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‘Los Chapitos’ pierden a 7 de 10 “caudillos” tras seis meses de guerra

La “guerra en Sinaloa” cumple medio año este 9 de marzo y Los Chapitos están más débiles que nunca, pues han perdido a la mayoría de los caudillos con los que iniciaron la misión de aniquilar a La Mayiza, tras el embate que enfrentaron porque uno de los suyos, Joaquín junior, llevó a El Mayo Zambada contra su voluntad a Estados Unidos, donde permanece preso y en espera de un juicio que podría llevarlo a la inyección letal; publica MILENIO.

DOMINGA, la revista digital de MILENIO, dio a conocer en octubre pasado una lista elaborada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) que detalló a los 10 personajes más poderosos con los que contaban los hijos del Chapo Guzmán para librar sus batallas más importantes.

Esa decena estaba integrada por altos mandos criminales con tareas variadas, como ser jefes de seguridad, líderes de sicarios, lavadores de dinero, inversores de criptomonedas, traficantes de armas o supuestos negociadores con el gobierno estatal que encabeza el gobernador morenista Rubén Rocha Moya.

Pero medio año después del 9 de septiembre –cuando inició la llamada “guerra en Sinaloa”– esos 10 cabecillas originales se han reducido a tres. Cuatro están fuera del primer círculo de Los Chapitos por acciones directas de la estrategia que encabeza el secretario Omar García Harfuch y otros tres han sido asesinados por rivales, disminuidos por enemigos o están distraídos en sus propias batallas; reporta MILENIO.

Apenas tres siguen libres y operando, aunque fuentes del gobierno federal aseguraron a este diario que ya no lo hacen con la misma intensidad debido al asedio infligido por el gobierno de México, el de Estados Unidos y sus enemigos.

Los Chapitos están en crisis, la mayor que han sufrido desde que su padre El Chapo fue extraditado hacia Estados Unidos. Jamás habían estado tan cerca de la extinción”, cuenta a MILENIO un militar destacado en Sinaloa que integra la Estrategia Nacional de Seguridad.

Caen dos cerebros: el financiero y el de seguridad

El 19 de febrero pasado, Los Chapitos perdieron dos caudillos en menos de siete horas en Culiacán, Sinaloa, su bastión.

A las 17:08 horas fue detenido José Angel Cannobio Inzunza, El Güerito, y a las 23:35 del mismo miércoles cayó Kevin Alonso Gil Acosta, El 200, según el Registro Nacional de Detenciones. La simultaneidad no fue una casualidad: el operativo doble fue planeado con, al menos, tres meses de anticipación.

El arrestado de la tarde era considerado el “número 3” en la organización de Los Menores por ser el máximo administrador de los recursos financieros, materiales y humanos de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo. Si Los Chapitos fueran una empresa legal, el lugar que dejó vacante Cannobio Inzunza sería el de director financiero o CFO, un puesto que a cualquier organización global le costaría meses o años volver a ocupar.

Mientras que el capturado de la noche, El 200, estaba ubicado como el jefe de seguridad de los dos hijos en libertad del Chapo Guzmán. Además de ser líder de guardaespaldas, Gil Acosta era conocedor de las direcciones de las casas de seguridad, el que guardaba los planos de los pasadizos secretos y el que poseía las llaves de los escondites. Su conocimiento de los secretos del grupo vale su peso en oro.

“Es un doble golpe estratégico: por un lado, pegas en la cabeza, en la cúpula de la organización criminal con la detención del ‘Güero’ y, por otro, pegas en los pies, en la base social de los sicarios que ven cómo sus jefes, uno a uno, van cayendo cada vez más rápido”, cuenta el militar consultado para este texto.

A salto de mata en Culiacán

Otros dos caudillos perdieron poder casi inmediatamente al inicio de la “guerra”: Jorge Humberto Figueroa, La Perris o El 27, entregó el cargo de jefe de seguridad de la organización debido a que policías de investigación y militares estuvieron muy cerca de aprehenderlo el 21 de septiembre del 2024, cuando escapó de un operativo por el drenaje de Culiacán.

Desde entonces, sus principales subordinados como El Wero BrayanEl SaavedraEl Dorantes y El Cañas han sido arrestados y él, defenestrado, huyó de las zonas urbanas de la capital sinaloense. Su puesto fue ocupado por Juan Luis Castro, El Gavilán, quien fue asesinado el 6 de enero tras un enfrentamiento contra La Mayiza.

“El otro [caudillo] que ha perdido poder es [Óscar Noé Medina] El Panu –también encargado de seguridad–, por las detenciones de alto nivel en su círculo inmediato, como su brazo derecho, El Piyi (arrestado el 19 de septiembre).

