotea | Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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