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Piedad Bonnett presenta su nueva novela: ‘La mujer incierta’

La escritora, poeta y dramaturga Piedad Bonnett (Colombia, 1951), ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2024, charló en exclusiva con MILENIO sobre su nueva novela: La mujer incierta (Alfaguara), en la que la protagonista pudo haberse autodestruido, sin embargo encontró el camino de la literatura; publica MILENIO.

¿Qué es La mujer incierta?

No es una autobiografía porque no tengo la pretensión de hacer una que abarque toda mi vida. Es un proyecto que comencé a instancias de la pandemia, pero lo escribí mucho tiempo después. Nació como un libro que reflexiona sobre la relación con mi cuerpo, la ansiedad y la enfermedad; pero claro, se fue rápidamente abriendo a otras cosas y terminó siendo un libro sobre las elecciones que hacemos en la vida.

¿Relata su lucha?

Es una reflexión sobre la libertad y los condicionamientos, la educación que recibí, la generación a la que pertenezco, las cosas con las que tuve que romper, pero también sobre las que no pude romper. Una reflexión sobre el hecho de ser una mujer nacida en los 50 y que en los 70 tuvo que vivir una ruptura de los cánones y una posibilidad de superar un montón de condicionamientos, y finalmente desembocar en cómo la escritura y la lectura fueron las cosas que encontré para centrarme.

¿De dónde parte este libro?

El libro es testimonio de algunas cosas, pero no es una arenga feminista; al contrario, es un libro escrito desde mi vulnerabilidad, no desde mi combatividad, sino desde mis propias incertidumbres y fragilidades. Es sobre la mujer, la muerte, es un poquito la historia de alguien que se siente en contravía del mundo y que podría haberse autodestruido, pero que encuentra el camino de la literatura.

¿Qué momentos revela?

Ahora que he hecho un balance, diría que un internado a los 13 años, una somatización que me llevó a una clínica a los 16 con una úlcera duodenal, o sea, una fragilidad de un cuerpo que responde de esa manera a la angustia o al estrés; un matrimonio y una maternidad muy tempranas cuando yo tenía 20 años, en la mitad de una carrera, y mi tránsito por la universidad, que duró 32 años, y que fue una época de mucha plenitud, pero que le quitó mucho espacio a la escritura porque, claro, yo era una persona muy dedicada a la docencia.

En el libro dice que comenzó a publicar a los 39 años. ¿Fue complicado?

Era una cosa muy angustiante, porque yo desde los 15 años decidí que iba a ser escritora y las circunstancias no me lo propiciaban. Pero sobre todo el enemigo estaba dentro de mí, que descreía. De hecho, en un momento empecé a descreer de mi propio talento entonces fue difícil. Tuve un matrimonio y maternidad muy tempranas y al ingresar al mundo laboral el tiempo se restringe al mínimo y no lo lograba. Veo el libro como un testimonio de una lucha.

¿Le costó trabajo revelar estas vivencias?

Sí y no, porque tengo una gran capacidad de enfrentarme con la verdad. De hecho, ya había hecho un enfrentamiento parecido en el libro Lo que no tiene nombre a raíz del suicidio de mi hijo, que no es fácil hablar de una esquizofrenia de un chico que tiene un vínculo con el ADN. En ese sentido, digamos, no fue difícil por mi propia manera de estar en el mundo, a la que no se le dificulta la confesión descarnada, pero también yo no quería que fuera un libro impúdico ni un libro que revelara toda mi intimidad porque no se trataba de eso. Entonces, qué decir y qué no decir fueron decisiones que tuve que estar tomando todo el tiempo y, además, penetrar de pronto momentos de mi propia vida que fueron un poquito angustiosos y tristes.

¿Los lectores se han identificado con su novela?

Tú nunca sabes cómo un libro tuyo va a tocar a la gente, pero la reacción fue tan inmediata y tan masiva como fue de alguna manera en Lo que no tiene nombre. Estoy teniendo públicos inmensos de gente que se siente muy tocada por La mujer incierta y ahí es cuando se te revela que diste en el punto. Y me alegra ser vocera de unos sentires que no solo son femeninos, como la gente podría imaginar; muchos hombres que me han dicho que han tenido circunstancias semejantes y, como a los hombres les cuesta hablar de las vulnerabilidades, esto puede ayudar a abrir espacios para que se expresen más libremente.

Portada del libro (Especial / MILENIO)

En La mujer incierta se lee: “La que aquí habla, pues, es una mujer de una generación, que aspira a iluminar, desde la singularidad de sus vivencias, cómo nos determinan el origen, la política, la educación, la religión, el género, el momento. Y que se pregunta por el papel de la libertad, el azar y el destino en cualquier vida”.

¿Qué la impulsó para superar los momentos duros?

Transitar todas esas cosas que me pasaron sin una pasión como fue la escritura, la que me sostuvo, me habría podido derrotar. Entonces, no es una historia heroica para nada; creo que es la historia de muchos, y sobre todo muchas, porque los hombres conquistan esos espacios más rápido y como más legítimamente.

¿Cree que las cosas han cambiado para las escritoras?

Creo que sí, hay como un estímulo de las unas con las otras: ‘si ella pudo, yo también puedo’, pero sigo encontrándome en mis viajes con muchas mujeres que me confiesan que han querido ser escritoras, que tienen miedos y sobre todo que el tiempo no les alcanza.

¿Cuándo la veremos en México?

Voy a ir a La Feria Internacional del Libro de Coyoacán, leeré poesía y presentaré la novela. Creo que me van a dar un premio o algo así, pero no puedo hablar mucho del tema (risas).

Imagen portada: Vicente Gutiérrez / MILENIO

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

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