Por Félix Cortés Camarillo
Hay muchos factores que hacen muy agradable, para los mexicanos, la vida en España. Además del ambiente alegre y festivo, el idioma y las costumbres cercanas, la gastronomía y otras mayores ofertas culturales, existe la receptividad cálida hacia los extranjeros.
Desde luego, los extranjeros que tienen dinero.
Como en toda Europa, la creciente xenofobia hacia los inmigrantes jodidos existe en España. Las muchachas dominicanas, de Cuba o Venezuela son muy útiles a la hora de hacer el aseo en la casa, cuidar a los peques o dar servicio sexual. Pero ese es sólo un cajón migratorio; hay otro.Para nadie es un secreto que dos, o tres, expresidentes de México viven un sabroso exilio por el rumbo de Majadahonda, en donde las casas cuestan millones de euros, los valen y han sido adquiridas en efectivo, a un solo pago.
No solamente los políticos disfrutan de este privilegio, hay también empresarios y sibaritas con parné: el asunto es que, gracias a una política mañosa del gobierno español, al adquirir semejantes propiedades, los mexicanos -o saudíes, rusos o cataríes, lo que sea- se convierten en “inversionistas en bienes raíces” , y por lo tanto, merecedores inmediatos de una que se llama “visa dorada”. Una especie de permiso de residencia permanente en la península ibérica.
El presidente Donald Trump, quien presume de saberlo todo y no aprender de nadie, ha lanzado un “copy and paste” del programa español para atraer inversión extranjera.Le ha bautizado ya como la tarjeta dorada Trump. Se trata de una Green Card, la tarjeta verde que tienen los extranjeros residentes en los Estados Unidos. Nada más que mejorada.
Y más cara. Dentro de dos semanas según dijo Howard Lutnick, secretario de Comercio que acompañó a su presidente en el anuncio ante la prensa el martes, todo el que tenga cinco millones de dólares y quiera, puede comprar la tarjeta dorada. Sin condiciones de buena conducta, responsabilidad fiscal e historial cívico. Tendrá los mismos derechos de los que tienen tarjeta verde, la residencia permanente y el camino a la ciudadanía de los Estados Unidos.
¿Quién dijo que Trump se oponía a los migrantes? Él comentó: “esto atraerá a mucha gente a nuestro país, que será rica, y que han tenido mucho éxito, y que gastarán mucho dinero, pagarán muchos impuestos, y darán trabajo a muchas personas. Creemos que será un gran éxito” Le faltó decir que no serán como los mugrosos delincuentes que México le manda.
No se necesitan comentarios.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): No hubo sorpresa alguna cuando la coalición en el poder en el Congreso mexicano le metió reversa a la propuesta de su Presidente Claudia para acabar con la reelección a puestos del poder y cancelar, al menos parcialmente, el nepotismo. Los Adanes Augustos, los Salgados Macedonios, los zacatecanos dueños de la gubernatura de su estado, no podían estar de acuerdo. Al menos, en el transitorio, mandaron ejecutar esa nueva disposición hasta el 2030, tres años más tarde.
No hubo sorpresa alguna: el movimiento de Morena tiene escurrimientos por todos lados. Al menos por cada uno de los agujeros que las tribus que lo integran están royendo.
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