Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Por Félix Cortés Camarillo

Por desusada e imprevisible, la pública confesión de Donald Trump sobre la señora Presidente de México es típicamente suya. El Presidente de los Estados Unidos es la última persona capaz de confesar públicamente que él lo sabe todo y no tiene que aprender de nadie, y que sin embargo la conversación telefónica que tuvo con la señora Sheinbaum le dejó
impresionado.

A grado tal que la calificó como una mujer “maravillosa” que le introdujo en su pensamiento la insospechada realidad de que México no es un país de consumidores de drogas como lo es el país de Trump. No solamente eso; la señora Sheinbaum le descubrió cómo debe usarse los medios de comunicación electrónica -la tele, vamos- para hacer campañas de convencimiento entre los jóvenes a fin de que ellos y ellas entiendan el peligro de la drogadicción y la rechacen, por
el mero peso de los valores éticos que la familia les ha inculcado.

Valores familiares que, Claudia y Donald saben, como todos sabemos, existen a ambos lados del Río Bravo. O ¿debo escribir Rio Grande?

El aparato de propaganda del gobierno de México se encargó de que las declaraciones sobre la wonderful Mexican se reprodujeran en todos los medios como una victoria sobre el perverso e ignorante gringo viejo.

Si hubiere un compendio de los sabios conceptos que tal vez desde Aristóteles hasta Kissinger se han escrito para orientar en el arte de la política a todos sus protagonistas, encontraríamos un tema recurrente: todo príncipe, diría Maquiavelo, cuando su fuerza mengua dentro de su feudo, requiere de un enemigo externo. En cuanto más agresivo, voraz y vulgar, su actuar se reflejará en la unidad interna. No se vale el golpeteo desde fuera, en una versión politizada del dicho de la mujer golpeada cuando un extraño quiso defenderla: “¿usted qué se mete? me pega porque es mi viejo”.

Ya los de mi generación no lo recuerdan, pero el secreto del éxito de Fidel Castro y su revolución reside precisamente en la torpe intención del gobierno norteamericano por hacerlo fracasar durante más de medio siglo. En esa política prolongada se inscribe el bloqueo económico, la invasión de Bahía de Cochinos o la permanente hostilidad hacia los Castro, que ahora retoma Trump. En esa tesitura, un Trump antiinmigrante, pro-arancelario, racista y antimexicano, resultó factor importante en la unidad de los mexicanos y mexicanas en torno a su mujer Presidente. No obstante, tal vez lo peor a un virulento enemigo externo, sea un melifluo defensor que surja de improviso. O una víctima ingenua que caiga en la trampa.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Desde el doctor Simi en sus spots publicitarios para buscar de nuevo el Premio Nobel de la Paz, hasta la señora Presidente frente a la amenaza de los marines para mandar sus drones a matar sin riesgo a los capos del narco, la palabra favorita de los mexicanos es unidad. Sería recomendable que la señora Presidente comience por poner orden en su movimiento político, cuyo jefe evidente es hijo de Lopitos repartiendo credenciales de afiliación a quien se forme en la fila. Morena nunca ha sido una entidad monolítica, unida. Siempre fue un clan siguiendo a un iluminado. Lo deben estar extrañando los Monreal, Adan Augusto, Rocío Nahle y una lista larga. Que alguien ponga orden, se escucha decir.

‎felixcortescama@gmail.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

Etiquetas:

Compartir:

Autor: lostubos
Ver Más