Corregirle la página a Larry Page no es difícil. Lo hace la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con Google y su “Golfo de América”. Corregirle la plana a Larry desde una demanda civil no sería necesario, pero así lo exige la cartografía vigente, además, es fructífero como posicionamiento global porque Lawrence Page va a perder contra Sheinbaum Pardo. Tiene todo en contra: el decreto del presidente Donald Trump que nombra solamente las millas náuticas de su plataforma continental como Golfo de América, las convenciones internacionales que llaman a estas aguas marítimas Golfo de México y, por si fuera poco, a la muy respetada Enciclopedia Británica.
Más trumpista que Donald, el príncipe tecnoligarca Larry Page no es el príncipe Enrique (1394-1460) quien, desde su castillo en Sagres, en la costa atlántica de Portugal, el hijo del rey Juan I reunió toda la sabiduría náutica de su tiempo, perfeccionó la cartografía y los instrumentos de navegación, desarrolló embarcaciones rápidas y de fácil maniobra como la carabela, y entrenó tripulaciones capaces de manejarlas (Carlos Fuentes, El espejo enterrado). Larry Page es un mentecato inclinado a Trump y a quien usan como su tapete cartográfico.
Más acá de anécdotas náuticas, habría que revisar el desarraigo geopsicocultural del neofascismo de Donald Trump, Elon Musk y tecnoligarcas que los acompañan. Ni Cuba ni Colombia ni México ni Argentina ni ningún país latinoamericano tenemos algún problema por llamarnos como nos llamamos o por decirnos americanos. El problema es de los estadounidenses que no le agrada “USA” y tratan de imponer su gentilicio con “America”. El problema de identidad no es de México ni de los mexicanos, es de los angloprotestantes. Gran parte del nombre de sus estados provienen del castellano o de los idiomas de los pueblos originarios de Norteamérica. Los des/orientados son ellos.
Una aplicación de Google que debiera orientar desorienta y, lo peor, miente. ¿Cómo creerles ahora a los contenidos cartográficos de la empresa digital? Anteriormente nómadas militares, el sedentarismo poscolonial del neofascismo adquiere matices de regresión territorial con el proteccionismo y la adjudicación de territorios para el extractivismo (Canal de Panamá, Groenlandia, Ucrania, Gaza, Canadá como estado 51…). Para este fascismo, la individualización de la sociedad gringa los des/identifica, por eso le urge una nueva identificación o, lo que es lo mismo, regresar a la “identidad” perdida (sólo recuperada desde la ficción en Hollywood).
Google como Ministerio de la Verdad orwelliano, el tecnoligarca Larry Page y la mentira cartográfica en nuevalengua: “La nuevalengua lo hace de dos maneras: al pasar por alto cualquier evidencia y al no molestarse siquiera en ocultar las propias contradicciones” (Thom, Françoise, 1989). Frente a Sheinbaum, Larry Page y Google pierden: Golfo de México es Golfo de México.
‼️Bajo advertencia no hay engaño: México presentaría demanda civil contra Google si no cambia en sus mapas el nombre de Golfo de América a Golfo de México, como está reconocido a nivel mundial. pic.twitter.com/jMUlb3xtZB
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los librosLa cicatriz del naipe(Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD.y dePosdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)