Mariana Boy, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), subrayó que la dependencia impuso una clausura total temporal a la descarga de aguas residuales de la empresa Ternium México S.A. de C.V., ya que no cuenta con los permisos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para realizar vertidos en un afluente del Río Atoyac; comunica MILENIO.
“Ternium, que está ubicada en el estado de Puebla, y que es una empresa acerera no cuenta con los permisos de descarga, y esta es una obligación que se establece desde la Ley de Aguas Nacionales, que todas estas empresas que manejan este tipo de materiales y residuos de este tipo de procesos productivos cumplan con las disposiciones en materia de descargas de aguas residuales”.
En entrevista con MILENIO, la procuradora subrayó que la empresa está descargando lodos con remanentes metálicos, principalmente hierro y también aguas residuales que provienen de servicio sanitarios a un afluente del río Atoyac.
Además, Mariana Boy recordó que, en octubre de 2019, la Profepa también detectó irregularidades en la planta de Ternium en Nuevo León, que ameritó la clausura y una multa de 11 millones de pesos por rebasar los límites de emisiones a la atmósfera.
Luego de que Ternium afirmó en un comunicado, que la Profepa solo encontró inconsistencias en la denominación de la empresa titular de las autorizaciones, para los que solicitó su regularización en tiempo y forma desde hace meses a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), misma que no lo ha resuelto, la procuradora reconoció que “sabemos que se está tramitando”, pero insistió en que, por lo pronto, la empresa no cuenta con los permisos.
“La empresa solicitó la autorización recientemente a la Conagua para poder obtener su permiso de descargas.
«Esto que comentan que no es cierto que estén descargando ilegalmente, no lo han acreditado así en el expediente y no cuentan con este este permiso, no han exhibido este permiso y estuvimos en contacto con Conagua y efectivamente no cuentan con este permiso, sabemos que se está tramitando”.
En el marco del saneamiento del río Atoyac, impulsado por la presidente Claudia Sheinbaum, el personal de Profepa realizó una visita de inspección a la planta de Ternium en Puebla los días 16 y el 19 de diciembre de 2024, cuando detectó que no cuenta con el permiso de descargas de aguas residuales emitido por la Conagua.
Como parte del proceso, la Profepa dio a la empresa garantía de audiencia, y al no acreditar que está cumpliendo con dicha obligación, el 19 de diciembre “dictamos la medida correctiva que es la clausura para evitar que se siga contaminando el afluente del río Atoyac y se sigue el procedimiento administrativo”.
De esa manera, la procuradora explicó que se impuso un cierre progresivo de las descargas de aguas residuales de la empresa, “la orden es que reduzca de manera progresiva hasta su cese total de la descarga que esto sucedería el día 24 de enero”.
La procuradora advirtió que Ternium aún enfrenta posibles multas, y hasta una clausura definitiva total.
“Todavía nos faltan varias etapas del procedimiento y bueno, pues falta también que la empresa entregue la información que considere pertinente”.
La planta que mató las flores
La planta de Ternium en Puebla se localiza en el municipio de San Miguel Xoxtla, que significa lugar de abundantes flores; paradójicamente, tras la llegada de acerera hace 50 años, los pobladores vieron morir la vida en sus campos, señalan que el principal problema son las emisiones a la atmósfera, que afirman, los enferma silenciosamente.
“Toda la vida nos ha afectado, yo me he parado a las 3, 4 de la mañana y es cuando sueltan todo el humo: tose uno, pica la garganta y empieza uno a toser a toser, pero si afecta, uno ya de anciano, está bien, pero ¿las criaturas que van detrás de nosotros?”, dijo la señora Esther Tapia, pobladora de Xoxtla.
“Cuando se instaló todo esto era pura vegetación, todo de aquel lado era pantano, ahora vaya por allá, puro desierto. A nuestro ganado le hace daño por el polvo, les agarra diarrea y se nos mueren”, dijo el campesino Celerino Pérez.
En San Miguel Xoxtla, asentado a la orilla de la autopista México-Puebla, todos tienen un conocido que trabajó en Ternium y que murió por respirar partículas ferrosas, como Ignacio Reyes, un ex trabajador de la planta, quien señala que para obtener seguro médico tienen que laborar 2 o 3 años como eventuales antes de conseguir una plaza que les de prestaciones.
“Hasta salía sangre de la nariz por lo picoso y salía y todavía las ansias de vomitar y todo eso, por eso ya después de eso salí de ese trabajo. Me salí y creo que, como 4 chavos, ya también fallecieron. Nos pedían el número de seguro, de filiación, pero nunca nos decían sabes que, en un papel para un comprobante, que si te pones malo vete para allá”.
Aunque los locales reconocen que Ternium ha sido una importante fuente de trabajo, confiesan también que se ha convertido en la planta de la muerte, que les ha robado la salud y ha minado sus campos.
“Está mal, pero qué podemos hacer contra el monstruo de la planta”, expresó don Celerino.
Mientras que la anciana Esther Tapia, consideró que “nunca vamos a poder, nunca, nosotros somos personas amoladas”.
En su sitio web, Ternium señala que como parte de sus compromisos hacia 2030, ha adoptado los más estrictos estándares de sustentabilidad de la industria, por lo que ha invertido en nuevas tecnologías para mejorar constantemente el sistema de producción de acero.
“Trabajamos día a día para minimizar el impacto de nuestras operaciones y maximizar la eficiencia en el uso de recursos”.
La empresa ha destinado 460 millones de dólares en un plan de inversión ambiental para los próximos años, enfocado en proyectos de reducción de emisiones, manejo de efluentes y gestión de materiales, con metas de reducción del 15 por ciento en la emisión de CO2e para 2030.
Imagen portada: Samantha Martz / MILENIO
