En un centro de detención en Texas, los migrantes detenidos esperan su destino entre la incertidumbre y el miedo. La “guerra contra la inmigración” de Trump apenas comienza.
Por César Martínez
Apenas nos miró del otro lado del vidrio, la mujer comenzó a llorar. Pronto dos de sus compañeras se acercaron a consolarla. Le tomaron la mano, le frotaron suavemente la espalda, le dijeron algo al oído y nos miraron con desprecio. Me pareció un reclamo. Quizás debido a la vergüenza de estar ahí, la rabia de sentirse exhibida –como en un zoológico– o por todo lo que está dejando atrás. A todas ellas la migra las había detenido; publicó MILENIO.
Éramos un grupo de periodistas internacionales a los que nos permitieron acceso al Service Processing Center de El Paso, Texas, uno de los lugares donde mantienen detenidas a las personas migrantes que no tienen permiso para ingresar a Estados Unidos. El lugar está a seis kilómetros lineales de la frontera con México y es operado por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés). Acudimos unas semanas antes de que Donald Trump ganara las elecciones y declarara una guerra contra la inmigración con detenciones masivas.
![Los detenidos no pueden recibir llamadas telefónicas en los centro de detención | Foto: César Martínez](https://images.milenio.com/ZFK8u-U1DS1lr1nxsjj4li5t240=/300x0/uploads/media/2025/02/13/detenidos-recibir-llamadas-telefonicas-centro.jpeg)
Al recorrer el complejo, pasamos por la torre de vigilancia y nos sentimos resguardados bajo esas bardas protegidas con alambre de púas. Los patios tienen malla ciclónica, las comidas se sirven en horarios establecidos, las visitas son virtuales y los sueños, controlados. “¡Libertad!”, “¡Ayuda!”, “¡No respetan nuestros derechos!”, gritaban en español algunos hombres reunidos en el patio, la mayoría latinos.
Éste es un lugar más parecido a una prisión que a un centro para el procesamiento de servicios. Como ocurre con el Instituto Nacional de Migración mexicano, las autoridades estadounidenses argumentarán que este no se trata de un centro penitenciario, pero las personas aquí dentro no son libres.
Para ingresar, los periodistas tuvimos que dejar nuestros aparatos electrónicos. También dimos nuestras identificaciones. Y un grupo de funcionarios nos acompañó todo el tiempo. Era octubre de 2024, acudimos como parte de un recorrido por diferentes puntos migratorios, cuando las cifras de detención de la Patrulla Fronteriza se encontraban en los niveles más bajos de los últimos cinco años, por lo que el centro no estaba saturado, había apenas 760 personas, de las 840 que pueden albergar.
![Para buscar a una persona detenida por el ICE se puede consultar una plataforma en línea | Foto: César Martínez](https://images.milenio.com/tgV1fF3WOKDOlPF-hPnUKyoZETM=/300x0/uploads/media/2025/02/13/buscar-persona-detenida-ice-consultar.jpeg)
Hoy, con la nueva administración de Trump, esa tendencia a la baja se acabó. Entre el 20 de enero y el 5 de febrero de 2025 se reportaron más de 8 mil capturas y la propia Casa Blanca reveló que debido a que los centros de detención de ICE se encuentran llenos, han tenido que liberar al 6 por ciento de los inmigrantes indocumentados.
En la prensa local abundan testimonios de quienes son detenidos sin motivo, incluso a pesar de demostrar con documentos su residencia legal. Una de estas personas fue Gehobani Ruiz, de origen mexicano, que subió a sus redes el momento en que tres agentes migratorios lo arrestaron indebidamente al llegar a casa. Luego de pasar dos horas en el centro de detención –como el de Texas– lo dejaron libre, con el argumento de que hubo un error en el sistema.
Los migrantes tienen que vestir uniformes en los centros de detención de ICE
![La administración de Donald Trump ha duplicado el número de detenciones de personas migrantes | Foto: ICE](https://images.milenio.com/jhFPBCFQfPcQqOtgefctz7qg9Sc=/300x0/uploads/media/2025/02/13/administracion-donald-trump-duplicado-numero.jpg)
Gehobani y los miles de migrantes ingresados a los centros de detención de ICE pasan a un primer filtro donde hay letreros en varios idiomas pegados en las paredes, que informan de sus derechos y motivan a denunciar cualquier abuso sexual. También hay baños y duchas exclusivos para mujeres y hombres. En ese punto de control, entregan uniformes –sí, uniformes como en una prisión–, de color anaranjado para los que tienen antecedentes penales, y de color azul para los que no.
El centro de detención de El Paso cuenta con una sala de audiencias para un juez de inmigración. Las autoridades explicaron que las personas pasan 45 días aquí. En ese entonces, en el caso de los mexicanos, si no pedían asilo, las deportaciones se realizaban en 48 horas; para El Salvador, cada 10 días; y hacia otros países latinoamericanos, como Colombia, República Dominicana y Panamá, había un vuelo una vez al mes. Por ley, antes de Trump, las autoridades tenían 90 días para realizar la deportación, pero se podía extender hasta 180 días.
