Por Carlos Alberto Sánchez Ricardo
El pasado domingo 9 de febrero, Ecuador vivió su tercera elección de ejecutivo en un período de cinco años (2021, 2023, 2025). No debemos olvidar que Ecuador tuvo elecciones apenas hace dos años. Estos comicios tuvieron como objetivo completar el periodo presidencial 2021-2025, después del decreto presidencial emitido por Guillermo Lasso, que activó los artículos 130 y 148 de la Constitución de 2008, conocido coloquialmente como «Muerte Cruzada», respecto al proceso de destitución del ejecutivo y la disolución del legislativo (Asamblea Nacional). Ahora, Ecuador debe esperar al próximo 13 de abril, cuando se celebrará la segunda vuelta. Para Noboa, quien llegó en primer lugar en la elección, el resultado representa una derrota, ya que su anuncio de victoria en primera vuelta no se cumple y las posibilidades de victoria de Luisa González se hacen cada vez más plausibles. Por otro lado, Luisa González y el Movimiento Ciudadano celebran los resultados; no obstante, la posibilidad de una victoria aún depende de la capacidad para movilizar el voto de los pueblos originarios ecuatorianos.
Las elecciones de 2025 en Ecuador se desarrollan en un momento particular para el país. Lo primero que llama la atención, aun cuando Ecuador es un país con voto obligatorio, es una fuerte participación de aproximadamente el 83% del padrón electoral, según reportó Diana Atamaint, presidenta del Consejo Nacional Electoral. En segundo lugar, destaca la amplia concurrencia de candidatos electorales, pero la incapacidad de la mayoría de ellos para lograr el 1% de la votación. Más de 20 personas se presentaron como candidatos al ejecutivo en Ecuador. Sin embargo, de los dieciséis candidatos contemplados por el Consejo Nacional Electoral, solo cuatro lograron superar el 1% de la votación: Andrea González del Partido Sociedad Patriótica, Leónidas Iza del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, Luisa González de la Revolución Ciudadana y Daniel Noboa del Movimiento de Acción Democrática Nacional. Los resultados presentados por el CNE señalan que tanto Daniel Noboa como Luisa González lograron aproximadamente el 44% de la votación y serán los candidatos que competirán en la segunda vuelta electoral el próximo 13 de abril.
Si comparamos la elección de 2023 con la de 2025, podemos decir que el país vive un fuerte proceso de polarización, definido por el aumento del porcentaje de votos tanto para el candidato de derecha como para la candidata de la izquierda. En 2023, Noboa consiguió aproximadamente el 23% de la votación en primera vuelta, lo que representa un aumento del 21% en la votación de 2025. Por su parte, Luisa González logró el 33% de la votación en 2023, un 11% de diferencia con el porcentaje de este año.
Geográficamente, Noboa consiguió victorias en las tres circunscripciones en el exterior, Carchi, Pichincha (donde se encuentra Quito), Napo, Cotopaxi, Bolívar, Tungurahua, Islas Galápagos, Loja, Zamora-Chinchipe, Azuay, Cañar, Chimborazo, Morona Santiago y Pastaza. Estos estados coinciden con la zona de la sierra andina. Luisa González logró mayorías en Orellana, Sucumbíos, Imbabura, Esmeraldas, Santo Domingo, Manabí, Los Ríos, Guayas, Santa Elena y El Oro. González logró una mayoría en los estados costeros de Ecuador, aquellos que han sido más afectados por el aumento de los índices de violencia en los últimos años como consecuencia de la lucha entre las organizaciones criminales por el control de los puertos y las rutas de acceso al Océano Pacífico.
Tres elementos se suman al complejo escenario electoral de Ecuador en 2025. En primer lugar, Ecuador lleva a cabo su proceso electoral en medio de una crisis energética que comenzó en 2023, tuvo sus momentos más cruentos a finales de 2024 y que persiste en 2025. La crisis, en parte, es un producto de la sequía en un país que depende en un 72% del agua para la generación de energía (France 24, 2025), así como de malas gestiones gubernamentales. Durante el peor momento de la crisis energética, los ciudadanos ecuatorianos enfrentaron apagones de hasta 14 horas al día; estos apagones motivaron un cambio en el patrón de actividades del 90% de la población de Ecuador y afectaron principalmente al sector económico (France 24, 2025).
En segundo lugar, la elección ha estado marcada por el aumento de los niveles de violencia. Esta es también la primera elección desde que Noboa declaró el inicio del conflicto armado y la declaración de que las bandas criminales son grupos terroristas. Ecuador vive en la actualidad una epidemia de homicidios que no se ha logrado resolver. Para reducir los niveles de violencia, Noboa implementó una serie de toques de queda que han afectado en gran medida a los pequeños y medianos comerciantes. El fracaso de la política de Noboa representa la imposibilidad de la aplicación del modelo de Bukele en la región. Este proceso electoral es especialmente importante porque es el primero en América Latina después de la asunción de Donald Trump, quien ha sido especialmente cercano a los gobiernos de extrema derecha en la región (Noboa fue uno de los pocos asistentes de América Latina a la toma de presidencia de Trump).
En tercer lugar, la elección se da en un contexto de enfrentamiento de Ecuador con los diferentes gobiernos de la región. No olvidemos que Ecuador llevó a cabo violaciones del Derecho Internacional Público contra la diplomacia de México. El 5 de abril de 2024, las autoridades ecuatorianas irrumpieron de manera violenta en la embajada de México en Quito y detuvieron de manera injustificada a Jorge Glas, exvicepresidente de la República de Ecuador, que se mantenía en calidad de asilado. Las decisiones de Ecuador representaron una violación al artículo 22 y 29 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, además de representar una violación al principio de no intervención estipulado en la Carta de las Naciones Unidas. Además, el 4 de febrero de 2025, Noboa impuso un arancel del 27% a las importaciones mexicanas, presionando la firma de un acuerdo de libre comercio entre ambas naciones y señalando que el intercambio comercial no petrolero representaba un abuso para la economía ecuatoriana.
La victoria de la candidata de la izquierda, Luisa González, solo será posible si el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik decide apoyar un frente unido de izquierda. Los votos de los pueblos originarios ecuatorianos decidirán el rumbo político de los próximos cuatro años en Ecuador. Es fundamental que en estos días entre la primera y segunda vuelta electoral, González logre negociar con el movimiento de pueblos originarios de Ecuador, especialmente con Leónidas Iza; de lo contrario, se auguran cinco años de reforzamiento de políticas neoliberales en el país suramericano, acompañado de políticas altamente represivas para los ecuatorianos. Solamente una política de alianza entre los diferentes sectores de la izquierda podría asegurar un cambio de rumbo en el actual contexto ecuatoriano.
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