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Los remilgos de la victoria

Por Francisco Villarreal

Hace algunos años, leí en medios y redes una advertencia apocalíptica que no me quitó el sueño; que México, bajo el gobierno de la 4T, estaba en vías de convertirse en otra Venezuela. El proceso político en ese país era y es muy distinto al de México, para empezar, con su ejército involucrado en un cambio de régimen. El resultado es cuestionable. A la fecha, bajo una dictadura muy peculiar, la oposición venezolana al régimen chavista/madurista se desenmascara como apéndice de intereses extranjeros, particularmente, ¡cómo no!, de los Estados Unidos. El caso es que la crisis económica de Venezuela, que se divulga por todo el mundo, se atribuía antes a Hugo Chávez, hoy a Nicolás Maduro. Bajo ese criterio, la oposición mexicana nos quería convencer que aquí también, el negro futuro que profetizaban para México llegaría con Andrés Manuel López Obrador. Es curioso cómo en la derecha todo se limita a liderazgos. Olvidan lo que representan esos líderes. Imagino nada más algún rincón del multiverso, uno donde Bertha Xóchitl estuviera enfrentando la amenaza de los aranceles. Supongo que en ese universo ya estaríamos metiéndole una zancadilla a Trudeau y en proceso de convertirnos en estado 51 de la unión americana. Ya en nuestro universo, la derecha rabiosa también ha olvidado selectivamente que ni Díaz-Canel en su momento ni Nicolás Maduro, crearon la crisis económica, que fueron embargos, bloqueos, amenazas, activismos inducidos, campañas mediáticas, y todo tipo de trucos, los que causaron las crisis en Cuba y Venezuela. Y sí, tanto Díaz-Canel y Maduro, son culpables de su cubanización y venezolanización, respectivamente. La razón: no ceder ante Estados Unidos. Ahora que parecen distenderse microscópicamente las relaciones entre el gobierno de Trump y el de Maduro, no nos hagamos ilusiones. Trump no cede, otorga y exige. No es una alianza, es conveniencia. Supongo que en las negociaciones con Maduro (Richard Grenell en Caracas), Trump incluyeron también cancelar el Estatus de Protección Temporal para miles de venezolanos que huyeron de Venezuela. Legalmente se instalaron en Estados Unidos y ahora serán deportados. Florida está que arde por esto. Por lo que respecta a México, no hubo venezolanización con don Andrés; no la hay, todavía, con Claudia Sheinbaum. Y digo “todavía” porque esa posible crisis económica no la generaría México, ni siquiera Estados Unidos, sino… Trump. Y como es un “visionario” de la geopolítica, ni siquiera asumiría los métodos colonialistas tradicionales de Estados Unidos, sino su voluntarioso criterio, como lo hace ahora con los migrantes legales venezolanos a quienes no quiero ni imaginar cómo los recibirán en los campos de concentración trumpistas en Guantánamo o El Salvador, y luego en Venezuela, esta vez con el estatus de deportados.

Panamá es otro caso. El presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió con dignidad a la amenaza invasora de Trump, y fue apoyado solidariamente por países iberoamericanos. No duró mucho su firmeza. Cedió ante un sicario de MAGA, y aceptó las exigencias de Trump sobre el manejo del canal y la presencia militar de Estados Unidos. La verdad, no culpo a don Raúl por sufrir calambres. Sabrá Dios que brutales amenazas le hizo Marco Rubio. Sí lo culpo de enajenar la soberanía de su pueblo. Considerando que los panameños se manifestaron en su momento contra la política colonial de Trump, don Raúl perdió también representatividad, una verdadera tragedia en cualquier democracia. Trump, aparentemente, consiguió su capricho de bloquear a China en el canal, pero apuñaló la estabilidad de un país. Claro que Trump apoyará a don Raúl contra cualquier contingencia y disidencia, y de la única manera que conoce: insidia, autoritarismo y represión. Pero la gira de Rubio no paró en Panamá, también visitó a El Salvador, donde Bukele, que se perfila como presidente perpetuo, puso a su disposición la gigantesca infraestructura carcelaria que instaló en su país. Qué triste y que irónico: El Salvador convertido en el nuevo Alcatraz para Trump. Lastimoso papel de un presidente sirviendo de carcelero.

En México el enfrentamiento con Trump parece conjurado. Salvo algunos incrédulos y otros decepcionados y hasta encabronados (Alazraki), todos celebran con bombo y platillo la victoria de la presidenta Sheinbaum frente a la espada arancelaria de Trump. Estratégicamente es un logro, pero no una victoria todavía. Creo que la presidenta lo aclaró bien al decir y advertir que el “Plan B” se guarda. Nunca dijo que se descarta. En todo el mundo se destaca esta relativa victoria, pero en realidad lo que se admira, y lo que se envidia sobre todo en Europa, es la capacidad de la doctora Sheinbaum para, como el mismo Trump hace, otorgar sin ceder y, además, también exigir. Recordemos que hay diferencia sustancial entre ella y él: ella es una científica, y él, alegórica y literalmente, sólo un vendedor de humo. Humo negro, muy negro. La amenaza arancelaria estremece al comercio mundial. Es cierto que en consecuencia habrá cambios comerciales y las evaluaciones financieras deberán aceptarse bajo una óptica diferente. Los aranceles, impuestos, o como se les quiera llamar, son instrumentos legítimos en importaciones o exportaciones. Su uso está reservado a cada país, básicamente como mecanismo para equilibrar su balanza comercial y proteger la producción local, siempre bajo normativas razonables. En el “estilo” de Trump, los aranceles se convierten en chantaje hacia otros países, despreciando incluso las consecuencias internas para Estados Unidos. El tema es obligar a otros países a ceder ante cualquier reclamo que se le ocurra a la mente febril de Trump, tenga o no qué ver con el comercio.

