Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Emilio Treviño da vida a Gilbert en ‘Memorias de un caracol’, cinta animada nominada al Oscar

A sus 25 años, Emilio Treviño (Ciudad de México, 1999) consolida su carrera como actor de doblaje que presta su voz a personajes de filmes nominados al Oscar, al reencontrase ahora con la animación en Memorias de un caracol y Robot salvaje (2024), que disputan el premio de la Academia 2025 a Flow, o al hacer expresarse en buen español a la figura hollywoodense Timothée Chalamet, también nominado; publica MILENIO.

Se ha convertido en su especialidad entrar a universos realizados en stop motion (fotograma por fotograma), como el de Guillermo del Toro en Pinocho, ganadora del Oscar a Mejor película de animación en 2023; el de Tim Burton en Frankenweenie, nominada en 2013; o el de Adam Elliot en Memorias de un caracol, aunque también se ha adentrado en el legendario Estudio Ghibli con El niño y la garza, de Hayao Miyazaki, galardonada en 2024 con el Oscar; en el de Dreamworks, con Robot Salvaje, o en el de Pixar, el animé o en sagas de superhéroes y supervillanos de Marvel y DC Comics.

“Hay magia, algo místico en participar en el doblaje de Memorias de un caracol, porque la stop motion me ha estado persiguiendo en mi carrera durante muchos, muchos años, desde películas como Frankenweenie, ParaNorman o Pinocho, todas en stop motion. Además, en Memorias de un caracol me tocó dar voz a Gilbert, que en inglés lo interpreta el actor que dobló a Norman en ParaNorman (Kodi Smit-McPhee), personaje al que también yo doblé”, dice en entrevista el actor de cine y teatro.

“Se han dado estas casualidades, que me ponen muy contento. Disfruto particularmente abordar proyectos de stop motion como actor. Me entusiasma la posibilidad de crear, jugar mucho como intérprete, a través de estas figuras hechas por plastilina en su mayoría, y explorar cosas que el live action no te permite. Estoy muy emocionado de participar en este filme de Adam Eliot”, añade.

Memorias de un caracol (2024), el largometraje en stop motion del australiano Adam Eliot, ganador hace dos décadas del Oscar por su cortometraje Harvey Krumpet (2023), se estrena comercialmente esta semana en México después de su paso por la 76 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, y Emilio Treviño interpreta en la edad adulta a Gilbert, el hermano mayor gemelo de la protagonista, Grace, cuya voz en la versión doblada está a cargo de su colega Cassandra Ciangherotti.

Aunque también dobla al personaje del ganso Brillo en Wild Robot (Brightbill, interpretado en inglés por Kit Connor), el filme de Chris Sanders para Dreamworks que se llevó ya cuatro premios Annie, ganó en Mejor animación en los Critics Choice Awards y los PGA y tiene cuatro nominaciones a los Oscar, Treviño reconoce que Memorias de un caracol es la película más fuerte en que ha participado en stop motion y cita como ejemplo cómo aborda Gilbert un descubrimiento personal en la segunda parte de la película.

Es la película más polémica y controvertida. Y una de las más bonitas también. Gilbert tiene una escena que sin duda es la más fuerte que me ha tocado grabar en una película de animación”.

Define a Memorias de un caracol como una película “extremadamente inteligente”, a su personaje Gilbert, como un joven que todavía está buscando encontrarse a sí mismo en un mundo donde hacerlo es el mayor crimen que existe, pero él está tomando las riendas de su libertad.

“Eso es algo muy hermoso que me inspira mucho del filme. Gilbert no tiene miedo, hay un punto en que el dolor es tan grande que no tiene miedo de ser quien es, independientemente de las consecuencias de que el mundo lo castigue por encontrar quién es y abrazarlo, eso es uno de los regalos más bonitos que hay. Hoy, especialmente en redes sociales, hay cada vez más juicios sobre las personas que eligen ser quienes son. Al mismo tiempo, hay una gran libertad en la que somos más inclusivos y aceptamos las diferencias. Pero, todavía hay muchos juicios y odios en las redes sociales y el mundo cotidiano”.

