Por Edgar F. Garza Ancira
Con la llegada nuevamente a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, la migración irregular ha sido declarada emergencia nacional, lo que generó que se robustecieran aún más las medidas contra los migrantes y resurgieran políticas como el Quédate en México (Migrant Protection Protocols) que obliga a miles de solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano la resolución de sus casos en cortes estadounidenses.
Frente a este panorama, la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum y del gobierno mexicano representa un contraste notable. Su enfoque, basado en el «humanismo mexicano», reafirma el compromiso de México con el respeto a los derechos humanos, la solidaridad y la atención integral a las necesidades de nuestros connacionales en el extranjero y de quienes transitan por el país. Se enarbola la dignidad humana como eje rector y contrarresta las políticas excluyentes de administraciones como la de Trump.
La política que está implementando la presidenta Sheinbaum, se basa en el reforzamiento de la red de consulados en Estados Unidos, que operan como «casas de los mexicanos», donde se brinda asesoría legal, apoyo psicológico, programas educativos y servicios esenciales, independientemente de su estatus migratorio.
Además de la puesta en marcha de la estrategia «México te abraza» que brinda apoyo a los paisanos deportados, como el acceso a los Programas para el Bienestar, afiliándolos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Tarjeta Bienestar Paisano, que proporciona un apoyo económico de 2,000 pesos para gastos inmediatos. Además, se garantiza el acceso a servicios de salud, transporte y comunicación telefónica y ha establecido centros de atención en estados fronterizos para recibir a los repatriados brindando alimentación, atención médica, asesoramiento legal y facilitar el retorno a sus comunidades de origen.
Consciente de que la migración es resultado de la falta de oportunidades, el gobierno de Sheinbaum apuesta por la implementación de programas de desarrollo económico en las regiones más vulnerables, para crear empleo, mejorar la educación y fortalecer el tejido social para que las personas no se vean obligadas a emigrar por necesidad.
El enfoque de Claudia Sheinbaum no solo es una respuesta directa a las políticas migratorias restrictivas de Trump, sino también un modelo de gestión basado en la solidaridad y la cooperación, donde se prioriza la dignidad humana y los derechos de los migrantes, con la adopción de políticas más inclusivas.
Mientras Estados Unidos continúa debatiendo su rumbo migratorio, México, bajo la visión de Claudia Sheinbaum, demuestra que es posible construir una sociedad más justa y solidaria, donde el respeto a la dignidad humana no sea la excepción, sino la regla.
Estas acciones reflejan el compromiso del gobierno mexicano para apoyar a nuestros paisanos deportados y garantizar su bienestar al regresar a nuestro país.
