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Por Félix Cortés Camarillo

En estos aciagos tiempos, los mexicanos hemos vivido unas once semanas temiendo la hecatombe que se desatará, según casi todo el mundo afirma, en cuanto Donald Trump llegue a sentarse ante un sobrio escritorio de la oficina oval de la Casa Blanca, y pluma Montblanc en mano comience a firmar órdenes ejecutivas, esas que no requieren de la aprobación del Congreso para ser realidad.

De lo que sabemos, en ese montón de papeles a firmar que ya están listos, se encuentra, por ejemplo, el perdón a los trumpianos que con violencia y algunos muertos tomaron precisamente el edificio del Congreso el 6 de enero de hace un año, incitados por Trump alegando que la elección de Joe Biden era ilegal. Pero eso es petaca minuta, que diría un pésimo erudito. Una de las primeras decisiones de Trump será revertir la mu reciente orden del saliente Biden -antier- de facilitar el BCP1 ( Borde Crossin Permt1, esto quiere decir, permiso de cruzar la frontera 1) a miles de desgraciados que están en la línea de México esperando ese permiso especial.

Luego siguen las ilusiones imposibles: hacer de Canadá la estrella blanca nümero 51 en la bandera de los Estados Unidos. Comprarle a Dinamarca, o si es necesario invadirla, la glacial isla de Grönland para integrarla a su America First. Retomar el control del Canal de Panamá, o si es necesario mandar a los Marines. Y lo que se le ocurra al pelipintado cuando duerma por primera vez en la Casa Blanca.

Mientras tanto nosotros seguimos aquí, en el pánico, dependiendo de lo que decida el presidente Trump. Basados en nuestra experiencia e información, la debacle comienza al tarde de hoy lunes: deportaciones masivas e inmediatas de lo que Trump y sus compinches marquen como ilegales deportables; aranceles a todo producto mexicano -o de otros, pero ese no es mi pedo- de todo lo proveniente del exterior, todo. Obtener la calificación de teroristas para todos los capos del narcotráfico que aquí viven. De esa manera tener la justificación legal para ingresar a territorio mexicano para capturar o matar a los apos narcoraficantes que la Cas Blanca decida.

¿Cuál es la respuesta del Cuatrote ante estas inminentes realidades?

Contratar abogados gringos de migración para ir a corte en cada caso que lo pida; hartos dólares. Preparar en la franja fronteriza, campos de concentración momentánea para brevemente albergar a los expulsados mexicanos y luego mandarlos a sus inseguros Guerrero, Michoacán o Zacatecas, a ver cómo le hacen. A los de otros países, llevarlos a otro campo de concentración de Relaciones Exteriores en la capital para que los manden a dónde les tocó nacer.

Debo confesar que cuando comencé a escribir esta columna me había hecho el propósito de no mencionar nuesros temores. Digo nuestros porque son del gobierno que ustedes -mayoría informe- eligeron para que nos gobierne.

Pues, como dijo la tamalera, esto es lo que hay.

Se llama MIEDO.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Entre las múltiples estupidece que me llegan por las “benditas” redes sociales, una afirma que López Obrador se fue a Cuba antes de que Donald Trump tome posesión. ¿En donde estaria más seguro Lopitos que en el México dominado por el cuatrote?

Otra dice que hay unas instalaciones secretas en Palacio Nacional adjuntas a las de la señora Presidente en las que se oculta Lopitos para desde ahí enviar sus señales de mando.

Lo único cierto es que en la administración Sheinbaum, AMLO no se vé, pero se siente.

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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