Por Félix Cortés Camarillo
Se dijo aquí y se dijo a tiempo, que uno de los ases de la manga que traía Joe Biden antes de abandonar la Casa Blanca, era ofrendar una cierta solución a la salvaje guerra de Israel conra los palestinos de la franja de Gaza; guerra que, como tal, ya tiene siglos de existir.
Hoy hay una tregua en Gaza, tiera palestina. Como en todas la guerras, el recuento de víctimas y vencedores corresponde a los que se alzan con victoria. En el acuerdo anunciado ayer de cese al fuego entre Hamas, un grupo árabe activo terorista, e Israel, -como escribió Nalgador Sobo y se puede leer en Tlatelolco- no hubo vencedores ni vencidos. Y lo únco que no podemos es celebrar una paz ficticia aunque alabemos que los disparos cesen.
En esencia, el frágil acuerdo tan alabado no es más que un trueque, mecanismo del elemental comercio que en esa zona de conflicto tiene raíces bíblicas e históricas. Hamas se compromete a entregar a Israel 31 de los rehenes judíos de los que capturó en octubre de 2023 en una espectacular operación militar que dejó culimpinada a la Mosad, inteligencia del estado isreaelí que goza de pestigio mundial por su eficiencia. A cambio, Israel deja de joder con sus bombas.15 meses de muchos muertos, cuente quien contare.
Desde luego que eso no es una paz.
Mientras se anunciaba el acuerdo, los balazos seguían; el cese al fuego entra en vigor el domingo que viene: Mientras tanto, que siga la fiesta.
Dice el doctor Simi que su producto no es lo mismo pero es igual.
Pax Simi.
Con sus grandes dotes negociadoras con el capital del Vaticano, el doctor Simi es un gran promotor del catolicismo al traer en procesión las reliquias de San Judas, y próximamente el reestreno de la reproducción de la Capilla Sixtina.
De la misma forma en que en México veneramos los fragmetos del supuesto trozo de un brazo del patrocinador de las causas imposibles, debemos cuidar este simulacro de paz en Gaza, guerra en que si se le creen a unos y a otros, lleva más de cien mil muertos que lo único que querían es vivir.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): perdida en las páginas de interiores de algunos diarios, sin mención alguna en los medios tradicionales y mucho menos anotada por los “importantísimos” sitios de las redes sociales, pasó la noticia de que el presidene Biden, antes de soltar el arpa, le quitó a Cuba la etiqueta de país que propicia o apoya el terrorismo.
Yo no sé lo que haga el gobierno cubano actual, si anda poniendo bombas por aquí o por allá, o si entrena piltotos para que estrellen aviones repletos de pasajeros contra la Torre Eiffel o la estatua de la Libertad. Lo que sí tengo plenamente claro es que sin esa etiqueta de Cuba que Biden le acaba de quitar, el lunes próximo Donald podría lanzar una orden ejecutiva de ataque militar en contra de la bella isla como país terrorista.