Por Félix Cortés Camarillo
El último día de septiembre de 1938 en la ciudad de Munich, Alemania, se firmó un histórico documento que pretendía frenar la guerra de los que más tarde serían aliados en contra de Hitler. Para saciar las ambiciones de la Alemania nazi, los representantes de Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia, acordaron que las regiones llamadas sudetes, principalmente al norte y occidente de Checoslovaquia, en donde vivían colonos germanoparlantes, fueran entregadas a Hitler como parte de Alemania. Participaron Hitler, Mussolini, Edouard Daladier por Francia y Neville Chamberlain por Gran Bretaña. Por Checoslovaquia, cuyo destino cambió ahí, no estuvo nadie.
Esta semana, según anticipos por parte de Trump y Putin, ellos dos o sus altos representantes se reunirían en Munich para poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania. Por lo que se sabe, la coincidente idea de paz en esa zona para Putin y Trump, es que Ucrania ceda a Rusia un veinte por ciento de su territorio oriental, en donde -qué casualidad- viven comunidades rusoparlantes. Naturalmente, a esas conversaciones no asistirá nadie por parte de Ucrania. Trump, en su avalancha de declaraciones, exigiría que Zelenski, el presidente de la Ucrania que ha resistido la invasión tres años, convoque antes a elecciones a fin de que Ucrania esté representada.
No es solamente increíble que 87 años después la historia se repita, letra por letra, objetivo tras objetivo. Es asqueante.
Estados Unidos pretende otorgar a la potencia enemiga valiosos territorios de tierra prodigiosa en cultivos agrícolas para el mundo, y en donde se encuentran además las instalaciones de desarrollo de armas nucleares que la que fue la URSS instaló en Zaporiya y Chiernobyl, de infausta memoria.
Estamos en una reedición de la política mundial qe condujo a la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué espera Trump? ¿Acaso, que como lo hizo Hitler en 1939, Putin invada Polonia iniciando la Tercera Guerra Mundial? ¿Tendremos que volver a vivir un Pearl Habor, los campos de exterminio como Auschwitz-Birkenau, Treblinka, o ahora en Siberia; hace falta otra vez Hiroshima, Nagasaki?
Es la nueva interpretación de la realidad al estilo Trump.
El que quiere terminar con el conflicto del Medio Oriente echando a los palestinos al mar y convirtiendo la franja de Gaza en un resort turístico de su propiedad, con hoteles y casinos a toda madre, para los ricos del mundo entero. Es la concepción idéntica de Vladimir Putin del resurgimiento de la Rusia imperial, llevando las fronteras de su dominio hasta donde llegaron los tanques soviéticos en 1945 derrotando a Hitler: las márgenes del río Elba, la Bohemia del occidente y el muro del Berlín dividido.
El cinismo y la intolerancia se han enseñoreado en el mundo. Los afanes de expansion territorial, que se disfrazaron durante más de medio siglo de corporaciones trasnacionales inversoras de capitales, se vuelven a poner de uniforme y a empuñar fusiles. Los Estados Unidos repudian a sus aliados de Europa occidental, que a partir de hoy lunes se reunen en París para discutir la paz en Ucrania. Sin Ucrania.
Nuevamente, la muerte toma la palabra: sí hay novedad en el frente.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas):El mañoso escándalo de la llamada Gran Estafa para meter al bote a Rosario Robles se queda chiquito frente al megafraude aprobado por el Congreso para un nuevo mecanismo del Infonavit. Una empresa fantasma se hará cargo de jinetear miles de millones de pesos del dinero de los trabajadores para supuestamente darles vivienda digna. Y la señora Presidente dándole palmaditas en la espalda al sinvergüenza gobernador de Nuevo León. Lo que hay que ver.