Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Libros y migración: el mundo que Trump se niega a ver

Por Rebeca Márquez

La migración ha sido, durante décadas, un tema central en la política, la economía y la cultura de Estados Unidos. Sin embargo, bajo la administración de Donald Trump, este fenómeno ha adquirido un tono más polarizado y controvertido. Aquí analizamos el poder de los libros en el tema de la migración a Estados unidos, ese mundo que Trump se niega a ver.

La política migratoria de Trump

Las políticas migratorias implementadas por el gobierno de Donald Trump durante las últimas semanas, especialmente aquellas dirigidas hacia los mexicanos y centroamericanos, han generado un intenso debate nacional e internacional. En este contexto, los libros y la literatura han emergido como herramientas poderosas para comprender, analizar y, en algunos casos, transformar la realidad de los migrantes. 

Desde su primera campaña presidencial en 2016, Donald Trump adoptó un discurso abiertamente hostil hacia la migración, particularmente la proveniente de México. Frases como «construiremos un muro» y «ellos no traen más que drogas, crimen y violadores» se convirtieron en estandartes de su retórica. Una vez en el poder, su administración implementó una serie de medidas que reflejaron esta postura. Entre ellas destacan la política de «tolerancia cero», que resultó en la separación de miles de niños de sus familias en la frontera y la expansión de los centros de detención para migrantes, donde las condiciones de vida han sido ampliamente criticadas por organizaciones de derechos humanos.

Desde su retorno al poder, Trump ha retomado su agenda antiinmigrante con la ampliación del muro fronterizo y la reactivación de programas que buscan limitar las solicitudes de asilo. Una de las medidas más controvertidas ha sido la implementación de un sistema de deportaciones rápidas y la reintroducción de la política de «Permanecer en México», que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras se resuelven sus casos.

Informes recientes de organizaciones de derechos humanos han denunciado condiciones precarias en los campamentos fronterizos, donde miles de migrantes enfrentan violencia, enfermedades y escasez de recursos básicos. Además, las redadas masivas y los operativos de deportación han generado un clima de miedo entre las comunidades migrantes en Estados Unidos.

El gobierno de Trump ha intentado eliminar programas como DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que protege a los jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños. Estas políticas no solo han afectado a los migrantes mexicanos, sino también a aquellos provenientes de Centroamérica, quienes huyen de la violencia y la pobreza en sus países de origen. Para muchos, estas medidas representan un retroceso en los esfuerzos por construir un sistema migratorio más justo y humano.

La voz de los investigadores: datos y análisis

Académicos y expertos en migración han analizado exhaustivamente las consecuencias de las políticas de Trump. Según un informe del Migration Policy Institute, las deportaciones y las restricciones migratorias han generado un clima de miedo e incertidumbre en las comunidades migrantes. Este miedo no solo afecta a los indocumentados, sino también a aquellos con estatus legal, quienes temen ser blanco de redadas o discriminación. Por lo mismo, estas políticas migratorias actuales podrían tener consecuencias económicas y sociales a largo plazo. 

Por otro lado, investigadores como Douglas Massey, de la Universidad de Princeton, han señalado que las políticas de Trump ignoran las causas profundas de la migración, como la desigualdad económica y la violencia en los países de origen. En lugar de abordar estos problemas, el enfoque del gobierno ha sido criminalizar a los migrantes y militarizar la frontera. Esto, según Massey, no resuelve el problema, sino que lo agrava al crear más sufrimiento y desestabilización.

Académicos también destacan la importancia de visibilizar el impacto psicosocial de estas políticas en los niños migrantes. Estudios de la Universidad de California han documentado un aumento en los casos de ansiedad y estrés postraumático entre menores que han sido separados de sus familias o que han vivido en campamentos fronterizos.

La literatura como espejo de la realidad migrante

A pesar del contexto adverso, la literatura sigue siendo una herramienta poderosa para generar conciencia y desafiar las narrativas oficiales. Diversas iniciativas literarias en las comunidades migrantes, están contribuyendo a crear espacios de reflexión y resistencia.

Frente a esta realidad, los libros han servido como un espacio para visibilizar las experiencias de los migrantes y cuestionar las narrativas dominantes. Autores como Valeria Luiselli, en su libro Desierto sonoro |  Lost Children Archive (Archivo de los niños perdidos), han abordado la crisis humanitaria en la frontera entre Estados Unidos y México. A través de una narrativa conmovedora, Luiselli explora las historias de los niños migrantes y las familias separadas, humanizando un tema que a menudo se reduce a estadísticas y discursos políticos.

Otro ejemplo notable es The Devil’s Highway, de Luis Alberto Urrea, que relata la travesía de un grupo de migrantes mexicanos que intentaron cruzar el desierto de Arizona. El libro no solo describe las condiciones extremas que enfrentan los migrantes, sino que también critica las políticas migratorias que los obligan a tomar rutas cada vez más peligrosas. 

En 2025, numerosos colectivos literarios han surgido en la frontera, organizando talleres de escritura y publicaciones independientes que dan voz a los migrantes. Estos proyectos no solo documentan la realidad actual, sino que también empoderan a quienes han sido silenciados.

¿Pueden los libros cambiar la realidad migratoria?

La pregunta sobre si los libros pueden cambiar la realidad es compleja. Por un lado, la literatura tiene el poder de influir en la opinión pública y en la política. Libros como Las uvas de la irade John Steinbeck, que retrató la migración interna durante la Gran Depresión, han dejado una huella profunda en la conciencia colectiva. En el caso de la migración contemporánea, obras como las de Luiselli y Urrea han ayudado a despertar la empatía de los lectores y a cuestionar las narrativas deshumanizantes.

Sin embargo, el impacto de los libros no siempre es inmediato ni tangible. Aunque pueden cambiar perspectivas individuales, transformar políticas y sistemas, se requiere de un esfuerzo colectivo y sostenido. Además, en un contexto político como el de Trump, donde el discurso antiinmigrante ha sido amplificado por ciertos medios de comunicación y sectores de la sociedad, el poder de los libros puede verse limitado.

Aun así, la literatura sigue siendo una herramienta invaluable. No solo documenta la realidad, sino que también ofrece alternativas y visiones de un mundo más justo. En este sentido, los libros no solo reflejan el mundo que Trump se niega a ver, sino que también proponen formas de cambiarlo.

Aunque los libros por sí solos no pueden resolver la crisis migratoria, son un recordatorio poderoso de nuestra humanidad compartida. En un mundo cada vez más polarizado, la literatura nos invita a escuchar, a empatizar y a imaginar un futuro donde la migración no sea vista como una amenaza, sino como una expresión de la resiliencia y la esperanza humana. 

Mientras el gobierno de Trump persista en sus políticas de exclusión, la literatura seguirá siendo una trinchera desde donde se lucha por la dignidad y los derechos de los migrantes. Contar y leer estas historias es, hoy más que nunca, un acto de resistencia necesario.

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de Librotea / MILENIO

Vía / Autor:

// Rebeca Márquez

Etiquetas:

Compartir:

Autor: lostubos
Ver Más