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Las decisiones políticas

Por Álvaro Arreola Ayala

En la coyuntura política actual el Estado mexicano y su gobierno muestran una fuerza sobresaliente que le permite tomar decisiones relativamente autónomas frente al país más poderoso del occidente (EUA).

La vinculación del gobierno federal con las mayorías sociales, los gobiernos estatales y municipales, el poder legislativo (federal y local) se encuentra tan firme, que sólo una mentalidad miope y distraída puede ignorar y desconocerla.

De hecho, los grandes empresarios del país también se han convencido de la fuerza que el movimiento de transformación ya tiene. Sin grandes aspavientos son aliados de un régimen que dejó de permitirles controlar las decisiones de las políticas públicas, pero los reconoce como socios en el proyecto económico de la República.

México nunca ha cuestionado ni puesto en duda la compleja relación geográfica con Estados Unidos. Frente al expansionismo norteamericano antiguo y moderno, nuestro país ha vivido muchos momentos trágicos y dolorosos por esa vecindad.

La gran diferencia con el pasado reciente es que hoy existen dos procesos que están modificando la relación vecinal: México es un país en proceso acelerado de ser autosuficiente en el manejo y explotación de materias primas fundamentales como son el petróleo y la electricidad. Se promueve como nunca un programa de autosuficiencia alimentaria y, en segundo lugar, la corrupción gubernamental que debilitó a múltiples presidentes mexicanos frente a sus análogos se está controlando de forma admirable en los altos niveles del poder. Eso es fundamental para entender las firmes decisiones políticas de Claudia Sheinbaum en estos días. Además, la pronta renovación democrática de todo el poder judicial fortalecerá y renovará las estructuras institucionales del Estado.

Existe un peligro real de que la administración que encabeza Donald Trump se encamine a una gran confrontación no solo con el gobierno mexicano sino también con casi todos los demás países, donde se destaca China. La obsesión de superar su déficit comercial planetario incrementando de manera unilateral las tarifas arancelarias es demostración de que la otrora gran fuerza global se está debilitando frente a un mundo y modelo multilateral que no puede desaparecer solo por el enorme egoísmo del presidente norteamericano. 

A diferencia de otras épocas, desde 2018 México busca que la relación bilateral con Estados Unidos se conduzca con apego al respeto mutuo, la cooperación para el desarrollo y la solución negociada a problemas comunes como son el tráfico de armas, migración y drogas. Hoy día, los factores que debilitaron históricamente a nuestro país frente al gigante vecino se están combatiendo: el abandono del campo, los mecanismos de redistribución y movilidad social, la inseguridad, la violencia. Los resultados son positivos como lo presentan regularmente los expertos de INEGI.

Lo más desfavorable en la relación contemporánea con los Estados Unidos fue la ausencia de decisiones políticas libres, independientes, firmes y consensuadas. Presidentes como Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto utilizaron su posición privilegiada solo para recibir de nuestros vecinos migajas en la política migratoria pues nunca tuvieron un proyecto independiente para generar empleos y condiciones de vida digna para atraer o detener en nuestro país a quienes huyeron de la marginación, desigualdad o pobreza extrema. La movilización social que están desarrollando los migrantes en suelo norteamericano nos confirman que ya son una fuerza económica y política sorprendentemente activa. Seguramente en muy poco tiempo tendrán mayores espacios de representación como sucede con la minoría negra. En varios estados de la unión americana el trabajo migrante supera a la paranoia y racismo de los sectores más conservadores. La migración es una necesidad imprescindible en términos sociológicos.

La decisión de levantar una fábrica o cualquier negocio en un determinado lugar depende, por supuesto, de muchos factores, entre los cuales se cuentan los sueldos comparativos, los impuestos, los costos del transporte, la mano de obra especial y calificada. México está recibiendo inversión extranjera de gobiernos y capitales extranjeros por tener esas y otras condiciones insuperables: un gobierno legal y legítimo que tiene respeto a la pluralidad y al afianzamiento de la democracia. 

Los propósitos del gobierno mexicano en su difícil relación con Trump han sido suficientemente explicados y bien valorados al interior y exterior del país. Las decisiones políticas de Trump pueden orientar a nuestro vecino a una inestabilidad interna inapropiada pero apetecible para más de uno.

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de SPR

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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