“Ya no le quedan muchos aliados, hay una recompensa por él en Estados Unidos por cuatro millones de dólares y en México es un ‘extraditable’. Los Chapitos le han restado tareas relevantes, porque ya lo ven como un futuro detenido”, asegura la fuente militar.

Golpes donde más duele

El 2 de febrero pasado, un caudillo fue asesinado: Mario Alberto Jiménez Castro, El Kastor, uno de los principales operadores financieros de Los Chapitos y quien fondeaba la “guerra” mediante la compra y venta de criptomonedas y tráfico de fentanilo.

El hombre por quien Estados Unidos ofrecía un millón de dólares en recompensa fue asesinado por un tirador misterioso quien lo cazó en Calimaya, Estado de México, donde se escondía de La Mayiza. 

Tres meses antes de su asesinato, el cadáver de su cuñado Jesús Miguel Vibanco, El Jasper, fue hallado en Culiacán en medio de rumores de que ambos lavaban dinero con las ganancias de influencer, cuyas “carreras” ellos mismos habían inflado para hacerse de recursos a través de las redes sociales.

Cuatro días más tarde del asesinato de El Kastor, una casa en la colonia Villas del Real, en Culiacán, ardió con la potencia de tres bombas molotov aventadas por un comando que, además, rafagueó el portón. La vivienda pertenecía al caudillo Samuel León Alvarado, El León, quien también vale un millón de dólares para la agencia antidrogas DEA y quien es acusado de ser un traficante de toneladas de fentanilo.

La residencia estaba vacía porque El León ya no se ubica en Culiacán, de acuerdo con los más recientes informes de inteligencia del gobierno. El acoso simultáneo del gobierno mexicano y de sus enemigos lo ha forzado a tomar distancia física y comunicacional con la facción a la que juró cuidar con su base social.

Finalmente, está el único caudillo extranjero, Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, el colombiano Chiquito Malo, líder del Clan del Golfo, quien estaría distraído de la ayuda a sus socios mexicanos debido a que también está cuidándose de no ser aprehendido o abatido: el 3 de febrero pasado sobrevivió de milagro a un operativo castrense en su contra que se reforzó con cuatro helicópteros artillados, un avión de reconocimiento, dos cazabombarderos, comandos especializados en contrainsurgencia y francotiradores.

Chiquito Malo estaría herido y escondido, atendiendo sus propias alianzas y traiciones, desconcentrado del conflicto en Sinaloa.

Quedan caudillos pero… ¿serán suficientes?

Tres cabecillas originales siguen en pie de lucha: Pedrito Loaiza, hijo de don Pedro Loaiza, cuya principal fortaleza es el financiamiento a Los Chapitos; Juan Pablo Lozano, El Camarón, quien también tiene una recompensa de un millón de dólares que pende sobre su cabeza por su habilidad para traficar drogas y armas hacia Sinaloa; y Liborio Núnez Aguirre, El Karateca , otro que vale un millón de dólares, cuyas fortalezas está en sus abultada cartera para prestar a Los Menores muchas propiedades en México que sirven como escondites, casas de seguridad, bodegas o señuelos.

“Estamos hablando de tres personajes cuya importancia está en el dinero, que es muy importante en una guerra, pero no lo es todo. En terreno, a ras de tierra, Los Chapitos se están quedando sin operadores. Y están perdiendo gente de mucha confianza más rápido de lo que los están reemplazando”, afirma el militar que lleva ya medio año en Sinaloa.

Otras detenciones de personajes importantes para la estructura criminal de los hijos del Chapo Guzmán –pero que no son considerados caudillos– son El Jando, piloto de Iván Archivaldo y señalado como el cómplice que urdió el plan de vuelo junto a Joaquín Guzmán López para sacar al Mayo Zambada de México y que aterrizara en Nuevo México.

También están Rogelio Reynoso, alias El Gato, encargado de la fabricación de bombas y manejo de drones explosivos; Horacio Félix Loaiza, El H, responsable de la nómina de los sicarios de esta facción del Cártel del Pacífico; Juan Manuel Bernal Hernández, El Drácula, jefe de pistoleros, y Hernán Domingo Ojeda, El Mero Mero, tío de Ovidio Guzmán, más algunos otros.

“Hay optimismo entre las autoridades, eso te lo garantizo. Va medio año y es claro que ellos (Los Chapitos) están yéndose hacia atrás y nosotros hacia adelante”, cuenta el militar que ha participado en, al menos, seis detenciones de alto nivel. “Si la estrategia sigue así, ya no les quedarán caudillos. O a los caudillos les faltarán sus jefes”.

Imagen portada: Especial / MILENIO

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

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