![Un solicitante de asilo descansa en la Instalación de Procesamiento Suave de Donna en Donna, Texas | Foto: Reuters](https://images.milenio.com/2ckBLY5Dax3v_nzzH5auWkst-gg=/300x0/uploads/media/2025/02/13/solicitante-asilo-descansa-instalacion-procesamiento.jpeg)
Sería imposible mantenerlos más tiempo. Y es que el sistema de asilo estadounidense está rebasado desde antes de las elecciones presidenciales. Sentados en la corte de inmigración, las autoridades migratorias nos dicen que en suelo estadounidense hay millones de extranjeros esperando hasta cinco años para su primera audiencia, y luego dos años más para la segunda cita. En total, podría pasar una década para que un solicitante sepa si recibirá la protección de Estados Unidos o si será rechazado y devuelto a su país de origen. En esa situación hay más de cuatro millones de migrantes que radican en la Unión Americana, según cifras oficiales actualizadas en 2025.
No imagino cómo operará el centro a su máxima capacidad en la era de Donald Trump. Cómo contener tantos sueños frustrados, tantas familias destruidas y los temores por ser expulsados de regreso a donde la vida misma corre peligro. Si te detienen, quién pasará por tus hijos a la escuela; si te deportan, quién venderá tu auto y tus pertenencias.
Los dormitorios del centro de detención parecen enormes naves industriales
![Personal camina por un dormitorio en el centro de detención Carrizo Springs, Texas | AP](https://images.milenio.com/kf8gZNglFV-RcOf-sWoFn-wj-Zs=/300x0/uploads/media/2025/02/13/personal-camina-dormitorio-centro-detencion.jpg)
El comedor está coronado por más de un centenar de pequeñas banderas de diferentes países colgadas. Es un espacio amplio, con mesas y bancos metálicos fijados en el piso, los suficientes para dar servicio a 230 personas. Como si fuera una zona de fastfood en una plaza comercial, hay dispensarios de café y jugo. Cada día se sirven cinco menús diferentes. En esta ocasión, sirven fajitas de res, frijoles y arroz. Y hay unas máquinas donde los migrantes pueden pagar por alimentos extra.
Del comedor nos llevaron al dormitorio de mujeres. Es uno de los tramos más largos en el patio externo, bajo el sol texano que pega con tanta intensidad que el reflejo en el piso de concreto blanco termina por cegarte. Entramos por un pasillo, y del lado derecho había una enorme ventana, más bien casi una pared completa de vidrio. Desde ahí veíamos una amplia nave industrial, con literas al fondo y mesas metálicas en el centro. Logré contar 39 mujeres. La mayoría eran venezolanas, nos explicó el personal de ICE. Una de ellas es la que nos miró y comenzó a llorar.
Las autoridades abren la puerta y nos permiten entrar. Hay un reloj que marca las 2:30 de la tarde. Lanzo un saludo al aire para tratar de ser educado y compruebo por su tono de voz que son latinas. Un agente se me acercó, por si yo intentaba conversar con ellas. No todas muestran su rostro. Algunas se han tapado con las cobijas de su litera. Otras nos miran como bichos raros. Las menos, indiferentes. Algunas se entretienen con juegos de mesa para pasar el rato.
![La salud de las y los migrantes se ve comprometida en su trayecto rumbo a la frontera México-Estados Unidos | Foto: ICE](https://images.milenio.com/UVgCGnyEMJ2Y7YdalB5MFrIIwkk=/300x0/uploads/media/2025/02/13/salud-migrantes-ve-comprometida-trayecto.jpg)
Hay 84 casilleros para que guarden sus cosas personales y siete teléfonos para hacer llamadas, por las que deben pagar. También hay una tableta electrónica, para que puedan hacer videollamadas. Cuando salimos, la mujer sigue sollozando y sus compañeras nos siguen mirando. Nos alejamos. No nos quitan los ojos de encima.
Migrantes detenidos por ICE vienen con padecimientos como diabetes o hipertensión, pero hay casos de tuberculosis
De vuelta al patio y al sol texano, pasamos junto al área para hombres. Algunos con uniforme naranja se agarran de la malla ciclónica y gritan “¡Ayuda!”, luego corean: “¡Libertad!, ¡Libertad!, ¡Libertad!”. Finalmente se carcajean. Los guardias caminan con pereza hacia ellos para calmarlos.
A todos los extranjeros que ingresan a este inmueble les realizan un tamiz médico. Si lo requieren, les toman rayos X. Muchos llegan con tuberculosis o varicela, dijo el teniente a cargo. Y no es extraño, han recorrido miles de kilómetros a pie para llegar a Estados Unidos. Cruzaron la selva del tapón de El Darién, entre Colombia y Panamá; han tenido que dormir en la intemperie, y pasar por el infierno que se vive en el territorio mexicano. Los problemas más frecuentes que les han detectado son la presión alta y diabetes. También llegan con las piernas quebradas o mutilados. Y a todas las mujeres les hacen una prueba de embarazo.
La visita fue breve. Vimos lo que las autoridades estadounidenses de migración nos quisieron mostrar. Pero observamos más de lo que se puede ocultar, el drama humano de las personas que lo dejan todo atrás, obligadas por las circunstancias. Nos devolvieron las identificaciones y nuestros celulares regresaron a nuestras manos; reportó MILENIO.