Por Diego Camacho Larrea
Ayer se anunció con bombo y platillo una tregua entre el gobierno de Israel y el grupo Hamás, la noticia inundo las redes sociales, los portales y las portadas de los periódicos. El acuerdo que pondría en pausa los 15 meses de conflicto bélico en el que han muerto más de 40 mil personas, se supone entraría en vigor el domingo 19 de enero. Sin embargo, como toda mentira, no se sostuvo, en este caso ni un día. A primera hora de este jueves, Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí se arrepintió y dio marcha atrás al acuerdo. Ni 24 horas le duro a los palestinos, la posibilidad de contar con ayuda humanitaria proveniente del exterior, pero ¿Sería que en verdad se detuviera la violencia con un alto al fuego o hasta con un acuerdo de paz? ¿En serio a la comunidad internacional le importan las vidas que se pierden la Franja de Gaza?
Los hechos reflejan que no. Durante el año tres meses de ataques incesantes de Israel contra los civiles palestinos, muy pocas naciones han buscado seriamente presionar a Israel para que se detenga, solo Colombia y el gobierno de Gustavo Petro se atrevieron a romper relaciones con el gobierno de Netanyahu por considerarlo como un genocida. México también ha promovido y se ha sumado a las condenas… pero los demás han bloqueado toda iniciativa de paz real. Pero no es que las demás naciones del mundo no vean lo que sucede en Palestina, es que como en muchos casos, deciden nadar de muertito, al final no es su casa, no es su problema y se excusan detrás del pretexto perfecto: la inutilidad de los organismos internacionales que ellos mismo se niegan a cambiar por miedo al todopoderoso Estados Unidos. Y es que se sientan en las mesas de la ONU, de la OEA, de la CELAC y de cuanto organismo con acrónimo exista para condenar enérgicamente los abusos cometidos durante la escalada, pero se niegan a salirse del juego, mientras no me toque a mí.
Me niego a creer que es imposible hacer algo para defender a los pueblos indefensos. Hoy es Palestina, pero siguen siendo Cuba, Irak y una interminable lista que en lugar de reducirse cada día se engrosa y se camufla mejor.
Pero no es solo la guerra es la intención de detener más de 70 años de abusos diarios, porque más temprano que tarde van a llegar a un acuerdo de paz. ¿Y luego? En serio creen que con eso se acaba el hostigamiento y la violencia del gobierno Israel a Palestina. De verdad vamos a creer que con el fin del conflicto van a dejar de quitarle las casas a sus dueños originales, van a dejar de dejarlos sin agua, van a dejar de atacarlos diariamente en la calle, van a dejar de robarles los que es suyo. Será que con un futuro acuerdo de paz. Ahora sí, los van a dejar vivir su vida. Ojalá algún día el mundo deje de cerrar los ojos.