Y, sin duda, la gran esperanza en una película como ésta es el gran amor fraternal entre Gilbert y Grace.

“Para Gilbert, Grace lo es todo. Grace es los ojos de amor más grande que ha visto en su vida, es la persona que lo motiva a seguir levantándose cada día; en un mundo en donde el odio lo siente tan grande y todas las posibilidades de libertad cerradas, Grace es su ventana de luz, es la persona que lo inspira a seguir viviendo día a día. Estos dos personajes tienen un vínculo tan grande que es lo que hace que la historia se sigue desarrollándose a lo largo de la película”, explica Emilio Treviño.

Distribuída en México por Caníbal, que también trajo Flow, de Gints Zilbalodis, Memorias de un caracol es el duro relato de Grace, una joven solitaria, con labio leporino, generosa y de buen corazón, que ama a los caracoles, a los libros y a su amiga anciana excéntrica Pinky. A la muerte trágica de sus padres en su infancia, el gobierno separa Grace de su gemelo Gilbert, quien es enviado al otro lado del país con una familia de fanáticos religiosos corruptos, que explotan a menores en una granja.

El papel de Gilbert me llegó de sorpresa, de forma totalmente inesperada, gracias a mi querida familia de Cine Caníbal, con quienes ya había trabajado anteriormente con la película de Hayao Miyazaki, El niño y la garza, ganadora del Oscar del género en 2024, a partir de la cual habíamos tenido una muy buena relación y encontramos una manera de trabajar muy bonita a nivel creativo y de organización.

Cine Caníbal es la distribuidora que tiene las mejores películas proyectadas ahorita en México, o por lo menos las más interesantes y arriesgadas, de El niño y la garza a Un hombre diferente y Memorias de un caracol. Eso es sumamente valioso para mí porque me emociona no sólo como artista y actor, sino como espectador. A mí lo que estoy haciendo me emociona y me provoca”, dice.

Treviño refiere que elige sus proyectos como actor de doblaje o para cine, teatro o televisión que lo emocionen, pero que también lo desafíen, además de que los personajes no sean parecidos unos a otros.

Elijo proyectos que no me permitan quedarme en una zona de confort en la que sé hacer algo y lo hago. Me interesa que el proyecto tenga algo importante que decir; si no tiene nada que decir, si no hay nada en juego, si no hay corazón, si no hay una razón por la cual estamos contando esta historia, no tiene sentido que te la cuente. Y Memorias de un caracol tiene mucho que decir, no sólo por los 80 mil temas que aborda de manera hermosa, sutil, sino porque también es contundente”.

Aunque también participa en el doblaje de una de las rivales de Memorias de un caracol para la próxima entrega de los Oscar, Robot Salvaje, Treviño se emociona al hablar del filme de Adam Elliot.

“Es cien por ciento emocional. No hay forma de permanecer estoico y no dejarte afectar por el filme. Es extremadamente emotivo, vulnerable, inteligente. Algo que también describe a Elliot como director: es inteligente; todo lo que sucede en pantalla tiene una razón específica, desde el entorno, la elección de por qué este personaje lleva el traje que lleva, o por qué la fotografía está justo donde fue colocada. Todo parece preciso y bien planificado y pensado”, agrega sobre el nuevo largometraje del australiano.

Ya conocía a Elliot por su película de temática gay, Mary y Max (2009), que también le gustó mucho y se puso a investigar lo más que pudo de su filmografía para tener una idea de cómo hacer a Gilbert.

“El director te da el tono que tiene o va a tener la película. Por ejemplo, Elliot tiene un humor muy específico en todos sus proyectos, siempre hay crítica social o una sátira sobre un tema en específico. Memorias de un caracol no es la excepción; tiene el mismo tono que Mary y Max, sátira fuerte y crítica social hacia temas de actualidad, abordados más como comedia y poco como drama”.

