Por Félix Cortés Camarillo
Una de las características principales del cuatrote que nos gobierna, es su vocación tautológica, esa inclinación de volver a los mismos preceptos y conceptos que se supone deben adquirir validez, por la simple repetición constante, según enuncia la teoría nazi de comunicación política de Goebels.
Muestra de ello tuvimos en estos días en dos piezas esenciales del intento de la señora Presidente de -mediante exégesis- convencernos de que estamos en el mejor de los mundos posibles, y que sin duda transitaremos a uno mejor. La primera convicción fue sustentada por índices porcentuales sin referencia, sobre la seguridad creciente que nadie ve, y otras bondades en dinero, en una hora de discurso en el Zócalo medio lleno de acarreados bajoel título de informe de los primeros cien días de gobierno, siguiendo el patrón de los gobernantes de los Estados Unidos.
El segundo se llama Plan México, un supuesto refuerzo a un supuesto Plan Nacional de Desarrollo. Esta vez expuesto en el bellísimo Museo Nacional de Antropología, aunque sus principios ya habían sido mencionados en la Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida. En esta nueva versión se pretende hacer frente a los fenómenos del nearshoring y la globalización de las inversiones; aunque actualmente, desde el resultado de las elecciones en los Estados Unidos esos conceptos estén en permanente revisión y definición incierta.
Aún así, el plan México de la señora Sheinbaum aspira y promete llegar de 36 mil millones de dólares de inversión exranajera directa registrados hasta noviembre de 2024, a cien mil millones al final del sexenio. Quiere que el cincuenta por ciento de todos los insumos industriales se produzcan en México, y que el contenido mexicano en las industrias automotriz, electrónica y espacial sea del quince por ciento. Todo ello se traduciría para que México ocupe el décimo lugar en las economías del mundo, y que nostros estemos viviendo en el mejor país del planeta.
Nadie puede estar en contra de esos buenos deseos; lo único es que al redactarlos sus autores olvidaron considerar los retos que a partir del próximo lunes 20 de enero pueden aparecerse en la mesa en forma de aranceles, presiones fiscales y de otro tipo, y la amenaza para el año que viene, de la muerte del T-MEC. Uno quisiera compartir el optimismo de la señora Presidente. Ojalá nos equivoquemos los pesimistas.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): En un par de meses ha de estrenarse en la Ciudad de México un enorme espectáculo de teatro que lleva el nada grato título de Malinche, el musical. Digo nada grato para los seguidores del chovinismo patriotero antihispánico y de rancho de Lopitos.
No conozco el libreto, pero se anuncia como un acercamiento a la fusión de dos culturas al través del romance Cortés-Malintzin. Es producto del exitoso productor y director español Nacho Cano, quien fue integrante del grupo juvenil Mecano. La concibió, presentó una primera versión en inglés en 2016 a un grupo selecto de neoyorquinos, y la estrenó el 15 de septiembre de 2022 en Madrid con la $impatía de la alcaldía. Me dicen que con harto éxito.
Pues bien, en marzo se presenta en la ciudad capital; las exigencias de su montaje y reparto no caben en un teatro tradicional y los que quieran ver Malinche tendrán que pagar boleto en el Frontón México, cuya cancha se convertirá obviamente en escenario.
Hasta ahí todo estaba bien, pero ayer el señor Cano tuvo que comparecer ante Inmaculada Iglesias, jueza de insrucción número 19 de Madrid, acusado de maltrato de empleados, cargo que ya había tenido que zanjar en dos ocasiones, y de violación de las leyes migratorias de España. Podría recibir enre tres y seis años de cárcel. Resulta que el señor Cano y socios que le acompañan, contrató en México a 20 jóvenes y jóvenas bailarines y bailarinas para su montaje. Llegaron a Madrid con visa de turista, que luego fueron algunas cambiadas por las de becario “para prácticas de naturaleza no laboral”.Una de ellas denunció que los tienen viviendo en un hostal indigno y que lo que reciben de paga no alcanza para comer.Cano dice que es venganza del presidente socialista Pedro Sánchez por su cercanía a la Presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz-Ayusso, del Partido Popular.
Yo creo que este numerito judicial, cualquiera que sea su final, junto con la enemistad del cuatrote mexicano le va a servir de publicidad a este espectáculo. Me refiero al teatral.