Por si misma, la agresiva política arancelaria de Trump es un escándalo internacional. La prensa, muy frecuentemente azuzada por Trump y su camarilla de multimillonarios, hace el coro perfecto. El humo es negro, muy negro; un telón que cubre los trucos de un mago de feria. Todos estamos bobeando con el tema de los aranceles, y vitoreamos a la presidenta Sheinbaum. Pero, ¿y si eso es precisamente lo que pretende Trump?, distraernos. Porque, el tema de la balanza comercial es un asunto a tratar en los ajustes ya previstos en el T-MEC. El combate a los cárteles narcotraficantes mexicanos es un tema de seguridad nacional, nuestro, y que ya se está abordando desde el inicio de este gobierno. Los hilos sueltos del fentanilo: adictos, distribución, lavado de dinero, armamento de cárteles, son mayormente una responsabilidad que Estados Unidos evade. Lo de los migrantes también es un tema que se había tratado y donde México, de acuerdo con sus propias leyes migratorias, ha abordado. En pocas palabras, ninguna de las exigencias de Trump necesitaba la amenaza arancelaria, era sólo de levantar la mano y llamar al diálogo. México, y estoy seguro que también Canadá, hubieran respondido. Es decir: los aranceles eran innecesarios. Por lo tanto, los objetivos de Estados Unidos respecto a México deben ser otros, y mucho más peligrosos que causarnos una recesión.

Canadá, Trudeau especialmente, ha sido ninguneado sistemáticamente por Trump. Si bien reaccionaron rápido ante los aranceles con un admirable patriotismo, tal vez fue con demasiada y tardía “pasión”. A la hora de las negociaciones consiguieron, como México, las migajas de un aplazamiento. Además, muy agachonamente, cedieron de más y replicaron la babosada de Trump de nombrar como terroristas a los cárteles mexicanos. Malo si Trump, en algún momento, exige a Canadá una alianza agresiva e intrusiva contra estos “terroristas”. Peor si se considera que Canadá también debe reconocer lo que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, ATF, ha reconocido y dictaminado: que es Estados Unidos quien está armando a esos cárteles para que no sólo sigan traficando drogas, también sigan enfrentado al gobierno mexicano y masacrando civiles. Creo que hay un estatus internacional ya previsto para este tipo de países, “patrocinadores del terrorismo”, les llaman.

Así va el bulo de los aranceles, que no se han suspendido y siguen siendo un arma cargada en las manos de un cretino. Mientras, dentro de Estados Unidos, Trump endurece su lucha contra cualquiera que no le rinda lealtad, y hasta contra los leales que le estorben (refugiados venezolanos, p. ej.). Sigue incrementando el control de fondos, que si bien ya no se repartirían a través del tenebroso USAID, sí podrían hacerlo con mayor discrecionalidad y opacidad, y con los fines políticos no de un país, no de un partido, sino de una secta de racistas. No, el aplazamiento de los aranceles contra México no es una victoria, ni siquiera una tregua. Seguro habrá más amenazas, más o menos discretas: ejercicios militares, barcos y aviones merodeadores, campañas mediáticas, hociconeadas del Gran MAGA, etc. La victoria es remilgosa y se da a desear. No hay qué aflojar el puño todavía. Y para los que dicen que emplazar a 30 mil efectivos de la Guardia Nacional para vigilar la frontera es como rendirse a los caprichos de Trump, yo en cambio creo que en este caso la presidenta Sheinbaum ni cede ni concede. México ya tiene operativos para frenar la migración ilegal mucho más al sur de la frontera, y han funcionado; y son los cárteles estadounidenses los que mejor conocen las rutas de las drogas. Nuestros guardias nacionales no son tan necesarios pero no estorban, porque del otro lado hay tropas estadounidenses… y uno nunca sabe.

Ceterum censeo: Trump, el héroe de la paz, dice ¿qué? ¿Llevar tropas a la franja de Gaza? ¿Invadir Gaza, apoderarse de Gaza, colonizar Gaza? ¿Hacer de Gaza un centro turístico internacional? ¿Pacificar Gaza expulsando a los palestinos para instalarlos en otros países?, es decir, una diáspora…, porque dice que no quiere que les disparen a los palestinos en Gaza, y lo dice junto al infame sujeto que los masacra. Creo que ya no vuelvo a tomar infusión doble menta con jengibre a estas horas, ¡demasiado alucinante!… Como que se me quiere meter el espíritu de san Juan de Patmos.

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// Francisco Villarreal

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Autor: lostubos
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