“La generación del 27 fue un gran grupo de poetas que marcó el siglo XX y surgió en un momento donde la poesía española tendía a democratizarse de las dictaduras, del absolutismo del siglo XIX. Se buscaba un espíritu republicano y eso generó el compromiso de la poesía con su tiempo y con la internacionalización de la cultura española”, relata a MILENIO el poeta Luis García Montero (Granada, 1958).
A dos años del centenario de la generación del 27, el escritor reflexiona sobre el legado de este grupo trascendental para la literatura en español.
“A mí me parece que se reunieron poetas de mucha importancia, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Pedro Salinas, su magisterio es el magisterio que deja la gran poesía”.
García Montero, Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2024, dice que además, después sucedió la Guerra Civil española, el asesinato de García Lorca y el exilio de los grandes poetas (1936) “y eso marcó también la cultura del siglo XX y del XXI, y los poetas sabemos que la palabra cultura va siempre unida a la palabra libertad y que la palabra y su gusto por la belleza no puede separarse de la dignidad de los seres humanos”; publica MILENIO.
Libertad social y sexual
En el aspecto social, ¿cuál es el legado de esa generación?
Como ocurre con la poesía, existen muchos matices y mucha libertad, por ejemplo, si yo pienso en la generación del 27 pienso en un momento donde la lucha por la República frente a la monarquía llevó al compromiso social, y hubo poetas que se pasaron a un compromiso militante muy fuerte, tipo Rafael Alberti, el propio Federico García Lorca en un momento de su poesía escribiendo contra el capitalismo en Poeta en Nueva York.
García Montero menciona que hubo también otro tipo de compromiso, el de los poetas que vieron que la libertad no solo tenía que ser política sino, por ejemplo, sexual:
“Y empezaron a reivindicar el derecho a ser homosexual, entonces surge una poesía como la de Luis Cernuda, que reivindica la posibilidad de enamorarse de otro hombre siendo hombre; eso también tiene su valor histórico y su poder político y social”.
Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, García Montero agrega que todos estos poetas son un referente fundamental a la hora de pensar en un compromiso político “que no es el de apoyar un partido sino apoyar la justicia social donde entra tanto la igualdad económica como la libertad sexual frente a los dogmatismos machistas”.
Poetas contra los dogmatismos y el absolutismo
En 1927 se cumplió el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora, uno de los escritores más importantes del Siglo de Oro español, y el poeta José María Romero Martínez le organizó un homenaje en el Ateneo de Sevilla. Alrededor de este hecho se reunieron jóvenes poetas que después fueron conocidos como miembros de la generación del 27 que, además, es considerada el relevo de la generación del 98.
¿Había habido antes algo similar en lo literario, político y social?
En la literatura siempre es así. Yo como profesor de literatura, cuando explico a Garcilazo, poeta del siglo XVI, y leo sus poemas de amor explico a los alumnos: “Vosotros os dais cuenta que cuando escribe ‘escrito está en mi alma vuestro gesto’, ¡en el siglo XVI lo que significaba eso!
Al respecto,el escritor cuenta que en esa época se pensaba que quien escribía el alma de los seres era Dios, “y que lo que se tenía que hacer era vivir según la escritura de Dios y aquí Garcilazo está diciendo que su alma no depende de Dios sino de la amada y de pronto dice: ‘yo no nací sino para quereros’, ¡pero si aquí nacíamos para ganar el cielo y éramos siervos de Dios! ‘Por hábito de la palabra misma os quiero’, la palabra hábito aquí no significa sotana sino la costumbre de enamorarse”.
Y así, de pronto, la poesía reivindica la lucha por la libertad del Renacimiento, que está acabando con la Edad Media en palabras de amor, agrega el catedrático.
“Eso ocurre en todos los tiempos y la poesía de la generación del 27 ocurrió porque había un país que estaba necesitando romper con el absolutismo anterior buscando formas democráticas, políticas, en la vida como fue el caso de la República española”, concluye García Montero.
Imagen portada: INBAL / MILENIO
