Por Edgar F. Garza Ancira
El Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 de la presidenta Claudia Sheinbaum se perfila como un ambicioso proyecto que aspira a consolidar una nueva etapa de desarrollo para México, al centrarse en el bienestar social, la equidad y la sostenibilidad. Este plan, fundamentado en los principios del humanismo mexicano, plantea una visión que contrasta con las políticas neoliberales de administraciones pasadas, al priorizar el desarrollo humano sobre los indicadores macroeconómicos.
Uno de los elementos destacados del plan es su estructura: los ejes generales abordan temas fundamentales como la gobernanza, el bienestar social, la economía y la sostenibilidad ambiental, mientras que los transversales buscan garantizar la equidad de género, fomentar la ciencia y tecnología, así como proteger los derechos de las comunidades indígenas y afromexicanas.
Ejes Generales
Los ejes generales que integran este plan buscan redefinir la trayectoria de México hacia un futuro más justo y equitativo. Por ejemplo, el eje referente a la Gobernanza con Justicia y Participación Ciudadana representa una apuesta por fortalecer la transparencia y fomentar una democracia activa que trascienda los procesos electorales. Este enfoque invita a la ciudadanía a participar en la toma de decisiones y refuerza la confianza en las instituciones, aspecto crucial para un gobierno que busca la cercanía con la gente.
Por otro lado, el eje Desarrollo con Bienestar y Humanismo prioriza la justicia social mediante un acceso efectivo a derechos fundamentales como la educación, la salud y la vivienda, aspectos que, de lograrse, coadyuvarían a reducir las desigualdades históricas.
El eje de la Economía Moral y Trabajo replantea las bases del crecimiento económico al enfocar los esfuerzos en el bienestar colectivo y la dignidad laboral, una visión que desafía las prácticas neoliberales. Promover empleos dignos y equilibrar la vida laboral y personal son acciones que podrían generar un impacto positivo en la productividad y el desarrollo humano.
Respecto al eje Desarrollo Sustentable, es de observar que se posiciona como una respuesta al reto ambiental de nuestra época, promoviendo energías limpias y una infraestructura moderna con miras a fortalecer el crecimiento económico y el compromiso con las generaciones futuras.
Ejes Transversales
Los ejes transversales del Plan de Desarrollo destacan por su carácter transformador, al abordar problemáticas estructurales desde una perspectiva inclusiva y con una clara intención de cambio social. Por ejemplo, la Equidad de Género, como primer eje transversal, se aprecia como un requisito indispensable para que México logre un desarrollo equitativo y sostenible. Garantizar la participación plena de las mujeres en todos los ámbitos es más que una política: es una deuda histórica que, al saldarse, podría liberar el potencial de millones de mexicanas y transformar profundamente la sociedad.
Los ejes de Ciencia y Tecnología y de Justicia para Comunidades Históricamente Marginadas refuerzan la propuesta integradora de la presidenta Claudia Sheinbaum. En estricto sentido, el impulso a la innovación tecnológica fortalecería la competitividad del país en un mundo globalizado y abriría la puerta a soluciones innovadoras para los retos que demanda el país.
En cuanto a las comunidades indígenas y afromexicanas, garantizar su acceso a oportunidades y el respeto de sus derechos representa una política inclusiva y una acción de justicia histórica. Este enfoque reafirma el compromiso del actual gobierno con una sociedad plural y equitativa.
Rumbo al Desarrollo Integral
El Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 se presenta como un instrumento estratégico para definir las metas y prioridades del país, orientando las políticas públicas hacia un desarrollo integral. Su implementación permitirá identificar y jerarquizar los problemas urgentes, facilitando la asignación eficiente de recursos financieros, humanos y materiales.
La inclusión de la sociedad en el proceso de construcción de este plan también merece especial atención. Los foros de consulta ciudadana programados entre el 6 y el 19 de enero del 2025 en diversas ciudades del país son una muestra del esfuerzo por fomentar la participación de la población en el diseño de las políticas públicas.
El Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 se perfila como una herramienta clave para guiar el futuro de México hacia un horizonte de bienestar social, justicia y sostenibilidad. Si bien los retos son significativos, el enfoque centrado en el humanismo mexicano, la participación ciudadana y la inclusión son pilares que auguran resultados favorables.