Recuerda que la directora residente de doblaje, Leyla Rangel, con quien trabajó en El niño y la garza y Robot salvaje, le explicó la historia de Memorias de un caracol en términos generales y su personaje.

“Me habló del arco (dramático) tan grande que tiene Gilbert a lo largo de la película. Él y Grace, gemelos, tienen arcos completamente diferentes y sus historias van a lugares completamente diferentes a lo largo de la película. Para nosotros era importante entender el background con el que Gilbert llega al punto en el que entro yo, que es cuando el personaje es mucho más adulto. Y hay que agarrar todos esos recursos y utilizarlos en el corto periodo de tiempo que tienes para grabar la película”, refiere.

Entre los trabajos de Emilio Treviño en sus 15 años de carrera dentro el doblaje destacan: ParaNorman (2012, Norman Babcock), de Sam Fell; Frankenweenie (2012, Victor Frankenstein), de Tim Burton; Pinocho (2022, Candlewick), de Guillermo del Toro; Spider-man. A través del Spider-verso (2023, Miles Morales), de Joaquim dos Santos; El niño y la garza (2023, Mihiko), de Hayao Miyazaki.

Además, se ha convertido en la voz en español de la estrella hollywoodense Timothée Chalamet —nominado al Oscar 2025 a Mejor actor por Un completo desconocido, biopic sobre el Nobel de Literatura 2016 y cantante folk Bob Dylan—, para su personaje de Paul Atreides en la saga Duna y Duna: parte dos (2021 y 2024), de Denis Villeneuve; Wonka (2023, Willy Wonka), de Paul King; El Rey (2019, Enrique IV), de David Michôd; No miren arriba (2021, Yule), de Adam McKay, y Hasta los huesos (2022, Lee), de Luca Guadagnino, con quien Chalamet tuvo su primer protagónico y su primera nominación al Oscar en la categoría de Mejor actor por Llámame por tu nombre (2017).

​“Algo que me emociona mucho de doblar la voz de Timothée es que cada proyecto que hace no tiene que ver con otro, nunca es el mismo. Nunca puedo llegar a la sala de doblaje confiado en saber que es Timothée y yo sé cómo doblarlo. Lo que hicimos en Wonka no tiene nada que ver con la saga de Duna. Willy Wonka y Paul Atreides son personajes completamente diferentes: uno es un soñador que confía extremadamente en todo el mundo y el otro es alguien al que el mundo y la vida lo han hecho mucho más duro y rígido y no se puede permitir soñar tanto, tiene que seguir el destino que lo llama a la puerta y que lo lleva a convertirse en el Lisan al Gaib”, recuerda su experiencia con la estrella hollywoodense.

Treviño estudió en el Instituto de Cine y Teatro de Lee Strasberg en Nueva York ,y debutó en 2006 en un escenario con Peter Pan, el musical; en 2023 incursionó en cine con Confesiones, de Carlos Carrera.

Lo que más me emociona son las buenas historias, no me importa si es animación o acción en vivo. La historia siempre será lo más importante. Igual en teatro. El año pasado elegí participar (como Simón) en Superhéroe, el musical (de John Logan y Tom Kitt, 2019), porque me pareció que también tenía algo que explorar como artista, que era interesante. No entré porque fuera musical o sólo por querer cantar.

“Lo que más me importaba era la historia, y resulta que era musical, y eso me retó el triple. Pero, la historia es para mí siempre el enfoque principal. Lo que sí podría tener puntos extra en la animación es la libertad que te permite para crear un poco más. Y también es sorprendente ver sí un universo creado desde cero, desde los ojos de un director, pero a más no poder, todo es completamente una creación”.

Imagen portada: Especial / MILENIO

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

Etiquetas:

Compartir:

Autor: Staff
Ver Más