Por Félix Cortés Camarillo
Si mi memoria es frágil, ruego que su juicio sea generoso.
Hace muchos años, y los tiempos de nosotros los chilangos suelen dividirse a partir de los temblores, un inteligente periodista toluqueño que se llama Guillermo Ochoa hacía un popular programa en la television matutina de México.
No sé cómo (ir al la línea uno), en alguna de sus parrandas que no compartí, Memo llegó a una modesta fonda de la Colonia Guerrero que regenteaba Francisca Viveros Barriales, quien además cantaba. El olfato reporteril de Guillermo detectó un talento y llevó a su programa a la tal Paquita la del Barrio y la lanzó al estrellato.
Paquita la del Barrio murió ayer por la mañana.
Yo no sé si el alfabeto musical del menosprecio a nuestras mujeres comienza con Alicia Villarreal y su divorcio cantado de “te quedó grande la yegua, o a mi me faltó jinete” o tiene otras instancias como las de Shakira y sus intereses cobrados. Lo cierto es que en este comercio de los cuerpos en que hemos convertido el amor, el agravio es un arma inevitable. Desde luego, José Alfredo nos instruyó en la materia. Me sentí superior a cualquiera.
El descubrimiento de Ochoa/Paquita se llama Rata de dos Patas. Te estoy hablando a tí, inútil. De ahí en adelante se develó el rencor oculto, la rabia guardada de nuestras mujeres. Ahí sigue, Ahí siguen. Son nuestras mujeres, madres e hijas. Y no las hemos tratado como se debe. Seguimos siendo ratas de dos patas.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Cuídense mucho políticos de Nuevo León, incluyendo al mentiroso gobernador: mañana doña Claudia no viene en son de paz ni a celebrar en Cerralvo a los militares. Si muchos pensábamos, me incluyo, que doña Claudia no daba manotazos en el escritorio, estábamos pendejos: ya les mandó decir a Paco Cienfuegos y al gobernador que se pongan en orden, aprueben el presupuesto estatal y nombren fiscal. Porque doña Claudia va por Nuevo León.
Si me piden mi oponión, yo espero que la señora Sheinbaum se esté equivocando. No queremos más de lo mismo.